Su más reciente producción es un documental que retrata la vida policial en México. La anterior era un largometraje de ficción, “Museo”, que recreaba con buen ritmo el robo de más de 100 piezas prehispánicas del Museo Nacional de Antropología mexicano, ocurrido en 1985. ¿Será que Alonso Ruizpalacios está jugando a los policías y ladrones entre una y otra película?
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“Lo pensé en algún momento –confiesa el cineasta de 43 años a El Comercio–. En realidad es una coincidencia, pero sí hay algo interesante en eso de cambiar la perspectiva de ladrones a policías. Es decir, algunas de las problemáticas que facilitaron el robo al Museo de Antropología, en esta otra película tratamos de entender de dónde vienen. Las deficiencias y los problemas que hay en la policía mexicana”.
“Una película de policías”, que compite en el apartado documental del Festival de Cine de Lima, posee realmente una identidad menos rigurosa: tiene también de ficción, y de drama, de comedia, de acción y romance. Un cruce de géneros bastante inteligente y divertido, con varios giros inesperados, que no sorprende que Netflix se haya avispado en adquirirla para su estreno dentro de unos meses. Por lo pronto, la cinta de Ruizpalacios se perfila como una firme favorita para la temporada de premios de los próximos (ya ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín). Aquí el diálogo con su director.
Individualmente, uno empatiza con Teresa y Montoya, los dos agentes protagonistas del documental. Pero viendo a la Policía como institución, la cosa ya no es tan simpática. ¿Es realmente posible separar al policía-persona de la Policía institución?
Yo creo que la película es justamente un ejercicio de separarlos. De ver a la persona detrás del uniforme, con toda su complejidad, y al mismo tiempo analizar a la Policía de México. En ese sentido, creo que se contraponen y hay una tensión todo el tiempo en la investigación. Tensión sobre qué tanto ellos son parte del problema, o qué tanto la institución los definió a ellos. Pero, digamos, la película no pretende dar ninguna respuesta simple. Es solo una exploración y un ejercicio que rara vez se hace. El de confrontarnos, como yo tuve que hacer, con nuestros propios prejuicios.
Entiendo que el objetivo de la película es generar reflexiones y discusión, ¿pero cómo intuyes que va a ser la recepción en México [donde aún no se estrena], siendo un país con una policía muy cuestionada?
La verdad es que es una gran pregunta que yo mismo tengo, y me llama mucho la atención averiguar qué pasará. En verdad, nunca sabes cuál va a ser la reacción con una película. Este es mi tercer largometraje, o sea que, como dicen, no es mi primer rodeo. Y siempre me he encontrado con eso: frente a lo que esperas que pase, casi seguro que va a pasar lo contrario. Así que no sé... Por lo que hemos visto en las pocas personas a las que se la hemos mostrado en México, la película ha generado una discusión interesante. Y con eso me quedo: con que sea una película que genere una plática, una discusión. Para eso la hicimos. Para poner atención en este tema, que la requiere de forma urgente. Si bien hay instituciones que se dedican a generar conciencia sobre el gran problema de la policía, de la necesidad de una reforma, creo que no están visibilizadas masivamente. Y esta película podría ayudar en eso.
Seguro te van a preguntar mucho por el cruce del documental y la ficción, pero yo te quisiera preguntar por algo más específico: la sincronización de audios reales y actuados. ¿Cómo surge esa idea y qué tan complejo fue hacerla?
Eso surge como una necesidad, más que como una idea formal abstracta. Fue una solución a un problema concreto: cómo íbamos retratar alguna de estas dinámicas de corrupción que son tan difíciles de retratar en vivo. Y cómo haríamos para penetrar en el interior de una corporación como la policial, que es tan opaca hacia el exterior, tan poco transparente y visible. Allí apareció la idea de que íbamos a tener que echar mano de la ficción. En general, y aunque este es mi primer documental, creo que uno de los grandes problemas de este género es resolver cómo se ilustran las entrevistas. A veces se usa animación, a veces recreaciones. Pero me parece que lo que tiene de especial esta película es que va más allá de un asunto formal: tiene más que ver con esa experiencia en la que el espectador se va a sumergir en este mundo tan ajeno de la policía, y por eso me interesaba ver el trance de cómo se van desbaratando sus prejuicios, o confirmándose en muchos casos.
¿Cuánto cambió tu percepción de la vida policial el hacer esta película? ¿Qué se transformó entre el antes y el después?
Te podría decir que todo. Yo supongo que el cine, y particularmente el documental, es una herramienta muy privilegiada para conocer el mundo. Sea cual sea el objeto de estudio, no lo vas a mirar igual cuando termines. Nunca. Y lo digo porque eso a mí me pasó incluso con mis ficciones. Después de “Museo”, ya no puedo ver de la misma manera el Museo Nacional de Antropología, así como no puedo ver igual a la misma Ciudad de México, luego de “Güeros”, mi primera película. Ahora siento que miro a un policía y sé a qué se enfrenta: sé cuánto gana, sé las cosas que tiene que pagar, como sus balas o su chaleco antibalas… Cosas que son difíciles de creer y que la mayoría de la gente ignora. Y también sé de las decisiones que a veces toman erróneamente, en las que deciden seguir la cadena de mala operatividad, o de corrupción en algunos casos. Ahora sé cómo funcionan esos mecanismos y podría decirte muchísimas cosas más, porque “Una película de policías” fue realmente un proceso muy inmersivo para todos. Además es el resultado de dos años previos de pura investigación, de reunirnos con especialistas, de entrevistar a diferentes policías antes de dar con los protagonistas. Porque además la película es un retrato de dos personas muy complejas y muy entrañables.
¿Tú tienes familiares policías?
No, ninguno. Y por eso también fue un viaje completo para mí, un viaje que partió desde el punto de no saber casi nada de la policía, o nada más que lo que sabe un ciudadano común. Porque tu encuentro con un policía normalmente va a ser en el tránsito o en la seguridad pública. Y ya sabemos cómo va a ser ese intercambio y lo rápido que quieres que se acabe.
El dato
Puede comprar las entradas para “Una película de policías” en la web de Joinnus del Festival de Lima.
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