La obra de Alberto Casari ha seguido caminos diversos. No solo debido a sus proyectos emprendidos entre el arte, el diseño, la fabricación de objetos, alfombras y muebles; o a los heterónimos con los que ha firmado sus trabajos —Alfredo Covarrubias, Patrick Van Host, Arturo Kobayashi y El Místico—; sino, sobre todo, por los variados materiales con los que ha experimentado a lo largo de su carrera: pinturas, maderas, textiles, tecnopor. Quizás todo pueda reducirse a su constante búsqueda por encontrar, como dice: “la energía de la materia”.
Ese impulso que lo lleva a dar vida a los objetos más diversos, y que lo llevó a crear en 1994 sus Productos Peruanos Para Pensar (PPPP). Esto derivó, a inicios del 2000, en PPPP Design, una empresa dedicada al diseño de interiores y la fabricación de mobiliario que Casari creó con su esposa, la arquitecta Eva Pest. La pandemia lo sorprendió justo cuando estaba tratando de cerrar esta etapa de su vida profesional.
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“Ya estábamos cansados, habían pasado casi veinte años, ya no era lo mismo —explica el artista— entonces vino la cuarentena y el proceso se aceleró, tuvimos que cerrar y liquidar la empresa. Ese proyecto lo va a seguir ahora ella, con otra marca, y yo he regresado a mi taller, a mis cuarteles de invierno”.
En realidad, nunca salió de ahí. Todos estos años, Casari no ha dejado de producir obras de gran poder simbólico. “Mi taller es una especie de sitio mágico con maderas, telas, cosas —cuenta—. Mis obras nacen al observar los materiales, ahorita mismo estoy sentado y veo las maderas, las telas, y estoy pensando en qué hacer para asociar unos materiales con otros”. En los últimos meses, estuvo trabajando unas esculturas verticales hechas en madera y así surgió la obra que presenta hoy en el proyecto De Voz a Voz Perú.
El helicóptero
“Tenía unas maderas chicas cortadas y decidí hacer una columna. Le terminé poniendo las hélices, algo que no fue pensado adrede, sino que surgió de un material que tenía en el taller. Un arco shipibo de madera pona que mi padre adquirió en Pucallpa. Y, justamente, tenía pedazos de esta madera que quedaron de unos muebles que fabricamos. Es una madera de palma, negra, bastante astillosa, que he usado antes en esculturas. Entonces, para no malograr el arco de mi padre, yo mismo fabriqué dos arquitos para hacer las hélices del helicóptero y ahí salió el objeto”.
La obra, titulada “Helicóptero/columna”, es una serie de pequeñas maderas superpuestas que forman una columna que parece estar a punto de caer. Le pregunto a Casari si ese equilibrio precario que sugiere la pieza puede aludir a este momento de incertidumbre que vivimos todos debido a la pandemia. “Mi trabajo —responde— tiene un proceso independiente de las coyunturas tanto políticas o naturales. Y, como te contaba, ya venía haciendo ese tipo de esculturas verticales que son como estandartes, pero has hecho una acotación interesante. De hecho, el helicóptero con la columna medio torcida puede que tenga algo de eso. Un helicóptero sirve para volar hacia arriba, para escapar, y la columna puede significar ese estado en el que todo está por caer”.
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A todos nos pasa lo mismo
En el texto que acompaña la pieza, escrito por Alfredo Covarrubias, uno de los heterónimos que Casari utiliza para su producción literaria, se lee:
“El chopper yanqui descarga su fuego asesino sobre la aldea amarilla. La selva ya ardía y había sido incendiada tiempo atrás. Desde el templo griego, los dioses posan ignaros sobre las columnas y contemplan el atardecer en el horizonte marino. Un candelabro barroco, no porque lo sea, sino porque así le puso su dueño, se entromete como un virus.
La pandemia es algo que nos pasa a todos. A los amarillos, a los griegos y a nosotros mismos. Sino no sería Pan.
Digo, le cuesta elevarse otra vez al chopper con sus hélices prestadas por amazónicos oriundos y le cuesta porque lleva el cuerpo amurallado y blindado de columnas. A todos nos pasa lo mismo, sino no sería Pan”.
Eso que a “todos nos pasa” ahora está representado en esta pieza que también simula un juego de equilibrio, en el cual si no ponemos las piezas adecuadas, todo terminará por caer.
De Colección
De Voz a Voz Perú es un proyecto desarrollado por el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y El Comercio, con el auspicio de Telefónica. Durante 21 semanas diversos artistas presentarán una obra de colección.
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