ENRIQUE PLANAS
“Pestana vino la semana pasada y me sacó treinta y seis fotos para la posteridad. […] De más está decir que entre las que me sacó en 1959 en la quinta miraflorina y las de ahora se nota el paso del tiempo. Diez años no pasan en vano. Uno, con los años, se va convirtiendo en su propia caricatura”.
Así escribió Julio Ramón Ribeyro en una carta a su hermano Juan Antonio, desde París, el 12 de abril de 1969.
Baldomero Pestana, uno de los brillantes fotógrafos convocados en la muestra “El eterno forastero: homenaje a Julio Ramón Ribeyro”, abierta en la Casa de la Literatura, recuerda a su amigo: “Conocí a Julio Ramón a mi llegada al Perú en el año 1958, cuando tuve ocasión de fotografiarlo en Lima en su escritorio y asomado a una ventana mostrando la juventud y su mirada inteligente. En los muchos años que fuimos contemporáneos en París, lo he fotografiado en muchas ocasiones, solo o con peruanos amigos: Alfredo Ruiz Rosas, Herman Braun-Vega, Bryce Echenique y otros”, recuerda.
Herman Schwarz, fotógrafo y curador de la muestra que forma parte de la II Bienal de Fotografía de Lima, compila otras instantáneas de Ribeyro, de aquellos que supieron capturar su imagen. Recuerdos de aquel tímido escritor que rehuía las cámaras y las entrevistas y que ahora se prodiga, en imagen y palabra, para sus fervientes lectores.
Así, el fotógrafo Jorge Deustua recuerda que Julio Ramón fue siempre un símbolo para él, un escritor sorprendente desde la primera línea. “Pero además mantenía el perfil discreto, sencillo, bajo. No como Vargas Llosa, no como Arguedas, no como Bryce, no. Julio Ramón se mantuvo siempre callado, en segundo plano, tratando de pasar desapercibido, tratando de ser invisible. Fue finalmente en París que nos conocimos e iniciamos una amistad serena sustentada al principio por la pasión por el fútbol y por la fotografía”, recuerda.
Por su parte, el pintor Enrique Polanco cuenta del autor de “La palabra del mundo”: “Para una exposición de mis pinturas le pregunté, después de armarme de valor, si podía escribirme el texto de presentación del catálogo. La muestra que estaba por inaugurar fue en el año 1994. Julio Ramón me dijo que quería ver los cuadros primero y quedamos un día para mostrárselos. Cuando me visitó, comentó que solo una vez había escrito sobre pintura y que intentaría hacer algo. A los pocos días, Julio Ramón me invitaba a su casa en Barranco para entregarme el texto. Tras unas copas de vino, me entregó tímidamente un sobre y solo me dijo: ‘Ojalá te guste’. Apenas salí de su casa ya había oscurecido y busqué la luz del primer poste que encontré y leí el maravilloso texto que escribió sobre mi trabajo: ‘Ojo de gato, ojo de poeta...’. No cabía en mí tanta felicidad”.
EL DATOLugar: Casa de la Literatura Peruana. Jr. Áncash 207, Lima.Horario: De martes a domingo, de 10:30 a. a 7 p.m.Ingreso libre.