No hay buena acción que no reciba un castigo. En este caso el que le toca a la clasificación mundialista tiene nombre y apellido, aunque ningún talento: Dennis Angulo.
Pensaba que jamás lo volvería a ver. Más que una idea era un ingenuo anhelo. Tomaba tranquilo desayuno apenas llegado al Hay Festival de Arequipa, celebrando un grato reencuentro con Iván Thays en la terraza de un hotel de la Plaza de Armas, cuando una voz desaforada llamó nuestra atención: gritaba rimas que contenían las palabras Gareca y maleta, Hay y Hawái.
Era Angulo. Comía queso helado de a sol de un vasito plástico mientras nos miraba fijamente. ¿Lo conoces?, preguntó Thays. No creo, respondí. No es la primera vez que niego a Dennis Angulo, poeta casmeño que hace 17 años me tortura con el no deseado cargo de difusor de su cuestionable obra poética.
Preséntame a Andrea Marcolongo, me diría cuando lo encaré en la calle horas después. Le dije que apenas había hablado con la escritora italiana acerca de Roberto Baggio y de su pasión por la cultura helénica. Su mirada parecía no tener fondo ni propósito. Sería el soroche. O algún estupefaciente.
El mayor problema de Angulo es la absoluta carencia de inteligencia emocional. Pacientemente he tolerado su obra más por curiosidad malsana que por admiración, arriesgándome inclusive a que se me atribuya fantasiosamente que el casmeño no sea más que un álter ego de quien no tiene el necesario valor para firmar sus poemas. Esto ha acarreado diversos malestares profesionales y personales. Por lo que mi gratitud hacia mi familia, que ha sabido llevar esto, será eterna.
Luego de advertirle a la Marcolongo que no aceptara queso helado de extraños, convine con Angulo en una suerte de Lava Jato incruento: le reseñaría su último poemario con tal de que me dejara en paz. Él llevaba un ajado sobre manila bajo el brazo. Dentro, un poemario mecanografiado intitulado “¡Maldito metabolito!”. Un libro horrible, aunque visionario.
Nos estrechamos la diestra en silencio. Mi mano quedó untada de una capa tibia de queso helado.
—El poemario—Este poemario se apertura, no hay otra manera de decirlo, con uno de los típicos crossovers angulianos donde incorpora el momento político (Caso Odebrecht) al imaginario de lo cotidiano. Es de dudoso gusto su alusión al control de esfínteres, así como su desleal crítica al gremio del periodismo deportivo con quien tiene una cuenta pendiente desde los días del Sport Casma:
Aumentar 11 e eu fazer visitaOnce valientes incasRaspando eliminaciónA Gareca le hacen ermitaY al mundial invocación:¡Rusia, eu fazer visita!--0--Una hinchada penitenteDe trajinado asteriscoCelebra jugada fortuitaQue merece un obeliscoLes nace decir, de repente:¡Rusia, eu fazer visita !--0--Periodistas deportivosA punto de entrar a UberFederación, gestión benditaGritan con ilusión púber:¡Rusia, eu fazer visita!
