Querubín piurano de 93 años. Artífice de la notable escultura de El Beso, que por primera vez en 28 años no cobijará bajo su sombra a calurosos amantes que buscan su bendición, Víctor Delfín no sale de casa desde el 15 de marzo del 2020 cuando la primera cuarentena fue anunciada.
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A casi un año de la llegada de la pandemia al Perú, Delfín se ha protegido creando, pero, sobre todo, manteniendo ese optimismo que lo está conduciendo, con buena pinta y mejor espíritu, a los 100 años.
“Yo soy un hombre muy optimista. Lo he sido desde niño. Y una de las cosas que he visto es que siempre pasan, lo bueno, lo malo y lo feo, pasan. No se detienen, son relativos. En esta soledad que estoy acostumbrado felizmente no he tenido necesidad de salir a la calle para nada porque tengo un hijo que me provee todo, tengo hijos que me cuidan, una pareja que me acompaña (…) Entonces no he usado máscara para nada, además, como dice Rodin, he sido protegido por mi propia obra, pintando, dibujando, escribiendo algunas experiencias y dentro de ellas un cuento cuyo lema es: más allá de cualquier virus, de cualquier pandemia, lo más importante es el amor”.