El domingo una avioneta ultraligera modelo Piper Cub J-3 se estrelló a la altura del kilómetro 51 de la Panamericana Sur, en el distrito de Santa María. Los tripulantes, el piloto Abel del Águila Trigoso (42) y el copiloto Eduardo Zehnder (60), sobrevivieron al incidente pese a las múltiples fracturas que sufrieron.
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De acuerdo con el parte policial de la comisaría del distrito, la avioneta no contaba con número de matrícula ni autorización para volar. Esta partió del aeroclub de Santa María del Mar; sin embargo, representantes de esa institución señalaron que esta aeronave no pertenece al club. Asimismo, aclararon que las naves de sus establecimientos son para fines deportivos; por lo que no necesitan de dichos documentos para operar. Además, insistieron en que la responsabilidad del incidente recae en los dueños de la nave.
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LA PARADOJA DE LA REGULACIÓNEl reglamento de aviones ultraligeros se inscribe dentro de la Regulación Aeronáutica del Perú (RAP 103). Establece que los aeroclubes son responsables de la aeronavegabilidad de los ultraligeros experimentales (fabricación propia o para uso deportivo) de su organización. “De estar seguros que la aeronave es un Piper J-3 Cub, entonces cuenta con un Certificado tipo “Type Certificate” emitido por el Estado de Diseño , que es USA a través de su auotoridad en materia de aviación, ”Federal Aviation Authority“ (FAA), posterior a ello se inscribe en Perú se otorga el Certificado de Matrícula y la DGAC- Perú, debería emitir un certificado de aeronavegabilidad, que tiene una vigencia de 2 años en Perú y estaría sujeto a todas las fiscalizaciones exigidas por normas locales e internacionales en materia de aviación, lo que reduce el riesgo de accidentes notablemente”, señaló Paul Olivares, experto en aeronáutica civil.“La legislación en materia de ultraligeros es bastante flexible, lo cual no sería algo negativo si la fiscalización se cumpliera”, señaló Fernando Lévano, presidente del Aeroclub del Perú. “Somos los últimos en la promoción de la aviación civil en el continente y ello es por el poco apoyo que hay; sin los recursos necesarios no es sorpresa que existan falencias para supervisar”, dijo Lévano. Expertos en aeronáutica civil coinciden en que la actividad necesita, por un lado, más fiscalización de unidades y usuarios, y, por otro, mayor apoyo institucional para reducir las posibilidades de negligencia y fomentar adecuadamente su desarrollo.