Diez segundos pueden parecer insignificantes hasta que uno cuenta el tiempo que le toma llegar a la puerta de su casa. Diez segundos es lo que un limeño tendrá para poder ponerse de pie, cargar a sus hijos o mascotas, y dirigirse a una zona segura antes de que las ondas sísmicas de un terremoto en el mar lleguen a nuestra costa. Este es el tiempo que nos dará el sistema de alerta temprana que el Instituto Geofísico del Perú (IGP) está terminando de instalar en las islas Hormigas de Afuera, ubicadas frente al Callao, y que estaría completo en julio del 2018 con sirenas y megáfonos del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) repartidos por toda la ciudad, según dijo el IGP a El Comercio.
¿Cómo funciona? Hormigas de Afuera son dos pequeños islotes situados a 62 kilómetros de nuestra costa. Cuando ocurra un terremoto de más de 7 grados en el mar, la onda sísmica, que viaja a unos 6 kilómetros por segundo, será detectada primero por los equipos del IGP en estas islas de forma inmediata, y estos nos enviarán la alerta entre 8 y 10 segundos antes de que llegue el movimiento a Lima.
Es mucho menos tiempo del que tienen los habitantes de Ciudad de México con su sistema de alerta temprana (50 segundos), “pero es mejor que nada”, según expertos.
José Sato, arquitecto y experto en prevención y mitigación de desastres, cree que diez segundos es un tiempo muy corto para evacuar en Lima, pero que sí es útil para ciudades como Huacho, Chimbote o Nasca, pues la onda sísmica tardará más tiempo en llegar. “En Lima no servirá de nada si es que no existe una buena capacitación vecinal. Es muy poco. Un ciudadano común espera que el movimiento sea muy fuerte para recién evacuar, y en el caso de un terremoto, en 10 segundos ya perdiste la oportunidad. Este sistema solo funcionará si va amarrado con una buena campaña sobre cómo reaccionar ante las sirenas y los megáfonos”, explica.
Julio Kuroiwa, ingeniero y especialista en sismología, coincide con José Sato, y añade que tomar medidas preventivas como revisar las estructuras de las viviendas y saber interpretar el ruido y el movimiento del suelo es lo que finalmente salvará vidas.
El IGP confía en que este sistema sí funcionará en Lima, pero cree que la tarea de educar a la población será ardua. Periodistas en Ciudad de México consultados por este Diario indican que allí el proceso de preparación tardó más de 10 años.
El IGP detalla que el sistema de alerta temprana solo será útil si el terremoto sucede detrás de las islas Hormigas de Afuera. Si el sismo ocurre entre las islas y la costa, los sistemas del IGP no tendrán cómo detectar las ondas antes de tiempo.
—Jamás bajar la guardia—Se ha hablado mucho sobre el silencio sísmico de 271 años que registra Lima, pero pocas veces se ha explicado en qué se basa este fenómeno. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, explicó a El Comercio por qué estamos en constante riesgo ante un inminente terremoto de magnitud 8 o más.
Tavera explica que la placa de Nasca, de unos 2.500 kilómetros de largo, ubicada frente a la costa del Perú, está en constante fricción con la placa continental, pero que en ocasiones aparecen grandes asperezas entre ambas (rocas o deformaciones geológicas) que la tierra busca ‘limar’.
“Cada vez que las placas hacen compresión tienen que romper las protuberancias, que son como granos de arena entre dos vidrios, que hacen que se tenga que ejercer más fuerza para que se muevan. Si las asperezas son más grandes, necesitan más fuerza y más tiempo para romperse, y una aspereza enorme evitará que las placas se movilicen.
En este caso, hay que seguir empujando hasta vencer esa resistencia. Lima está en esa etapa”, dice Tavera. El directivo del IGP añade que sus estudios de los últimos 10 años han determinado en qué zonas de la costa peruana no se han ‘limado’ estas asperezas. “Pronósticos, según tamaño de las asperezas, dicen que la zona que espera un terremoto de magnitud 8 a más es al frente de Lima, al sur de Nasca [Ica], en las costas de Moquegua y Tacna, y al norte de Chile”, dice.
José Sato considera que en el 2017 se ha desarrollado una mayor conciencia en cuanto a prevención en materia sísmica, gracias a campañas como Riesgo País de El Comercio, sumadas a lo aprendido tras los terremotos de México en setiembre pasado. Sin embargo, reitera que los municipios deben fortalecer la fiscalización para evitar la autoconstrucción y el asentamiento sobre zonas vulnerables.
Un sismo de magnitud 5 libera energía de una bomba atómica semejante a la que estalló en Hiroshima. Uno de grado 6 equivale a 30 bombas, uno de 7 corresponde a 900 bombas y uno de 8 a 27.000. Un sismo de magnitud 9 liberará energía de 810.000 bombas atómicas. ¿Qué hará usted en esos 10 segundos? LEE TAMBIÉN...
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