Fabiola Quichua y Amelia Quino son sarhuinas y han llegado a Ruraq Maki por primera vez a compartir no solo su arte, también su historia. Vienen de la provincia de Víctor Fajardo (Ayacucho) y pertenecen a una asociación que agrupa a 30 mujeres de las cuales seis abrazan hoy un arte históricamente asociado a los hombres: las tablas de Sarhua. Con pena confirmamos que no les queda ya ninguna de las 10 piezas que trajeron a la feria; las vendieron el primer día. “Nuestra producción aun es limitada. Como mujeres no tenemos un espacio fijo para poder hacer esto, además que nos dedicamos a los hijos, a cocinar y lavar”. Por eso las mujeres de Sarhua tejen: caminando, casi a oscuras, mientras conversan o junto al fogón. La práctica pictórica típica de su tierra la aprendieron en talleres, guiadas por un maestro, porque no es costumbre que un padre transmita a sus hijas esta tradición, siempre es el hijo el beneficiado. Y, claro, Fabiola reconoce que la pintura a ellas les exige más dedicación, pero ahora que han visto la acogida que han tenido, se enfocarán más en plasmar sus testimonios a través de esta pintura.
En su décimo quinto año, esta edición navideña de Ruraq Maki reúne a 123 participantes, entre talleres de artistas tradicionales, colectivos y asociaciones de productores que representan a cientos de artesanos de todo el país. “Hay dos componentes importantes: brindar oportunidades a los artesanos para enlazarlos con un mercado diferente al que tradicionalmente tienen; y la exposición-venta que es entendida como un espacio de difusión de la cultura peruana a través de la artesanía”, detalla Miguel Ángel Hernández, director de Patrimonio Inmaterial del Mincul.
En ese sentido, Ruraq Maki tiene una disposición museográfica donde estilos, técnicas, procedencia, géneros de piezas y hasta colores dialogan entre sí, permitiendo al visitante fluir por la gran muestra. Así, al ingresar por la calle Comercio, encontramos a los Grandes Maestros de la Artesanía Peruana como Irma Tuesta con el arte Awajún, o don Mamerto Sánchez con su icónica cerámica de Pampa de la Quinua (cuando no está él encontrarán a su esposa, Justina Aparicio). Un poco más allá, también de Ayacucho, destaca el taller de Leonidas Orellana, con piezas de colección hechas en arcilla roja y pulidas con piedra lisa. Una sección de máscaras también atrae la atención: Eduardo Palacio, de Paucartambo, ha llevado al Saq’ra y otros protagonistas de danzas cusqueñas; más allá está Fortunata Díaz con sus máscaras para chinchilpos y negritos de Chupaca; y también Martín Granados, hojalatero lambayecano con piezas multicolor de la danza Diablicos.
Las mujeres de pueblos originarios amazónicos e indígenas también están presentes: está Sandra Pacaya Panduro, de la Asociación Chonon Biri de Ucayali con su cerámica pintada; las mujeres de la Asociación Tsinanejegi Antaneroegi (“mujeres emprendedoras” en idioma Nomatsigenga) de Junín, con sus telares ashaninkas y diseños pintados con tintes naturales; el colectivo Kaludi-Urarinas de Loreto con sus coloridos accesorios. Hay muchas maestras y maestros más, todos dispuestos a enseñarnos su arte y compartir un poco de su historia, que es también patrimonio del que estamos todos orgullosos.
A la espera de visitantes
Cestería, platería, tejidos, cerámica, bijoutería, hojalatería, pintura amazónica, prendas de vestir, talabartería, imaginería... En Ruraq Maki hay de todo, Y aunque Miguel Ángel Hernández reconoce que la coyuntura actual no es la más propicia, por la atención que ocupa el Mundial Qatar 2022 y la difícil coyuntura política nacional, durante los primeros días de la feria muchos de los visitantes no solo han venido a ver la exposición, sino también a preguntar, ver y comprar. De eso se trata esta experiencia.
“Ruraq Maki es una movilización de todo el Ministerio de Cultura. Estamos nosotros, la Dirección de Patrimonio Inmaterial, como organizadores, pero antes está la Dirección General de Museos, el Museo de la Cultura peruana que da contenidos, las oficinas de soporte (seguridad, mantenimiento, tecnología, comunicaciones, etc.) y también el proyecto Bicentenario a través de los voluntarios”, destaca el antropólogo.
La convocatoria para participar de esta edición se lanzó en octubre pasado, y aunque el tiempo fue no solo muy próximo al evento sino también corto (duró apenas dos semanas) hubo más de 300 postulaciones, de las que quedaron más de 230; de estas se definieron los participantes. “La próxima edición vamos a tener más tiempo [de convocatoria] y mejores procesos”, señala Hernández, quien confirma además que la postulación a Ruraq Maki es gratuita, y no se cobra nada: los stands son gratis, las bolsas en que los artesanos entregan los productos es inversión del Mincul. Los participantes solo asumen el costo de su traslado, hospedaje y alimentación en Lima, y en muchos casos ellos mismos buscan alianzas con instituciones para solventar esos gastos.
Hernández también destaca que Ruraq Maki es una feria muy diferente a otras. “Acá están los productores o colectivos que representan a más artesanos. Además, se fomenta una red de soporte de la artesanía tradicional, a través de otras instituciones. Y otra cosa: el público que viene ya conoce y sabe que tienen que preguntar, tocar, encontrarse... hay un respeto muy grande además”.
Reforzando la identidad
Ruraq Maki es una vitrina de patrimonio vivo, pero este año su valor representativo cultural se refuerza con dos enfoques más. Una de ellas es la presencia de la Casa de la Gastronomía en un espacio abierto que permite al visitante hacer un recorrido por las cocinas del Perú: desde la pachamanca hasta el cuy, pasando por la carapulcra con sopa seca y el cebiche, además del pisco y los chocolates. Su atractiva oferta, un amplio comedor y precios cómodos invitan hacer un alto en la exposición para saborear algo y luego continuar con el recorrido.
El segundo enfoque se aprecia en la sala Mochica, donde se exhibe una muestra con 21 nacimientos peruanos que corresponden a las obras ganadoras de cada uno de los 18 años que lleva concurso organizado por el Instituto Cultural Teatral y Social- ICTYS.
Finalmente, Hernández destaca que mientras este Ruraq Maki se realiza en Lima, en otras tres regiones del país (La Libertad, San Martín y Tacna) se realizan en simultáneo ediciones macro regionales con la participación de cientos de artesanos. Se afianza así la promoción del arte tradicional peruano. No se lo pierdan.
Dónde: sede central del Ministerio de Cultura
Dirección: Av. Javier Prado Este 2465, San Borja
Horario: de 10 a.m. a 8 p.m. Hasta el domingo 18 de diciembre.
Ingreso libre. El acceso peatonal es por la avenida Javier Prado y el vehicular por la Calle del Comercio (estacionamiento gratuito).
Contenido Sugerido
Contenido GEC