El director estadounidense Martin Scorsese y su actor fetiche, Robert de Niro, que sacan el noveno filme en común, “The Irishman”, en exclusiva para Netflix, se mostraron el domingo perplejos por la evolución del cine, en el marco del festival de cine de Marrakech.
“El cine del pasado se acabó, las cosas cambian” y “no sé que pasará en el futuro”, afirmó Martin Scorsese durante un encuentro con el público en el Palacio de los Congresos de Marrakech.
“Las películas deben ser mostradas en una gran pantalla, en particular 'The Irishman' (...) pero la contradicción es que el dinero que tuvimos la suerte de hallar vino de una red”, la cadena Netflix, subrayó por su parte Robert de Niro durante la conferencia de prensa.
“Netflix tomó riesgos cuando nadie quería tomarlos (...) Hoy se puede encontrar el dinero pero las salas de cine cierran”, añadió Martin Scorsese, y se preguntó “cómo preservar las audiencias”.
“Lo que filmamos hoy podría desaparecer mañana, vivimos una segunda revolución tecnológica”,subrayó.
“Hoy se podría hacer 'Taxi Driver', se puede hacer, pero ya no se puede ver: estamos en años negros, pues no se sabe como migrarán los formatos ni si van a migrar” cuando el soporte celuloide, relegado a los archivos, es “el único que permanece”, señaló.
El actor y el realizador de 75 y 76 años de edad respectivamente, no dudaron en usar las nuevas tecnologías para el filme “The Irishman”, donde Robert de Niro desempeña el papel de asesino a sueldo en diversas épocas, con o sin maquillaje, con o sin efectos especiales.
El sábado, Martin Scorsese entregó a quien llama “Bob” la Estrella de Oro del festival internacional de cine de Marrakech, en homenaje a su excepcional carrera.
Robert de Niro creció, como Scorsese, en el barrio italiano de Nueva York, y saltó a la fama gracias a él en “Mean Street”, en 1973. Filmó con él varias de sus principales películas como “Taxi Driver”, Palma de Oro en Cannes en 1976, y “Raging Bull”, por la que obtuvo el Óscar en 1981.