A Jonah Hill lo conocíamos como uno de los mejores actores de su generación. En sus inicios destacó en las comedias de Judd Apatow. Pero sus papeles dramáticos en filmes de Martin Scorsese, Joel y Ethan Coen, o Gus Van Sant demostraron que también podía ser un actor de carácter. No obstante, la sorpresa mayor ha sido descubrir en él a un director de primer orden, lo que se demuestra con “En los 90” (“Mid90s”).
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Lo primero que me viene a la mente con este filme es una tradición de óperas primas donde los directores trasladan a la pantalla sus pasos a la adolescencia —algo que los norteamericanos llaman películas 'coming-of-age'—. En ellas, el álter ego es un niño con mucho encanto y algo de sensibilidad poética en la mirada. Es el caso del Jean-Pierre Léaud que el francés François Truffaut filmó en “Los 400 golpes” (1959).
Pues bien, el Jean-Pierre Léaud de Jonah Hill es Sunny Suljic. Solo que en lugar del París de la posguerra, Sunny —que aquí es Stevie— pasea por un barrio de clase media de Los Ángeles en la década de los skaters y la música de Nirvana. Además, tiene una madre soltera y frustrada (Katherine Waterson) y un hermano mayor (Lucas Hedges) que suele darle golpizas por cualquier motivo.
Filmada con una fotografía hiperrealista en 16 mm —antiguo formato de celuloide que otorga una intimidad especial gracias a su tamaño y cuadratura—, Hill prefiere dotar a la historia de su pequeño antihéroe de una textura ajena al glamour de Hollywood. Más acá de la carne y el sudor, y más allá del ilusionismo aséptico, es que vemos a un grupo de skaters que deben decidir si aceptan o no al menudo Stevie.
Y es cierto: esta es la historia de la búsqueda de otra familia. Stevie quiere ser admitido en una banda constituida por chicos que huyen de hogares destrozados por la droga o la tragedia. Y lo que encuentra es una complicidad que está más cerca de una película de Howard Hawks como “Hatari!” (1962) que de la morbosidad de “Kids” (1995), de Larry Clark, que tanto se ha mencionado como referente de la cinta.
Y si mencionamos a Hawks, un realizador de westerns de los años 40 y 50, es porque se trata de uno de los cineastas que hacen de la amistad el tema mismo de sus filmes. Relaciones rudas e irrisorias a la vez, camaraderías hechas con una propia jerga, con chistes tontos de los que tanto bebió Tarantino, y donde la trascendencia se esconde en el gesto de invitar un cigarro, llenar una botella de agua o, como aquí, regalar una nueva tabla de skate.
Volviendo a Jean-Pierre Léaud, Suljic lo recuerda porque su rostro aún arroja carcajadas inocentes, en medio de otros amigos más grandes que han cambiado ese candor por una máscara y una desconfianza necesarias para la supervivencia. Hill filma esos rostros con una frontalidad enérgica, primeros planos que registran al niño blanco, al albino autista, al latino cetrino, pasando por un mestizo y un afroamericano que lidera a todos.
“En los 90” es una utopía multirracial a la inversa: de jóvenes que no se reconocen en su procedencia, sino en su evasión, en su propia y conjunta salida de este mundo. Pero no se piense que hay sentimentalismo alguno. Hill es lo suficientemente lúcido como para no endulzar una experiencia desgarradora, que muestra heridas en carne viva. Porque esta es una película de golpes continuos, de actos suicidas, de correrías al borde del abismo. Lo milagroso es que se muestran no desde el morbo o la malicia, sino desde una vitalidad libertaria donde la desolación, la algarabía, la rabia y la ternura se hacen indiscernibles, algo que no recuerdo haber visto, en el cine contemporáneo, desde hace mucho tiempo.
FICHA TÉCNICATítulo original: “Mid90s”. Género: drama. País y año: EE. UU. , 2018. Director: Jonah Hill. Reparto: Sunny Suljic, Katherine Waterstone, Lucas Hedges, Na-kel Smith. Calificación: Cinco estrellas (5)