Nadie podía hacer reír con el dolor como Carrie Fisher. La hija de los astros de Hollywood, Eddie Fisher y Debbie Reynolds, sobreviviente de la fama a temprana edad, las adicciones a las drogas y un desorden bipolar, escribió con un ingenio poco sentimental y gran claridad sobre sus luchas privadas, sobre una industria en la que se crio pero de la que se mantuvo apartada.
Fisher, conocida por el mundo como la princesa Leia de “Star Wars”, murió el martes a los 60 años, cuatro días después de sentirse mal a bordo de un vuelo. Según reportes de medios la estrella habría sufrido un infarto.
“Creo que eres tan enfermo como tus secretos. Si eso es real estoy muy sana”, dijo en una sincera entrevista con AP en 2009.
El público se enamoró de ella en dos ocasiones, como la princesa Leia y como una autora irónica en libros como “Postcards From the Edge”, “Wishful Drinking” y “The Princess Diarist” en el que reveló que tuvo un romance con Harrison Ford cuando fue su compañero de reparto en “Star Wars”.
Carrie Fisher contó muchos secretos sobre otros, sobre la separación de sus padres cuando ella tenía 2 años, sobre el consejo de Warren Beatty para que usara un sostén en “Shampoo” y sobre sus discusiones con su entonces esposo Paul Simon sobre si era mejor ser mujer u hombre.
Cuando NPR le preguntó recientemente por qué escribió sobre su amorío con Ford, quien era 15 años mayor y casado, ella bromeó diciendo que no se lo podía guardar más porque él se había negado a morir: “Le sigo llamando y le dijo '¿cuándo vas a morir porque quiero contar la historia?'''.
Pero si se trataba de ser dura ella era la más dura con sí misma y no tenía miedo de convertir el trauma en humor. Se convirtió en una de las estrellas más famosas con un gran y generoso talento para adentrar al público en su inusual vida.
“Una de las terapeutas iba a admitirme y me preguntó desde cuándo había sido una drogadicta”, escribió en “Postcards” su novela semiautobiográfica que se convirtió en una película homónima. “Le dije que no pensaba que era una drogadicta porque no tomaba sólo una droga. 'Entonces eres adicta a las drogas', me respondió ella. Después me preguntó si me había tratado matar deliberadamente. La pregunta me insultó, supongo que cuando has tenido una sobredosis es un buen indicador de que tu vida no está funcionando”.
Le sobrevive su madre, su hija Billie Lourd, de una relación con el agente de talentos Bryan Lourd; su hermano el cineasta y actor Todd Fisher; y sus medias hermanas, las actrices Joely y Tricia Leigh Fisher. Su padre murió en 2010.
Nació y creció en Beverly Hills, Carrie Fisher era una chica amante de los libros que tenía una relación difícil con sus dos padres. Eddie Fisher dejó a su familia por Elizabeth Taylor en 1958, lo que se convirtió en un escándalo.
Eddie Fisher estuvo muy poco presente en los primeros años de su hija y el segundo esposo de Reynolds, el magnate de zapaterías Harry Karl, fue incluso peor. Despilfarraba su dinero y el de Reynolds en apuestas y prostitutas y dejó a la actriz y a sus hijos sin dinero.
Carrie Fisher entró al negocio familiar muy temprano, demasiado temprano, diría después. A los 12 años estaba en el teatro y se presentó con Reynolds en la reposición de “Irene” en Broadway en 1973. Aún era adolescente cuando debutó en cine con “Shampoo” en 1975.
Incluso después de “Star Wars”, solía hablar del sentimiento de ser opacada por su madre y la necesidad de marcar una separación, un conflicto dramatizado en “Postcards From the Edge”.
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Madre e hija estuvieron separadas por años pero se reconciliaron en los últimos tiempos y terminaron por admirar el talento y la determinación de cada una. “Bright Lights: Starring Debbie Reynolds and Carrie Fisher”, un documental de HBO será transmitido en 2017 tras ser estrenado este año en el Festival de Cine de Cannes.
