(EFE)
Adrien Brody pasó hoy por el Festival Internacional de Cine de Pekín para promocionar el drama “Third Person” (2013), en el que asume uno de los papeles protagonistas y que compite en la sección oficial del certamen chino.
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“Vemos películas de superhéroes que pueden ser interesantes, pero a veces conectamos mejor con personajes que sufren y de cuyo sufrimiento podemos aprender algo”, destacó Brody, quien aseguró que, aunque debido a sus papeles dramáticos tiene fama de persona seria, a veces también puede ser “muy juguetón”.
La película, un drama que interconecta tres historias de amor que ocurren en Roma, París y Nueva York, es una coproducción europea-estadounidense que se estrenará en EE.UU. el próximo mes de junio, aunque ya fue presentada en septiembre de 2013 en el Festival de Cine de Toronto.
“El tema que une las historias de las tres parejas es la complejidad del amor y cómo sus protagonistas son capaces de superar dificultades para recuperarse de las pérdidas que han tenido en sus vidas”, explicó Brody en una rueda de prensa sobre el filme, que representa a Bélgica en el festival y también tiene en el reparto a James Franco, Liam Neeson, Mila Kunis y Kim Basinger.
El actor neoyorquino, que en años recientes trabajó con uno de los directores chinos más famosos, Feng Xiaogang, en la superproducción “Back to 1942” (“Regreso a 1942”, 2012), aseguró que la puerta al cine oriental sigue abierta y no descartó trabajar en el futuro con estrellas del país asiático como Jackie Chan o Zhang Yimou.
Sobre su trabajo en “Third Person”, el actor que saltó a la fama por su oscarizada actuación en “El pianista” (2002), subrayó que le gustó desde el principio su personaje, un hombre de negocios estadounidense que viaja a Roma, en un momento en el que “a menudo los roles en los filmes no acaban de estar desarrollados del todo”.
Brody causó sensación en la rueda de prensa por unos llamativos calcetines negros de topos verdes que acabaron dominando varias preguntas de la conferencia, una prenda que, señaló el actor, ejemplifica ese carácter desenfadado que a veces no conoce el público.
El actor habló largo y tendido de su famoso papel como Wladyslaw Szpilman en “El pianista”, un personaje para el que, explicó, dejó de comer para sentir el hambre que el protagonista sufre durante su dramática huida de la persecución nazi.
También relató que tuvo como valioso documento para meterse en el personaje las memorias del propio Szpilman, pero también “la propia experiencia personal de (el director) Roman Polanski”, quien también sobrevivió al Holocausto.