Carrie Fisher estaba destinada a ser una celebridad desde antes de nacer. Sus padres, el cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds, eran personalidades importantes en Hollywood, sin embargo, su éxito en el cine se debió a su propio mérito. Su papel de la princesa Leia en “Star Wars” la llevó a la cima. A pesar de haber estado encasillada por su rol en la exitosa saga, la actriz destacó también como escritora y guionista.
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Fisher estudió arte dramático en la Royal Central School de Londres. Su debut en el cine llegó en 1975 con la película “Shampoo”, con Warren Beatty y Julie Christie como protagonistas; y Fisher en un rol secundario. Dos años, después el cineasta George Lucas la eligió para dar vida a la Princesa Leia en la primera entrega de “La Guerra de las galaxias” junto a Mark Hamill (Luke Skywalker) y Harrison Ford (Han Solo).
La actriz estadounidense protagonizó las dos siguientes películas de Star Wars, “El imperio contraataca” (1980) y “El retorno del Jedi " (1983). Desafortunadamente, su éxito en el cine fue proporcional a sus problemas con el alcohol y las drogas, que años más tarde la llevarían a recibir tratamiento por adicciones.
Después del rotundo éxito en la saga “Star Wars” nunca tuvo un papel protagonista del mismo nivel, pero se ha convirtió en una de las analistas de guion más respetadas de Hollywood. Además, participó en algunas películas con mediano éxito.
Carrie Fisher fue premiada por la Universidad de Harvard por su activismo y romper los tabúes sobre las adicciones y las enfermedades mentales. “Nací siendo un gran celebridad. Sólo podía disminuir”, dijo en una entrevista hace unos años. Fue escritora, guionista y ‘noscript doctor’ (guionistas que no aparecen en los créditos, pero que arreglan los guiones).
Casi cuarenta años después de la primera entrega, Carrie Fisher volvió a interpretar a Leia Organa en la cinta “Star Wars VII: The Force Awakens”, cinta que fue estrenada con gran éxito en el 2015.
En el 2016, el mundo tuvo que despedirse de la Princesa Leia. El 23 de diciembre de ese año, la actriz se encontraba realizando un tour promocional de su libro “La princesa diarista” cuando sufrió un problema respiratorio durante el vuelo que la traía de Londres hacia Los Ángeles. Tras haberla reanimado fue llevada a un hospital en Estados Unidos.
Fue trasladada inconsciente al hospital Ronald Reagan de la Universidad de California y murió allí cuatro días después, a los 60 años. Su madre, la reconocida actriz Debbie Reynolds, murió al día siguiente.
La actriz no logró terminar de grabar todas las escenas la siguiente película de “Star Wars”, cinta que se estrenaría el siguiente año en diciembre. La muerte de la estadounidense tuvo un fuerte impacto en la saga, según explicó la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy. Fisher seria la estrella del noveno episodio, después de que Harrison Ford (Han Solo) fuera el centro de la séptima parte y Mark Hamill (Luke Skywalker) fuese el eje de la octava entrega.
Meses después de su muerte, la oficina forense del condado de Los Ángeles, California, informó que Fisher tenía restos de cocaína, heroína, éxtasis y alcohol en el cuerpo cuando falleció, sin embargo, tras la autopsia no pudieron determinar qué impacto tuvieron la cocaína y otras drogas en su muerte.
El diagnóstico final fue apnea del sueño (falta de aire al dormir por pocos o muchos minutos) como causa de la muerte. Además, la oficina del forense indicó que hubo otros factores que repercutieron en su fallecimiento, como una enfermedad coronaria y uso de drogas.
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