Los créditos de Fisher en cine incluyen una gran cantidad de parodias, musicales y comedias románticas, de “Austin Powers” y “The Blues Brothers” a “Hannah and Her Sisters” y “When Harry Met Sally ...”. Meryl Streep protagonizó “Postcards From the Edge”, con un guion adaptado de Fisher, en una cinta homónima de 1990. Shirley MacLaine interpretaba a la madre de Streep de la película ocupando el papel de Reynolds.
Pero para millones Fisher era la princesa Leia, con su emblemático peinado con dos moños y su bikini de metal. En la cinta original de “Star Wars” de 1977 decía la frase inmortal: “Ayúdame Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza”.
El director George Lucas, quien consideró a Jodie Foster, Amy Irving y decenas de actrices más para el papel, dijo que había buscado una actriz que “se pudiera sostener” ante los protagonistas masculinos.
En su libro de memorias de 2008 “Wishful Drinking” Fisher recordó cómo Lucas le dijo en el primer día de grabaciones que no podía usar un sostén bajo su vestuario porque 'no hay ropa interior en el espacio'. Lucas, dijo ella, le explicó después que las mujeres se podían estrangular con su sostén sin gravedad.
Fisher bromeó en su libro que sería un “obituario fantástico” y agregó: “Díganle a mis amigos más jóvenes que no importa cómo me muera quiero que reporten que me ahogué a la luz de la luna, estrangulada por mi propio brasier”.
Fisher solía hacer muchos chistes sobre el papel que la convirtió en una integrante de la realeza de la cultura pop y llevó a Reynolds a señalar, con arrepentimiento, que era vista como la madre de la princesa Leia.
A Fisher no le gustaba su peinado, desdeñaba su mezcla de acentos entre británico y estadounidense en las películas y le escandalizaban algunos de los productos de “Star Wars”, incluyendo un dispensador de dulces de la princesa Leia.
Si hubiese tenido la oportunidad, le habría gustado interpretar a Han Solo.
“Cuando leí el guion por primera vez pensé que ese era el personaje a interpretar, siempre irónico y sardónico”, dijo en Inglaterra en 2015. “Siento que muchas veces Leia está preocupada o enojada o, gracias a Dios, siendo mordaz. Pero en general mucho más preocupada y enojada que Han Solo, y no es divertido interpretar eso”.
Sus problemas con las drogas comenzaron antes de “Star Wars”. Recordaba haber fumado marihuana a los 13 años. Después se enteraría que hay un tipo de marihuana llamado “Princess Leia”. Y probó el LSD a los 21 años.
Usaba tanta cocaína que incluso un parrandero como el actor John Belushi, quien murió por una sobredosis a los 33 años, le advirtió que parara.
Cuando era veinteañera le diagnosticaron un desorden bipolar y fue tratada con terapia de electroshock y medicamentos, sobre lo que escribió en su libro de memorias “Shockaholic”.
“La gente se siente identificada con aspectos de mi historia y eso es agradable porque no estoy sola con ella”, dijo a AP en 2009.
Siempre dispuesta a verse a sí misma con humor, interpretó a “Carrie Fisher” varias veces, como en la oscura parodia de Hollywood de David Cronenberg “Maps to the Stars” y en un episodio de “Sex and the City”.
En los últimos 15 años Carrie Fisher también tuvo una carrera bastante activa como invitada en televisión, en el programa de Amazon “Catastrophe” como la madre del personaje de Rob Delaney, y como una antigua leyenda de la comedia en “30 Rock”. Durante la última década también hizo la voz de un personaje recurrente en la comedia animada “Family Guy”.
Su espectáculo en solitario, “Wishful Drinking”, que interpretaba por todo Estados Unidos de manera intermitente desde 2006, se convirtió en un libro, llegó a Broadway en 2009 y fue filmado para HBO en 2010.
“No tengo un problema tan grande con las drogas como lo tengo con la sobriedad”, bromeó en el espectáculo. En otro momento dijo: “Soy un producto de la endogamia de Hollywood. Cuando dos celebridades se aparean algo como yo es el resultado”.
(Fuente: AP)