Mecenas suena a palabra antigua, desusada. No parecen ser los tiempos para prácticas de su tipo. Pero Eduardo Hochschild –ingeniero, empresario minero, bancario, educativo y líder del grupo que lleva su apellido– es un mecenas moderno: un hombre de 53 años que en el 2012 logró colarse en la lista de los hombres más ricos de Forbes, pero que desde el 2009 comenzó una colección privada de arte contemporáneo que es, sin duda, una de las más coherentes en el país y que hoy entra por la puerta grande a Europa.
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Buena parte de esa colección es la que será expuesta en ARCOmadrid, la feria internacional de arte contemporáneo que le ha concedido a Hochschild y a su esposa, Mariana Correa, el Premio A al Coleccionismo en la vigésima primera edición. Al igual que ellos, otros premiados son, para mencionar un par de ejemplos, la Fundação EDP o el argentino Eduardo Constantini, fundador del centro cultural Malba de Buenos Aires.
Este martes 21, un día antes de la inauguración del ARCOmadrid 2017, se entregarán los premios A a los seis galardonados y a partir de entonces se podrá apreciar una selección de las obras propiedad de Hochschild, que incluyen trabajos de Fernando de Szyszlo, Martín Chambi, Tilsa Tsuchiya o Ramiro Llona. Nada menos. Y es que en poco menos de una década su colección ha reunido la pasmosa cantidad de 1.500 obras. Su afición por adquirir colecciones completas lo explica. “Nunca he comprado una serie a medias porque creo que es insultar al artista”, dijo hace unos días al diario “El País”.
Ignacio Medina (@Igmedna) y su crítica gastronómica sobre el restaurante #ElPopulacho de #VMT https://t.co/pPtK4OVxWO pic.twitter.com/xIlNArNe0Q— Luces El Comercio (@Luces_ECpe) 17 de febrero de 2017
ARTE CON CUERPOEn el caso de la muestra que está llevando a España, titulada “Próxima parada” y en exhibición hasta el 16 de abril, está compuesta por 63 piezas realizadas en los últimos 30 años por 43 artistas, entre ellos Fernando Bryce, Mario Testino, Elena Damiani, Milagros de la Torre y José Carlos Martinat. La gran mayoría viajará a la feria, acompañados por los chefs Virgilio Martínez y Erick Ramírez.
Sobre los artistas que componen su colección, Hochschild también dijo a “El País”: “Es frecuente que pasen por mi oficina a saludarme, a conversar. No es suficiente coleccionar estas obras, es interesante tanto para los artistas como para mí promocionarlos fuera de nuestras fronteras. Por eso he querido llevarlas a Madrid y también invitarlos a ellos. No es la colección de Eduardo Hochschild, son los artistas y sus obras. Es arte vivo”.
De hecho, hace unas semanas, la imponente sede de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) que él fundó, ubicada en Barranco, fue premiada como el mejor edificio del mundo en el 2016 por el Real Instituto de Arquitectos Británicos (RIBA). Por sus pasillos circulan alumnos, profesores, trabajadores varios, todos entre obras de arte que Hochschild ha llevado debido a su interés por compartirlas. Nuevamente, arte vivo en toda su expresión.
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EL PODER DE LA EXPERIENCIA Y LA MIRADA
Hablar de 1.500 obras adquiridas en solo ocho años también puede levantar sospechas sobre el criterio artístico para construir la colección y quizá una excesiva agresividad acumulativa. Pero en el camino Hochschild han contado con la asesoría de curadores como Jorge Villacorta (en la foto). Aunque pueda resultar natural cierta irregularidad, su ambición y audacia por rescatar nuestras artes últimas es siempre destacable.
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