ROXANA SILVA
Mónica siempre quiso ser mamá. Sin embargo, cuando el ginecólogo le anunció que estaba embarazada, no pudo dejar de sentir miedo. Ella no quería que le salieran estrías, mucho menos que sus senos se deformen y no sabía si podría darle de lactar a su bebe. Un millón de preguntas cruzaron por su mente: ¿Cómo reaccionará mi jefe cuando lo sepa?, ¿me darán facilidades en el trabajo?, ¿qué pasa si le doy fórmula?, ¿quedaré igual?
Según reportes del sector Salud, la práctica de la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de vida ha disminuido en las ciudades. En el 2007, el 64,5% de las madres en zonas urbanas alimentaba a sus bebes solo con leche materna. En la actualidad la prevalencia alcanza el 60%, según la Encuesta Demográfica y de Salud 2013.
Para el doctor Bernardo Oscos Jara, director de la Promoción de la Salud del Minsa, esto se debe a múltiples factores: a la creciente inserción de las mujeres al mercado laboral, a la publicidad indiscriminada de sucedáneos de la leche materna y a estereotipos culturales sin sustento científico, como que amamantar hace ganar peso o cambia la anatomía de los senos.
Las estadísticas revelan que una de cada dos mujeres que trabaja en el país vive en ciudades y que no todas hacen respetar su derecho a dar de lactar, pese a que las leyes las protegen. Existe mucho desconocimiento. Por ejemplo, ignoran que, además de la licencia prenatal y posnatal, de 45 días antes y 45 días tras el parto, y de la hora de permiso diaria por lactancia materna; las empresas con más de 20 mujeres en edad fértil deben tener lactarios para que las madres puedan extraer y conservar la leche.
Tampoco saben que tienen derecho a que el personal de cualquier posta u hospital le enseñe técnicas de extracción de leche. Para el director ejecutivo de Neonatología del Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP), Julio Portella, la situación de las mujeres con empleos informales es más compleja, ya que no pueden hacer valer sus derechos, así los conozcan.
MÁS FACTORESLa lactancia materna también ha perdido terreno en las urbes por la publicidad indiscriminada de fórmulas en los centros de salud y la falta de campañas educativas dirigidas a madres trabajadoras, quienes aceptan darle sustitutos a sus hijos por razones equivocadas: creen que deben complementar su alimentación con estos productos o que tienen los mismos valores nutricionales que la leche materna. Nada más errado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugieren iniciar la lactancia en la primera hora de vida del bebe, a fin de reducir en un 22% el riesgo de infecciones; y prolongarla por los dos primeros años, ya que contribuye con el desarrollo de sus órganos. Múltiples investigaciones demuestran también que el apego, o el contacto físico de piel a piel entre la madre y el niño cuando lacta, lo ayuda a convertirse en un pequeño emocionalmente estable.
Dunia Guerrero, de la Liga de la Leche Perú, subraya que un niño alimentado con leche materna en los primeros seis meses tiene menos posibilidades de sufrir resfríos, diarreas, alergias y de convertirse en un adulto obeso, diabético y de padecer ciertos tipos de cáncer.
“Dar pecho es un acto de amor, pero para algunas mamás no es tan sencillo. Es comprensible que tengan miedos; pero todo pasa cuando comprenden que están dándole el mejor alimento”, sentencia. De la misma opinión es Aivi Sissa, doula (asistente materna) y asesora en lactancia, quien subraya que muchas chicas nunca han tomado a un bebe en sus brazos hasta tener el suyo, por eso necesitan ayuda.
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