Las apariencias engañan.
Recuerdo cuando era alumno de Carlos López Degregori (Lima, 1952), quien dictaba Literatura Universal en la Universidad de Lima hace un cuarto de siglo. Su estampa profesoral –pulcramente vestido, zapatos brillantes, rostro afeitado, amabilidad al atender a sus alumnos– escondía hábilmente a un poeta que había hecho de la anécdota sórdida, las atmósferas ominosas, los personajes delirantes y del yo dislocado y perturbador el centro de su obra. Cuando lo conocí era ya considerado una de las voces más importantes de su generación –aquella que surgió entre finales de los setenta y principios de los ochenta– y su poesía se enmarcaba dentro de lo marginal, lo personalísimo y lo intransferible.
Esto último era cierto. López Degregori había rechazado establecerse en cualquiera de las corrientes que imperaban (e imperan todavía) en la poesía peruana para, por medio de referentes ajenos a nuestro imaginario, erigir un camino propio y vasto que no ha tenido continuadores.
Por esos mismos años –específicamente en 1994– López compiló sus poemarios publicados bajo el nombre de “Lejos de todas partes”. Explicaba en el prólogo que estábamos ante un proyecto unificador que, como se infiere del título, partía de una “lejanía biográfica, existencial, histórica, ideológica, poética: un exilio al que estoy condenado”. Eso se reafirma en el proemio de esta nueva edición de su obra completa, que añade sus cinco libros más recientes. Estamos ante una oportunidad ideal para repasar y comprender panorámicamente una propuesta monumental como en muy pocas ocasiones nos ha ofrecido nuestra lírica contemporánea.
La primera etapa de la poesía de López contiene al menos tres libros canónicos. En los poemas de “Las conversiones” (1983), el autor da espacio a personajes tétricos y solitarios que cantan desde la soledad más penumbrosa –aquella surgida del fracaso del amor– y construye situaciones que dan pie a metáforas existenciales sumamente inquietantes; un ejemplo de ello es “Tres manzanas” o su mordaz “Canción de la taza de leche”. Esta tendencia madura y se consolida en “Cielo forzado” (1988), sobre la base de voces dispersas, cuentos góticos acaecidos en espacios decadentes y actores cuya identidad muta monstruosa o angélicamente según el designio que los invoca. “Aquí descansa nadie” (1998) es una hermosa colección que añade a las conquistas anteriores un tono apocalíptico pero no desesperanzado, oscilante entre la admonición dramática y el arrebato surrealista.
Con sus picos y valles, marchas y contramarchas, indagaciones y respuestas, “Lejos de todas partes” concluye con la misma extrañeza y desconcierto con la que se inició; en medio de ese universo nebuloso acontece una ruptura silenciosa pero profunda con respecto a la realidad y la poesía circundante. Estamos ante un libro enigmático y de sencillez engañosa, muy propio de ese profesor López Degregori que conocí: ese que, mientras dictaba afablemente la lección del día, tramaba tenebrosos y mágicos mundos dentro de su cabeza.
AL DETALLEPuntuación: 4/5 estrellas.Autor: Carlos López Degregori. Editorial: Universidad de Lima. Año: 2018. Páginas: 502. Relación con el autor: cordial.