El último sábado, el alcalde de La Victoria, George Forsyth, junto con arquitectos y autoridades municipales, derrumbaron los muros que rodeaban el monumento del inca Manco Cápac, ubicado en el centro de la plaza del mismo nombre.Durante seis años, el muro bloqueó parte de la vista al monumento que fue donado por la colonia japonesa en 1921, con motivo del centenario de la Independencia del Perú. La imagen del primer inca estuvo emplazada primero en el cruce de las avenidas Grau y Abancay, pero en 1933 fue trasladada al centro de la Plaza de la Victoria.
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En el 2013, en un intento por acabar con la imagen de una plaza rodeada de prostitución y delincuencia, el entonces alcalde Alberto Sánchez Aizcorbe presentó el museo construido alrededor de la estatua donde se expondría la historia del Imperio Incaico. El proyecto de recuperación (que incluía un parque temático inca) había sido iniciado dos años antes con un presupuesto de S/6,3 millones, financiado por el Gobierno Central y la comuna distrital. Sin embargo, nunca fue entregado por completo.
Para el 2014, El Comercio reportó el retraso en la entrega de obras y cobros irregulares por parte de algunos serenos para ingresar al museo, donde había instaladas algunas estatuas de incas. En ese momento, George Forsyth era alcalde interino del distrito.
La plaza fue inaugurada el 5 de abril de 1926 en el cuadrante comprendido entre lo que hoy son las avenidas 28 de Julio, Bausate y Mesa, Manco Cápac e Iquitos, en La Victoria.
Las iniciativas para frenar el problema de la delincuencia y meretricio en la zona fueron muchas. Una de ellas data de 1996, cuando el entonces alcalde, Juan Olazábal, ordenó cercar con rejas el perímetro de la plaza con ocho puertas de acceso para así evitar el ingreso de personas de mal vivir. Sin embargo, poco sirvió esta iniciativa. En enero de 1999, las rejas fueron retiradas por orden del nuevo alcalde, Jorge Bonifaz Carmona. “Las rejas protegían a las meretrices, ladrones y otros sujetos de mal vivir”, dijo en aquella oportunidad. Un contingente de serenos se encargó de la seguridad en la plaza, según consta en los archivos de este Diario.
Pese a este y otros esfuerzos edilicios durante los siguientes años, nada cambió en la plaza. Para el 2002, se estimaba en 900 las prostitutas que merodeaban por el lugar. Era el prostíbulo al aire libre más grande de la ciudad. Desde el 2007 en adelante, se realizaron varias intervenciones policiales para erradicar los prostíbulos y a las meretrices.