Pamela Sotomayor tenía 4 años cuando conoció al papa Juan Pablo II. Ella con su madre y sus hermanos llegaron hasta la Nunciatura Apostólica en Jesús María y tuvieron la oportunidad de intercambiar algunas palabras con el entonces pontífice. Todo eso fue posible ya que su padre, el coronel (r) Walter Sotomayor, fue uno de los que brindaron seguridad a Karol Wojtyla durante su primera visita al Perú en 1985. Esta vez, 33 años más tarde, Pamela tendrá la dicha de compartir su arte con el papa Francisco. Después de varios meses de espera, ella y otros 17 jóvenes y adultos con síndrome de Down del elenco de la Escuela Nacional Especial de Arte (ENEA) bailarán huaino y marinera norteña en el frontis de la Nunciatura Apostólica en Jesús María.
“Espero poder abrazarlo. Cuando lo vea, eso será lo primero que haga”, dice Pamela. Francisco verá a los artistas desde su balcón. “Nosotros tenemos un obsequio para él, esperamos poder entregárselo en sus propias manos”, nos explica Mercedes Villalobos, directora de la ENEA.
La presentación se realizará hoy por la noche, cuando el pontífice regrese de su visita a Trujillo. Seis minutos será el tiempo que los artistas tendrán para deslumbrar a Francisco, y según indica Mercedes, este será el primer encuentro cercano que tenga el Papa con jóvenes y adultos con habilidades diferentes en el Perú.
Serán dos grupos. En uno, diez de ellos bailarán el huaino “Valicha”, y los otros ocho harán lo propio con la marinera norteña. Asimismo, 13 jóvenes con discapacidad intelectual y autismo le pondrán el toque musical al encuentro.
“Fue algo inesperado, movimos cielo y tierra para que esto sucediera. Para nosotros, es importante que Francisco vea que ellos están empoderados y pueden superar cualquier obstáculo a través del arte”, agrega Mercedes.
Todos los jóvenes y adultos que integran el elenco llevan más de cinco años bailando y desarrollando diversas actividades como gimnasia, música y pintura. “Somos padres a tiempo completo”, dice Victoria de Cabrejo, mientras observa con entusiasmo los giros y movimientos de su hija.
Fanny tiene 38 años y desde hace un poco más de diez baila marinera. Aunque el camino ha sido difícil, lo que más resalta Victoria es la fortaleza y perseverancia de la mayor de sus tres hijos. Fanny ha sido campeona de gimnasia rítmica en el 2007 y el 2015. Ella también tiene reconocimientos por bailar marinera y ha enseñado la danza en la Oficina Municipal de Atención a la Persona con Discapacidad (Omaped) de San Miguel.
—Un claro objetivo—Tanto Mercedes como las madres y los integrantes del elenco buscan visibilizar a las personas con discapacidad. Todos ellos desean que Francisco lleve un mensaje alentador para los jóvenes con síndrome de Down, autismo o retraso mental.
“Tenemos que demostrar que la persona con discapacidad no está incapacitada. A veces tiene que trabajar con un poco más de ahínco, pero siempre obtiene la satisfacción de lograr muchas más cosas”, dice Nora Castañeda, madre de uno de los integrantes del elenco. La igualdad, el respeto a los derechos fundamentales de las personas con discapacidad y el acceso a programas educativos y culturales por parte del Estado son los tres ejes del mensaje que se quiere hacer llegar al Papa.
“Me siento muy honrada de poder demostrar a Francisco mi talento. Con mucha dedicación hemos ensayado por más de un mes. Estamos listos para conocerlo”, explica Jocelyn mientras termina de alistarse para uno de los últimos ensayos. LEE TAMBIÉN...
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