Poco antes de las 7 a.m., mientras su mamá espesa el chocolate y corta rodajas de queso para soasarlas en la sartén, Brian Castro (6) se pone su ‘ch’iwqu’ [sombrero] y sale al huerto con los ‘shuki’ [zapatos] bien lustrados. Como todos los niños de Tupe, distrito de la provincia de Yauyos, él no toma desayuno si antes no alimentó a los animales.
Media hora después, las empedradas calles del pueblo reciben al niño con una fina garúa, una densa neblina que apenas le deja verse los pies y el frío penetrante de una puna, donde casi nunca se pasa de los 8 °C. Pero ni bien Brian pone un pie en la vereda, todo alrededor parece calentarse por la buena onda que irradia y la singular melodía de sus palabras en jaqaru, la lengua materna de sus padres y sus abuelos. ‘Amruchatxi’ [¿Cómo está usted?]. ‘Amruchatxi’, repite contento a todo el que se cruza en su camino a la escuela. “Bien, ‘jilatxi’ [Gracias]. ‘Amruchatxi’, le contestan.
El jaqaru es una de las 47 lenguas nativas del Perú. Nieves Payano, lingüista natural de Tupe e intérprete oficial jaqaru, explica que su lengua desciende de los waris y que se hablaría en esta parte del valle yauyino (240 km al sureste de Lima) desde el año 750 d.C.
“En el territorio indígena jaqaru siempre hemos estado orgullosos de lo que somos. Pero ahora el mérito ha crecido porque es como si nos vieran mejor, como si finalmente estuviéramos en el mapa. Valorados. Escuchados”, afirma Nieves.
Para Carlos Fernández de Córdova, gerente de Registros Civiles del Reniec (Registro Nacional de Identificación y Estado Civil), la sensación de la que habla la especialista tiene mucho que ver con el inicio de operaciones del primer registro civil bilingüe de Tupe.
Esta oficina, inaugurada en agosto del 2014 y la única en el país que expide certificados en un idioma adicional al castellano, ha permitido que casi 50 bebes y 490 adultos de Tupe cuenten con un documento que los identifique, impreso en su idioma natal.
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