LUIS SILVA NOLE @Lucho_SilvaRedactor de Sociedad
Desde la Panamericana Sur, a través de una reja impenetrable, solo pueden verse unas macetas con frondosas plantas en la entrada de la Calle 7 de la urbanización Monterrico Norte, en San Borja.
Para los vecinos, dicha calle es una vía cerrada de por vida. Incluso las macetas que los residentes han colocado al pie de la reja marcan el inicio de una cochera inmensa. Propietarios y visitantes parquean sus vehículos en la calzada: aprovechan que ninguna rueda gira por ahí.
Calle 7 es un ejemplo de los varios casos de vías cerradas con rejas que El Comercio detectó ayer en un recorrido realizado por San Borja, Surco y La Molina. ¿Por qué son instaladas? Según los vecinos, el argumento es el de siempre: la inseguridad, el alto índice delictivo y la falta de capacidad de las autoridades y de la policía para contrarrestarlo.
En los casos referidos brilla por su ausencia el personal de seguridad que, según manda una norma del concejo de Lima, debe abrir las rejas en caso de emergencia o ante la llegada de un conductor que simplemente desee pasar.
“La reja de la calle 7 fue puesta ahí en los años 90 por los vecinos, con la venia de la gestión municipal de entonces, para evitar accidentes, debido a lo peligrosa que es esa esquina”, dice Nancy Ninapaitán, gerenta de Desarrollo Urbano del Concejo de San Borja.
“Con el tiempo, la razón principal para mantener la reja, que cuenta con el visto bueno de esta gestión, es garantizar la seguridad de la zona”, dice la funcionaria.
¿Y EL LIBRE TRÁNSITO?En Surco, un policía que custodia la entrada de un colegio describe lo que tiene en frente: “¿Y si hay un incendio, por dónde entrarán los bomberos? Esa reja sirve, al menos desde hace dos años, solo para crear un espacio de cochera”.
El agente se refiere a la reja sin vigilante y cerrada con candado ubicada en la calle Santo Domingo, en la esquina con el jirón Tambo Real, en la urbanización Los Huertos de San Antonio, en Surco.
Una larga fila de vehículos estacionados en la pista de esa calle le da la razón. El vecino José Ortecho Jáuregui lo apoya: “Hay vecinos que no entienden lo que es el libre tránsito consagrado por la Constitución”.
Similar panorama se ve en la intersección de Los Amarillis y Alonso de Molina, también en Surco. Y en La Molina, en las esquinas de Los Forestales con La Fontana; y Biarritz con Los Ingenieros, en Santa Patricia.
Ninapaitán, de San Borja, dice que para autorizar rejas su concejo comprueba, como manda Lima, que estas no afecten la accesibilidad a la zona.
Roberto Gómez, alcalde de Surco, se declara a favor de las rejas. “No voy a multar a mis vecinos por protegerse en el contexto de inseguridad que vive Lima. Hacemos campañas de orientación para un mejor uso de las rejas”, concluye Gómez.
LABOR MUNICIPALPara Adrián Revilla, presidente de la Asociación Cruzada Vial, las rejas que cierran calles no deberían existir. “Se entiende su colocación por seguridad. Corresponde a los concejos fiscalizar su uso”, refiere. En la comisaría de Monterrico se han registrado 25 denuncias por robo a casas en lo que va del año. La Ordenanza 620 de Lima dice que solo juntas vecinales o de propietarios reconocidas por las comunas pueden solicitar permiso municipal para instalar rejas.