La selva como destino inhóspito y laberinto cruel. Allí una obsesión recurrente del hombre, que a lo largo de la historia ha desplegado, en partes iguales, un miedo cerval a la naturaleza despiadada y un terco deseo de querer derrotarla. Absurda obstinación: casi todos han terminado tragados vivos.
La historia que nos ocupa ahora es real: a inicios del siglo XX, el británico Percy Fawcett y su grupo de expedición se internaron en la selva amazónica (entre Bolivia, el Perú y Brasil) para buscar una antigua civilización perdida, el viejo mito de El Dorado, que él llamaba Z. Tras varios meses de aventuras y desventuras –que incluyeron enfermedades, accidentes, encuentros con nativos, etc.–, Fawcett desapareció de manera definitiva. Y no es spoiler. “Z, la ciudad perdida” narra esa historia bien conocida. Lo importante es cómo la cuenta.
—Épica viajera—La película que llega mañana a la cartelera se inspira en una novela de David Grann, pero sobre todo bebe de los relatos de aventura de aliento épico y clásico: allí puede mencionarse a Joseph Conrad y, sobre todo, a Rudyard Kipling. Los afanes de conquista son los que se imponen en estas empresas que parecen destinadas, indefectiblemente, al fracaso. Pero a un fracaso honorable, romántico, existencialista o como quiera llamárselo.
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El encargado de redondear en versión fílmica una gesta de ese tipo ha sido James Gray, cineasta estadounidense de impronta tradicional e indiscutible talento. Su inclinación a contar historias con componentes melodramáticos arquetípicos no debe confundirse con una fórmula gratuita: Gray hace de la elegante ejecución de estilo una herramienta perfecta para darle sentido a sus cuentos de desamor, de redención, de dilemas morales básicos. Por esa senda rondan los conflictos familiares y criminales de “We Own the Night” (2007), el elemental pero punzante triángulo amoroso de “Two Lovers” (2008), y la nobleza llevada al sacrificio en “The Immigrant” (2013). Todo revestido con una ambientación en la que predominan lo onírico y lo brumoso.
La forma en que se articulan esos componentes también se prevé en “Z...”. Queda ver, ahora, cómo es que Gray llevará su estilo pausado, más bien apegado al clasicismo, a un escenario tan diferente como es el de la hostilidad de la jungla y la precariedad de la época.En el protagónico, como Fawcett, está un actor usualmente agazapado como es el británico Charlie Hunnam. Lo acompañan Sienna Miller y Robert Pattinson, que sigue en la búsqueda de papeles maduros para quitarse el disfraz de vampiro edulcorado. Un estreno que busca devolverle valor, altura y profundidad al muchas veces sobreacelerado concepto de la aventura.