Evidenciando su torvo oportunismo, Angulo no tiene reparos en treparse descaradamente al éxito ajeno hasta los linderos de la indignidad. Este poema pinta de cuerpo entero una catadura moral socavada por la confusión cromosomática propia de la ideología de género:
Yo lo dije Nunca dudé, siempre lo supe.Me alejé del pesimismo como Pizarro del golFue un tema de convicciónLo puedo firmar de nuevo, lo creo más que en mí mismoGareca ha tomado el controlSiempre creí, mano al fuego,¡La vida por mi selección!--0--Cuevita eres inmenso,Culebra nadie te alcanza,Oreja escucha claro el cantar de mi alabanza:Guerreros que nunca tranzanNi ante el mito refrito del maldito metabolito--0--Se acabó el pericoteoSe abolió el banal hueveoen mi sentir soy prolijo:Soy varón, soy poetaPero hazme un hijo, Tigre Gareca
A propósito de premoniciones, Angulo no escatima sobonería hacia quien abriría la puerta de la clasificación a Rusia, la ‘Foca’ Farfán:
Resurrección de una focaLo digo caiga quien caiga–escucha Tigre Navarropresten oídos Yahairas–quien lo toca, me tocó.Por él me embarro, saco la chairaDéjalo ser un bravo. Déjalo con su totó.--0--Primero lo vio Gareca¡Esa roca, ese chamán!Mientras Jefry se perdíadonde la envidia ardíaesa foca en discotecaEra un crack, era un galán,Bebiendo fino champán desde su Porsche sedán.--0--Yo lo dije, siempre lo supe,En Matute había un titánInsisto en mi retintínAntes de nombrarlo, escupe:¡Él es Jefferson Agustín! ¡Él es Farfán Guadalupe!
En un giro medianamente simpático, Angulo celebra la renacida tradición de la caravana. Aunque inevitablemente se deja ganar por la procacidad, trastocando además las virtudes anticalambre de un alimento como el plátano:
CaravanaFamiliar paseo triunfal, Gloria urbana victoriosaYo te canto, caravana, ruidosa senda gloriosaQue revive tan lozana peruanidad peatonal--0--Vuelve ahora tu cariciaHaces del antro deliciaRecuperemos la honraDel lugar que se nombracomo calle de las pizzas.Hay una sola manera:¡Hoy no chambean, peperas!--0--Caravana, camiseta peruana,Te hablo de tú a tú:Caminemos hasta MoscúHazte una: lleva a tu hermanallevo presta la banana, el potasio lo pones tú.
En el siguiente poema derrapa hacia lo libidinoso, evidenciando su obsesión por la literata italiana Andrea Marcolongo, autora de “La lengua de los dioses”, quien visitó el Perú para presentar su hermoso alegato a favor del idioma griego y del valor actual de la cultura helénica. Angulo pasa esto por alto para ubicarse dentro del perfil de denunciable por Ni una Menos.
Marcolongo, vente a AtocongoAndrea habrás escuchadoPor Grecia y por todo ladosAlgo que suena rotundo, una verdad que no niegoAsí me enfrente al recato, al prudente y al pacatoRepito en tono profundo:Olvida el desnudo griegoPiensa en cholo calato--0--Por ti estudio a Platón,me encomiendo a PoseidónSin ser jamás Castrillón(vaya tremenda joya) Ya me siento cerca a Troya.Envuelto en filosofíasolo te digo confía:Te ofrezco mi verso y mi cucharónven con hambre Marcolongo, cáete por AtocongoLo digo de corazón:hay fiambre y hay mondongo.
Angulo cierra el libro con el poema que le da título, alegoría respecto al resultado adverso en la prueba antidopaje de Paolo Guerrero. Como es su costumbre, abusa de la rima de tono preescolar, atribuyéndole un poder pagano a la mascota de España 82, Naranjito:
¡Maldito metabolito!Fue peor que un meteorito.Fue decir: me inhabilito.Por más que recapacitoSolo digo, casi grito,¡Maldito metabolito!--0--Así orines rapiditoLa ruin prueba del delitoSe aferra como un piojito(¿Qué pensabas, Paolito?)¡Maldito metabolito!--0--Estando todos contritos,Elevemos una oraciónAl gran todopoderosoQue Paolo salga airosoDe tan mendaz situación--0--De ti depende, NaranjitoQue se coman cualquier cuento(La tarea que no encuentro, el perrito la comió)¡Que sea el mate coca, fue alguien que se lo dio!Naranjito, a ti te invocan¡Maldito metabolito, la puta que te parió!
La obra no se presentará en la próxima edición de la Feria del Libro Ricardo Palma ante el unánime desinterés de todas las editoriales peruanas, más unidas que nunca.