A quienes recuerden a Gena Rowlands solo por un trabajo tardío como “Diario de una pasión” (2004) no hay que juzgarlos, sino envidiarlos. Envidiarlos porque están a tiempo de recién comenzar a descubrir una carrera fascinante, plagada de películas que muy probablemente tuvieron en su siempre hipnótica interpretación el corazón latente que les daba vida. Verlas por primera vez debe ser, para cualquier espectador con un mínimo de sensibilidad, una suerte de epifánico deslumbramiento.
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Nacida en Wisconsin, en 1930, fruto de la relación entre un banquero y una ama de casa aficionada a las artes, Rowlands tuvo sus primeros papeles en Broadway y luego dio el salto a la televisión y al cine, en ese orden. En 1954 se casó con el actor y director John Cassavetes y se formarían una de las duplas amorosas y creativas más sólidas de todos los tiempos, trabajando juntos en una decena de películas.
Algunas de las cintas que Cassavetes dirigió y Rowlands protagonizó se convirtieron en obras revulsivas del nuevo cine independiente estadounidense: la angustiosa y voyeurista “Faces” (1968); el retrato de una mujer inestable y entrañable de “Una mujer bajo la influencia” (1974); la reflexión sobre el arte interpretativo y sus miedos en “Opening Night” (1977); la mezcla de espíritu materno y ‘noir’ desplegado en “Gloria” (1980); o el derroche de pasiones que nos regalan en “Love Streams” (1984).
En todas y cada una de estas cintas, Rowland cambió las reglas de juego en cuanto a lo que entendíamos por una diva de Hollywood. Era bella y atroz a la vez; poderosa y frágil como una flor en sus últimos días de esplendor; plenamente segura al momento de exhibir su natural vulnerabilidad.
Es por eso que, en muchos sentidos, Rowlands ha sido la gran influencia para muchas de las mejores actrices de carácter que vinieron después y que, hasta nuestros días, se plegaron a su estilo interpretativo más terrenal y menos divino. “Una real inspiración, tanta modernidad y verdad en su trabajo”, escribió Julie Delpy. “Veo su retrato en mi casa todos los días para recordarme cómo se ve la verdad profunda en un artista”, señaló Laura Dern. “Aplausos, respeto y gratitud para la gran Gena Rowland”, destacó Mia Farrow.
UNA IRRESISTIBLE HUMANIDAD
La inolvidable complicidad de Rowlands con Cassavetes –con quien estuvo casada por 35 años, hasta la muerte de este en 1989– no quita que también haya trabajado para otros notables cineastas que encontraron en ella a la artista ideal: William Friedkin (“The Brink’s Job”), Paul Schrader (“Light of Day”), Woody Allen (“Otra mujer”), Jim Jarmusch (“Night on Earth”) o Terence Davies (“The Neon Bible”).
“Nadie que haya visto ‘Opening Night’ podrá olvidar a esa mujer al borde del abismo llamada Myrtle Gordon –apunta el periodista y gestor cultural Alberto Servat–. Puro nervio, carácter, belleza y una irresistible humanidad. Su grandeza no habría sido posible de no haber sido interpretada por Gena Rowlands. En esa película, así como en el resto de las que interpretó bajo la dirección de su marido John Cassavetes, se encuentra su principal legado. Una actriz que se forjó en innumerables series de televisión, teatro y cine. Su talento es resultado del trabajo, la persistencia y el amor al arte”.
Por su parte, la crítica de cine Leny Fernández señala: “No había visto ninguna película con ella, pero ya sabía que Gena Rowlands era grande. En mi temprana cinefilia, había escuchado de ‘Una mujer bajo la influencia’ y de ‘Opening Night’; pero en un ataque de soberbia quise conocerla por ‘Faces’, un título anterior, también de Cassavetes. Ahí lo comprendí. Una leyenda hecha de vulnerabilidad y ferocidad, cuya figura salía y entraba de los encuadres, mientras se reía rompiéndose por dentro. Pura genialidad”.
Tras cinco difíciles años en los que padeció de alzheimer, según reveló su hijo Nick Cassavetes, Rowlands falleció el último miércoles, a la edad de 94 años. Con ella se va uno de los últimos símbolos de una era dorada para Hollywood, y la que mejor supo empalmar con las urgencias y nuevas sensibilidades de generaciones posteriores. Por eso, nadie como ella.
Gena Rowlands fue ganadora de dos Globo de Oro (por "Una mujer bajo la influecia" y "The Betty Ford Story"), candidata a dos Premios Óscar ("Una mujer bajo la influencia" y "Gloria) y en el 2015 recibió el Óscar honorífico por su trayectoria.
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