El científico computacional y miembro de Open-Covid Perú, Ragi Burhum, consideró que “es inteligente” el nuevo enfoque por regiones que anunció hoy el Ejecutivo, a fin de afrontar la pandemia y los nuevos rebrotes por el COVID-19. Sin embargo, precisó que este será efectivo siempre y cuando se cumpla con la revisión de los indicadores elegidos cada 15 días, como ha establecido el Gobierno de Francisco Sagasti.
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–Pese a la conferencia de prensa accidentada del Ejecutivo, ¿este enfoque por regiones es el más adecuado?
Sí, aunque comunicaron en difícil algo tan simple. Primero veamos el concepto: se trata de un semáforo epidemiológico del cual yo he hablado desde el año pasado recogiendo conceptos de otros países y diversos especialistas. Para aplicarlo, se debe analizar la situación actual del territorio y elegir indicadores. Luego, se asigna un color a cada situación; la analogía utilizada es la de un semáforo: rojo, amarillo, verde, o incluso naranja. Así lo hemos aplicado en Open-Covid Perú.
–¿Qué indicadores deben usarse?
Aquellos que reflejan mejor la situación en el territorio, y que localmente se pueden medir mejor. Por ejemplo: casos activos, muertes diarias, camas UCI disponibles; o también algo normalizado por población, como casos positivos por cada 100 mil habitantes.
–¿Hay un número adecuado de indicadores?
Se pueden elegir tres o cuatro. Con base a ello se asigna una categoría de color. El objetivo es que cada categoría –o nivel de alerta, como ha establecido el Ejecutivo hoy– tenga diferentes restricciones, pero también medidas adicionales a la anterior.
–El presidente Sagasti mencionó los indicadores dentro de la metodología, ¿son los mejores para medir el rebrote o segunda ola?
Creo que esa fue la parte más clara de lo que mencionó el presidente. El Gobierno está utilizando indicadores sanitarios; como el factor Rt efectivo –que mide el crecimiento del virus en determinada zona–, la positividad a través de pruebas PCR o moleculares –lo que aplaudo porque significa que dejaron de utilizar las pruebas rápidas o serológicas para este fin–, y la tasa de mortalidad normalizada por cada 100 mil habitantes. Todos ellos son adecuados.
–El Gobierno ha informado que se evaluarán estos indicadores cada dos semanas para ver si se mantienen las medidas, o se cambian.
Se puede hacer cada semana o cada dos semanas. Lo importante es que lo hagan, porque de lo contrario no sirve de nada el uso de esos indicadores. Eso es lo que denomino “controlar el huayno”; se trata de ajustar y desajustar las restricciones con base a los números. Nosotros, como Open-Covid Perú, ya habíamos ofrecido ese análisis al Gobierno de Martín Vizcarra, en junio pasado.
–Hubo algo llamativo en la conferencia: el presidente Sagasti dijo esta tarde que estamos “al inicio de una segunda ola”, cuando ayer la ministra de Salud Pilar Mazzetti anunció que ya estábamos en una segunda ola. Son dos momentos distintos. ¿Por qué el Ejecutivo cambiaría de posición de un día a otro?
Lo de la segunda ola lo veo yo más como semántica, porque no existe una definición propia. Cada región tiene una situación distinta. Entonces, si analizamos cuándo empezó el rebrote fuerte –por llamar así a una “segunda ola”– en Piura, veremos que comenzó a inicios de diciembre del 2020; en otras regiones recién se están dando el fenómeno. Por ello es adecuado ver los indicadores por regiones, no como país.
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–Esa es la siguiente duda: según la propuesta del Ejecutivo, Lima Metropolitana tiene medidas menos restrictivas que “Lima regiones”, es decir, si uno cruza de Ancón a Huacho, se encuentra con restricciones distintas. Pero ya sabemos que el virus no se comporta así, tan territorialmente. ¿No hubiese sido mejor un enfoque distrital?
Es correcto. En Open-Covid Perú tenemos un semáforo epidemiológico a nivel distrital; aunque siempre hubo reservas de hacerlo de ese modo, o no. Creo que mientras haya una mayor “granularidad” en el territorio a analizar, las medidas son más justas. Es inteligente afrontar la pandemia por regiones, aunque lo ideal sería verlo a nivel distrital. Sin embargo, no podemos olvidar que sería muy difícil para el Gobierno implementar algo así.
–Porque es más sencillo coordinar con 25 gobernadores regionales que con 196 alcaldes provinciales o más de 1.800 alcaldes distritales...
Exacto. Es una decisión operativa del Ejecutivo. Mirarlo a nivel provincias sería mejor, en todo caso. Algunos países afrontan la pandemia, incluso, a nivel de urbanizaciones o bloques urbanos. Si estás en una urbanización con indicadores peligrosos, te quedas allí.