Dominante, autoritario y manipulador. Así definió Alberto Ísola al rey Lear. Era 1999 y él estaba a punto de dar vida a este personaje en el montaje que dirigió Édgar Saba en el Teatro Municipal. “Es impulsivo y caprichoso. Un hombre que comete una serie de errores por su falta de tolerancia y visión”, agregó en una entrevista hace casi 20 años.
No se equivocaba. “El rey Lear” inicia cuando el protagonista decide adelantar la herencia a sus hijas y medir su generosidad a partir de quien diga amarlo más. La tragedia de William Shakespeare se complica cuando una de ellas, Cordelia, decide ser honesta. “Me engendraste, criaste y amaste, y en la misma medida te correspondo”, le dice. Allí empieza el derrumbe del reino: la furia del padre se desata y sus pertenencias pasan a manos de sus convenidas hijas.
Aunque a priori no lo parezca, “El rey Lear” es una de las obras más complejas y polémicas del universo shakesperiano. La pieza se aleja del canon al plantear un argumento adicional al del rey: en paralelo se ve a Gloucester, cuyo hijo bastardo trata de arrebatarle el poder. Como si fuera poco, la obra se aleja de la estructura de los dramas históricos del Bardo de Avon: si bien comienza con la pérdida del poder y el caos consecuente, jamás se restablece el orden inicial.
El final también es atípico: Lear no muere súbitamente, sino que va perdiendo la vida progresivamente hasta que, al final, concluye que el hombre está hecho para sufrir.
Estas innovaciones, sumadas a que Shakespeare no dejó escrita la obra, sirvieron para que algunos dudaran de la autenticidad de la misma y la adaptaran a los cánones estilísticos de la época.
En 1681, el lirista Nahum Tate hizo grandes modificaciones: además de crearle un romance a Cordelia, optó por un final feliz en el que los nobles restauran el orden y la paz en el reino. Su versión sería la más repetida durante 150 años. De forma similar, en 1768, George Colman decidió mantener el final original, aunque eliminó el argumento secundario y no incluyó al bufón. La creatividad no cesó hasta que, en 1838, William Macready recuperó el texto original casi en su totalidad.
ADAPTACIONES“El rey Lear” es considerada como una de las piezas fundamentales de la dramaturgia. Pocos se atreven a adaptarla al cine y muchos menos logran buenos resultados. Una excepción es la extraordinaria “Ran” (1985), de Akira Kurosawa, quien mezcló la tragedia shakesperiana con la épica samurái.
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También se puede mencionar “King Lear” (2018), cinta para televisión que recientemente se estrenó en la BBC y en la que Anthony Hopkins da vida a Lear. Su director, Richard Eyre, optó por mostrarla como una dictadura de este siglo. Sobre esa licencia, él comentó a “The Guardian”: “La obra se desarrolla en la época precristiana, pero ello habría significado tener a todos los actores con barba y pareciéndose al 'Planeta de los simios'”.
Cuando se le preguntó sobre cómo adaptó el clásico a la televisión, Eyre respondió: “Lo primero que hicimos fue cortar el texto. Tenía que sentirse lo más natural posible, ser accesible y comprensible, respetando el ritmo original. Hemos tomado mucho del estilo de 'House of Cards' para generar más intimidad. También he jugado con el orden de las escenas y he cambiado de lugar algunos diálogos, pero no he reescrito nada”. La cinta ya se puede ver en Amazon Prime Video.
DATOSEsta no es la primera vez que Anthony Hopkins interpreta al rey Lear. Lo hizo en 1986 en el Olivier Theatre.En la versión teatral que Édgar Saba dirigió en 1999 en el Teatro Municipal, Alberto Ísola encarnó al rey, mientras que Mónica Sánchez a Cordelia.La película ya está disponible en la versión de pago de Amazon Prime Video. Destacan las actuaciones de John Macmillan, Emily Watson y Emma Thompson.