La vida de la artista Carolina Kecskemethy está dividida entre dos países: Alemania, donde aprendió a retratar los movimientos corporales observando a bailarinas de ballet, y Perú, donde la experimentación y el simbolismo tomaron forma en grandes exposiciones que comenzaron en 1981. Después de cuatro décadas de producción artística, Kecskemethy reúne, luego de tres años de preparación, el trabajo de toda una vida en la exposición antológica “El ritmo de mi esternón: Cuatro décadas entre Lima y Berlín”, que llegará a su fin este domingo 24 de septiembre en el Espacio Germán Krüger Espantoso del ICPNA Miraflores.
“He estado en diferentes lugares, y podría decirse que tengo el corazón partido, pero no en el sentido sentimental, sino en cuanto al desapego hacia un lugar de manera nacionalista. En su lugar, me distancio, absorbo elementos culturales y cuando regreso a un lugar, los reorganizo para crear cosas diferentes al mezclarlos”, comenta Kecskemethy en entrevista con El Comercio.
Esta exposición se compone de cerca de cien obras que abarcan una variedad de disciplinas, incluyendo pintura, grabado, video e instalación. Estas piezas, muchas de las cuales se presentan por primera vez en Perú, reflejan la diversidad de influencias y enfoques que Kecskemethy ha abordado a lo largo de su carrera, abordando temas como el espacio doméstico, el duelo, la migración, el deseo erótico y el paisaje.
El cuerpo como lienzo
El título de la exposición, “El Ritmo de Mi Esternón”, se basa en la idea de considerar este hueso como un escudo biológico que influye en la forma y el ritmo del cuerpo, sirviendo como punto de partida para varios trabajos de la artista. “Siempre muestro el pecho como la puerta de entrada a algo nuevo, como una brújula que guía para explorar diferentes espacios en busca de conexiones inesperadas”, explica Kecskemethy.
A través de la búsqueda de nuevas formas de plasmar su arte, se adentró en diversas disciplinas, destacando sus instalaciones, una propuesta novedosa que compartió con la artista peruana Claudia Polar. “Ahora no tengo esas instalaciones completas, sino la esencia de algunas de las instalaciones armadas. Es complejo porque no se trata simplemente de moverlas de un lugar a otro, sino de volver a armarlas por completo”, enfatiza la artista, quien, durante esta etapa de su vida, aprendió a lidiar con los momentos de no producción. “No somos fábricas, debemos comprender que es importante recordar eso siempre”, agrega.
La distancia geográfica entre Lima y su residencia en Berlín también fue un factor importante en la carrera de la artista, pero no un obstáculo, ya que mantiene sus vínculos ancestrales junto a su activa participación en la escena artística limeña. Debido a ello, ofreció esta exposición antológica en el ICPNA de Miraflores, que pronto llegará a su fin. “Después de dos meses de exposición, esto está llegando a su conclusión. Me siento un poco triste, aunque no en mal sentido, porque entiendo que el arte es así, efímero”, concluye.
Hoy ofrecerá la última visita guiada a las 6:00 p.m.
Lugar: ICPNA de Miraflores
Sala: Espacio Germán Krüger Espantoso
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