El recorrido propuesto empieza en el Salón de Sesiones, luego la Sala de Embajadores, pasando por la Biblioteca Municipal, el corredor del hall principal y, finalmente, el Salón de los Espejos. De sus paredes cuelga parte de la Pinacoteca Municipal Ignacio Merino, una de las colecciones de arte republicano más importantes del país. Nos acompaña en el paseo su responsable, Mary Takahashi, quien desde hace once años (en el primer gobierno del alcalde Castañeda) se ha dedicado a gestionar sus fondos artísticos. “En el 2004, cuando llegué, aún no estaba constituido un espacio de conservación y restauración en la pinacoteca. Si bien existía un inventario de las obras, este no obedecía a criterios técnicos”, recuerda.
Fue entonces que su trabajo se enfocó en levantar información y cruzarla con documentos de época para realizar un nuevo registro y catalogación. Con asistencia de técnicos capacitados, se empezaron a restaurar piezas icónicas de la colección, desde “La apertura del testamento”, de Ignacio Merino, al “Retrato de Francisco Pizarro”, pintado por Daniel Hernández, y que hoy se mantiene en estado de observación.
Con Takahashi como especializada guía, recorremos los espacios que, este sábado y domingo, los limeños podrán visitar en grupos de 25 personas, cada 15 minutos, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde, como parte de las celebraciones por el aniversario 90 de la pinacoteca. Apreciamos en el Salón de Sesiones el imponente Francisco Pizarro pintado por el español Julio Vila y Prades, académico retrato que presenta a un anciano conquistador extendiendo sobre su mesa los planos de una Lima en construcción. A su derecha, destaca un retrato anónimo de Simón Bolívar del siglo XIX y, ubicado al fondo, espera Taulichusco, en retrato del pintor contemporáneo Milner Cajahuaringa, quien se basó en su propio padre para darle rostro al curaca.
En la Sala de Embajadores, espacio privado donde el alcalde recibe a los visitantes notables, cuelgan al lado del cuadro de la Escuela Cusqueña “La Virgen de Cocharcas” las maravillosas obras de Teófilo Castillo, “La misa de la virreina” y “La marcha del inca”, de pinceladas coloridas y brillantes deudoras de la pintura impresionista europea con inquietudes nacionalistas. Pasos más allá, en la Biblioteca Municipal, espacio privilegiado en que toda su bibliografía especializada en temas limeños reposa en sus libreros tallados en cedro de Nicaragua. Allí aguardan el Acta de la Independencia del Perú, los libros de cabildo, entre otros documentos históricos.
Finalmente, atravesando el corredor del hall principal, luego de apreciar los emblemáticos retratos de San Martín y Bolívar del maestro huancavelicano Daniel Hernández, llegamos al Salón de los Espejos, dedicado íntegramente a la colección donada por don Ignacio Merino, todas ellas correspondientes a su etapa de madurez. “La apertura del testamento”, “El fraile pintor y sus críticos”, “La virtud asediada por los vicios” o “La mano de Carlos V”, todas ellas de tenebrista atmósfera, marcado claroscuro e intención evocadora del Siglo de Oro español. En total, la pinacoteca cuenta con 36 lienzos del maestro Merino, cedidos en vida por el artista, quien murió en París en 1876.
Desde sus inicios, la colección Merino fue incrementando sus fondos a través de compras, donaciones y obras de reconocidos artistas peruanos ganadores de los concursos municipales celebrados a mediados del siglo XX. En 1954, durante la gestión del alcalde Luis T. Larco, la municipalidad adquirió la colección de 250 acuarelas de Pancho Fierro y seguidores, acopiados por el pedagogo Agustín de la Rosa Toro y el tradicionista Ricardo Palma. Hoy, la pinacoteca cuenta con 883 bienes culturales de diferentes períodos.
¿EN EL LUGAR CORRECTO?Aunque ha criticado abiertamente a la actual gestión municipal, el historiador de arte y curador Gustavo Buntinx reconoce que en la gestión anterior del alcalde Castañeda se le dio un significativo impulso a la Pinacoteca Municipal Ignacio Merino, tanto en sus esfuerzos de catalogación como en la popularizaron de la colección. Incluso, sostiene, se avizoraba un desarrollo que podía convertirla en la base de uno de los principales museos para la ciudad.
“Lamentablemente, esa esperanza se desvaneció cuando el anunciado Museo Metropolitano se inauguró de manera prematura e improvisada”, afirma el crítico. “Con ello se generó no solo un elefante blanco inviable económicamente, sino que se anuló la recuperación del magnífico edificio del antiguo Ministerio de Transportes . Esa fue una oportunidad perdida para el desarrollo del museo de la ciudad”, explica Buntinx.
A eso se agrega la desilusión causada por la promesa incumplida de la alcaldesa Susana Villarán, en cuyo programa de gobierno se anunciaba la recuperación y transformación del Museo Metropolitano, incluyéndose el traslado a sus instalaciones de la Pinacoteca Municipal Ignacio Merino. Se creyó posible que el museo de la ciudad, fortalecido con ese patrimonio artístico, pudiera ser un complemento a la oferta del Museo de Arte de Lima, ubicados ambos en el Parque de la Exposición.
Sin embargo, como lamenta Buntinx, esa oportunidad dorada quedó como otra promesa incumplida. “Ahora estamos pagando las consecuencias –afirma–. Uno de los conjuntos más notables para la historia del arte peruano se encuentra secuestrado como decoración de salones ceremoniales y oficinas administrativas en un palacio municipal que no puede ofrecer el acceso que esa colección exige”, lamenta.
Por su parte, aunque Mary Takahashi acepta que trasladar la colección sería lo ideal, el proyecto sería viable solo en la medida en que se pueda garantizar la seguridad de las obras. “Son muchos los criterios técnicos a evaluar para que esto pueda ser sostenido en el tiempo. Hay muchas cosas internas que debemos afianzar para apostar por un proyecto a largo alcance”, afirma la experta, citando, por ejemplo, la necesidad de espacios idóneos para exposiciones temporales y para la realización de talleres educativos. Consolidar estos servicios en un solo lugar nos permitiría potenciar mucho más la colección”, añade.