FERNANDO GONZÁLEZ-OLAECHEA T. / @fernando_got
Dina Felipe usa unos zapatos de vestir con unos pequeños tacos. Poca ayuda son para subir estas escaleras echas de piedra y tierra que la llevan a casa. Sobre su hombro descansa su hijo Gianfranco. La llovizna ha convertido la subida en una trampa de lodo. Felipa sortea los tropiezos por la ausencia de una mejor escalera o de una baranda con la ligereza que le ha dado la costumbre. En Ticlio Chico, en Villa María del Triunfo (VMT), la llovizna y el frío son lo usual. La carencia también.
Ticlio Chico más que un lugar parece ser una característica. Frío, altura, llovizna, falta de servicios básicos. Está formado por 18 asentamientos humanos, entre los que se cuenta a Ciudad Gosen. Según los propios vecinos, el único que recibe con cierta periocidad visitas de campañas médicas o donaciones de ropa por el frío.
“Acá se respira agua, jóven”, dice Maribel Villegas. Y la oración se aleja de la metáfora al comprobar que, según el Senamhi, la humedad en el aire puede llegar al 100% en este sector en el invierno. Según Felix Uvas, meteorólogo del Senamhi, las condiciones que hacen que Ticlio Chico sea tan frío es que es un punto elevado de la ciudad que además está muy cerca al mar. A pesar de que el agua parece estar en todos lados, la mayoría de los vecinos de este lugar no tienen acceso a agua ni desagüe.
Su explicación no es necesaria para comprobarlo. La ropa tendida puede tomar hasta dos semanas en secarse, por lo que la gente la cuelga dentro de su casa, causando que la sensación de humedad sea aun mayor.
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Maribel es vecina del asentamiento humano Puyusca, donde hace dos días Sisol realizó una campaña de salud por primera vez. La camapaña se hizo, por cierto, luego de que su vecina, Angélica Villavicencio, cansada de siempre tener que caminar hasta otro asentamiento humano por una frazada o unas pastillas, llamó a una radio a quejarse.
Si la presencia de una espesa neblina y de la humedad en todo lo visible no es suficiente, lo que pasa en Ticlio Chico también se puede explicar con una cifra: entre junio y mayo el número de infecciones respitatorias registradas solo por Sisol aumentaron en un 17%.
“Los problemas se agravan porque la gente vive en casitas con techos de calamina que no aislan el frío. Muchos andan descalzos o no comen suficientemente bien”, dice Zarela Solís, jefa del Sisol, sin saber que a 30 minutos de ahí a pie del techo de Maribel las gotas siguen cayendo desde siete puntos distintos.
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Para la alcaldesa del distrito, Silvia Barreda, esta es la zona más olvidada del distrito. En otras palabras, los 18 asentamientos con menos visibilidad de los 600 que tiene VMT. “Hace falta más ayuda del gobierno”, dice. “Si soy reelegida haré más por esta zona”, añade. Como promesa, la afirmación resulta tan fría como una mañana de julio en Ticlio Chico.