Entre los filmes dedicados a reflexionar sobre vidas errantes que no vislumbran una salida al fracaso, son ejemplares varios títulos de John Huston. Véanse por ejemplo “The Misfits” (1961) o “Fat City” (1972). “Un viaje extraordinario” –título en español del original en inglés “The Mercy”, que quiere decir “La misericordia”– está muy lejos de esas obras maestras. Sin embargo, no deja de ser una película de interés por varias razones.
Una de ellas es, sin duda, el hecho de que se trata de un 'biopic' sobre Donald Crowhurst, veterano de la Fuerza Aérea Británica que, en 1968, decidió aventurarse en la competencia organizada por el diario “Sunday Times”. Donald debía circunnavegar el planeta, en solitario, sin realizar ninguna escala. El problema era que, aunque no pudo conseguir el financiamiento suficiente –por el que hipotecó hasta su casa– para acondicionar bien su embarcación, eligió zarpar como sea, antes de la fecha límite impuesta por el concurso.
Crowhurst es un buen hombre. Esposo y padre ejemplar, el premio de la prueba le proporcionaría el dinero necesario para reflotar su pequeña empresa de artefactos eléctricos. Pero, sobre todo, la tan anhelada trascendencia. El director James Marsh, quien gusta retratar hombres que realizaron esfuerzos por ganar lo imposible –es el realizador de “La teoría del todo” (2014), el galardonado ‘biopic’ sobre Stephen Hawking–, elige esta vez la fotografía de Eric Gautier para esta extraña crónica con tonos pasteles en clave baja, fríos, casi fúnebres.
En efecto, lo interesante de “Un viaje extraordinario” es que el tono apagado de sus imágenes coincide con el de la actuación de Colin Firth. Quienes hemos seguido la trayectoria de Firth sabemos de su talento para interpretar hombres disminuidos y trastabillantes, pero determinados a encarar su propia fatalidad: destino tortuoso que aceptan como dejándose arrastrar por la corriente de un río de aguas indomables. Así son tanto el profesor de “Un hombre solo” (2009) como el heredero tartamudo de “El discurso del rey” (2010).
Pero Donald Crowhurst es un personaje más triste y desgarrador. Un entusiasta que sueña con la gloria y que construye un proyecto que se sale de control. Si bien a ello contribuye un asesor de prensa inescrupuloso (David Thewlis), el aventurero asemeja a los antihéroes de las películas de Michelangelo Antonioni o Joseph Losey. Como ellos, Crowhurst no tiene el carácter para detener una situación de la que depende económica o moralmente. Con la prensa habiéndolo convertido en héroe local, Donald sale a un océano que no podrá domar.
El problema del filme está en su estructura, más que en su interpretación. Los primeros minutos, con el conglomerado de la estrambótica iniciativa de Crowhurst saliéndose de los rieles, cautiva por las actuaciones. Sobre todo la de un Colin Firth que concentra todo el anonadamiento posible ante una suerte inevitable. No obstante, una vez iniciado el viaje, Marsh aplica un montaje paralelo que convierte la odisea marina en una evocación constante del pasado familiar de Crowhurst.
El problema con este juego de flashbacks es que se vuelve redundante. Además, distrae respecto a un proceso de miedo y obsesión que nos lleva a los meandros de la locura. “Un viaje extraordinario” llama la atención por la singularidad del personaje, por lo alucinado y conmovedor que resulta. Sin embargo, la cinta no deja de ser algo académica y excesiva en un lirismo que resulta empalagoso. Marsh no puede profundizar, con la crudeza necesaria, en los vericuetos psicológicos de este romántico navegante inglés, algo que sí ocurre en un filme anterior, “Crowhurst” (Simon Rumley, 2017), y en el documental “Deep Water” (Jerry Rothwell, 2006), que dio inicio al interés en esta enigmática historia de la vida real.
Más informaciónPuntuación: 2/5.Título original: “The Mercy”. Género: drama. País y año: Reino Unido, 2018. Director: James Marsh. Actores: Rachel Weisz, David Thewlis, Colin Firth.