La gala del Oscar 2019 duró cerca de 3 horas y 20 minutos. Sobraron los tramos rutinarios y soporíferos, aunque hubo algunos momentos emocionantes o desternillantes. Repasemos:
1. La incredulidad de Olivia Colman. La británica obtuvo el Oscar a Mejor Actriz por “The Favourite”. Su reacción desbordada y nerviosa se sintió genuina. Parecía que no se lo esperaba, porque más de una señal apuntaba a que iba a ganar Glenn Close por “La esposa”. Con la estatuilla en la mano, Colman afirmó: “Esto es realmente estresante. Esto es hilarante […] Glenn Close, tú has sido mi ídolo por tanto tiempo. Esto no es lo que yo quería”.
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2. La euforia de Spike Lee. Por fin le dieron un Oscar, que fue en Guion Adaptado por “El infiltrado del KKKlan” (en el 2016 le entregaron una estatuilla honorífica que sonó a consuelo). En el escenario, Lee saltó hacia Samuel L. Jackson –quien presentó el galardón–, lo abrazó y se quedó colgado en él por un rato. Aplausos.
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3. Stanley Donen, perdónalos. Hace unos días, falleció a los 94 años el director de legendarias comedias y musicales como “Cantando bajo la lluvia”. En la ceremonia del Oscar, no hubo una sola mención al maestro. Inexplicable.
4. Sin personalidad. No hubo presentador en la gala. Nadie tomó el lugar dejado por Kevin Hart, quien renunció a la conducción por un tuit homofóbico escrito por él. El tedio fue la sensación dominante de un evento que duró más de tres horas.
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5. Esquivar el futuro y volver al pasado. La ceremonia empezó con la presentación de Queen. Adam Lambert reemplazó al irrepetible Freddie Mercury. La banda tocó de manera prolija y contundente. Se entiende la apuesta por esta opción clásica y populista. Pero en ella también hay una tendencia hacia el facilismo, hacia algo que no mira el futuro y que no abre nuevos caminos.
Otro momento musical relevante fue la interpretación de “Shallow”, de “Nace una estrella” (ganó el Oscar a Mejor Canción Original). Se sintió una conexión auténtica entre Lady Gaga y Bradley Cooper.
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6. Oda a la corrección. La mexicana “Roma” –una obra que asume riesgos, explora con magisterio el lenguaje del cine y recrea el pasado para proyectarse al futuro– no se llevó el Oscar a Mejor Película. El principal galardón recayó en “Green Book: una amistad sin fronteras”, un filme predecible que se sobrepone a esta cualidad gracias al talento de sus protagonistas Mahershala Ali y Viggo Mortensen. Una fábula contra el racismo que tiene un tono demasiado convencional.
Quizá lo más conveniente sea no esperar mucho del Oscar, que esta vez, por ejemplo, ignoró “La mula”, la excepcional cinta de Clint Eastwood sobre la vejez y el paso del tiempo. En su lugar, propuestas como “Vice” o “Black Panther” –que ni por asomo rozan esa calidad– fueron nominadas a Mejor Película. Estos premios son una lotería.