YOLANDA VACCAROCorresponsal de El Comercio en Madrid
El escritor Jeremías Gamboa (Lima, 1975) fue proclamado ganador de la edición XXXVI del prestigioso premio literario español Tigre Juan por su novela “Contarlo todo” (Penguin Random House). En una ceremonia realizada en el hotel Reconquista de Oviedo, el mismo en el que se entregan los Premios Príncipe de Asturias, Gamboa recibió la noticia del galardón tras quedar finalista junto a la argentina Selva Almada. Es la primera vez en que dos latinoamericanos llegan a la final de este galardón que, durante décadas, ha reconocido a una obra de un escritor en habla castellana que el jurado elige por su propia cuenta (nadie se presenta, como es habitual en otros premios de ámbito) entre más de un centenar de novelas entre las miles que se publican en España cada año. El jurado valoró de la obra de Gamboa “la búsqueda incesante de una vocación como medida para encontrar una identidad propia. Una novela de formación y aprendizaje con excelente ritmo narrativo. Una verdad muy vivida”.
El galardón está dotado con 10 mil euros y una reproducción del grabado del artista Jaime Herrero. El premiado nos concedió esta entrevista.
¿Qué sentiste cuando te proclamaron ganador?Alivio. No estaba Selva Almada, ella tenía compromisos por la Feria de Guadalajara. Igual ser finalista ya era un premio porque en los últimos cuatro años el premio no tuvo dotación económica tras haber sido un galardón dotado con 55 mil euros. Este año el Ayuntamiento de Oviedo ha vuelto a patrocinarlo. Siento gran alegría porque es un libro que ya estaba cerrando su ciclo.
¿Crees que ha pesado el espaldarazo a su novela por parte de nuestro Premio Nobel, Mario Vargas Llosa?Cuando el libro iba a salir mucha gente me dijo, y también lo creo, que ese espaldarazo de Mario Vargas Llosa ya era un premio en sí mismo. En Perú el libro estuvo muy expuesto, en España tuvo muy buena critica pero no difusión, para el Jurado fue un descubrimiento. Es muy difícil obtener visibilidad en España, este premio coloca el libro un poco más en vitrina.
¿Cómo te enteraste de que eras finalista?Es una cosa no muy común en lengua española, es más de países anglosajones la tradición de premiar libros ya publicados. Y lo más increíble es que uno no presenta el libro. Me enteré que era finalista por el cable de noticias, pensé en quién podría haberlo presentado y nadie lo hizo. Se trata de un grupo de lectores compulsivos que rastrean los libros por su cuenta. Aquí me han contado que leyeron mi libro hace varios meses y, desde ese momento, les pareció que era un candidato. Me enteré en la ceremonia la lista de cinco candidatos había gente como Eloy Tizón y de que el año pasado el ganador fue Sergio del Molino por “La hora violeta”, son autores que leo, que me gustan. Ha sido fantástico que de pronto el libro en un lugar como Asturias prenda y haya un jurado que se juegue por él, es un orgullo. El primer mensaje de felicitación que he recibo de felicitación es justamente de Sergio del Molino. Tenemos un frecuente intercambio de mensajes porque él leyó mi novela y yo leí la suya y nos gustó mucho el libro del otro.
¿Este premio marcará un punto de inflexión en tu carrera literaria?Sí, de alguna manera creo que marca un punto de inflexión. Marca otra etapa del libro, estuvo muy expuesto y asociado al márketing en algunos lugares, algo que y obnubiló la lectura calmada del libro. En Perú ha sido muy atacado desde un punto de vista ideológico en ciertos lugares y creo que este premio es una inflexión porque ya se asocia a un premio puramente literario, ajeno a agendas de publicidad y marketing, tiene un reconocimiento un poquito más oficial de la literatura con tremendos finalistas. El premio coloca al libro en el lugar que a mí me parece más literario, más su lugar. Siento que está empezando un viaje mucho más tranquilo y lejos del ruido que tuvo en el lanzamiento.
También más internacional…Sí. También es interesante que Selva y yo hayamos sido finalistas, que este premio español se juegue entre dos latinoamericanos, eso indica algo del momento actual de la literatura latinoamericana. En el discurso que improvisé dije que en la novela cuento una anécdota que es el momento en el que el personaje principal y un amigo suyo mandan un original al Premio Jofer, yo mandé un cuento a este premio y quedé con una mención honrosa y fue la primera vez que pensé que mi obra podía tener algún valor. Al año siguiente gané el premio y gané la computadora con la que escribí “Contarlo todo”. Yo en ese momento no sabía si iba a ser escritor y el premio fue determinante para tomarme la literatura más en serio, y lo mismo ocurre en la novela. Ahora sentía que de otra manera esto como que se cerraba, este es el primer premio que recibo como escritor y me afirma en mi apuesta, los premios dirigen un poco a veces, ayudan a despejar dudas. Ahora empiezo a escribir un libro nuevo y tienes dudas pero un premio así siempre es un aval, te coloca en un lugar más despejado porque sabes que hay recepción.
Lo que cuentas evoca el caso de Mario Vargas Llosa y su primer premio, también en España, por “La Ciudad y los perros”…Ayer el Jurado me comentaba mucho eso, que ellos sentían que es una apuesta a futuro, me decían “es mi primera novela y te la premiamos como le pasó a Vargas Llosa”. Es el autor en que viaja con los premios, es una apuesta de un jurado. También afirma a mis editores, a mi agente.
En las entrevistas que te están haciendo aquí en España te hablan sobre tus orígenes humildes y sobre cómo has ido cosechando triunfos. ¿Qué opinas sobre esto?Eso está asociado a que la novela tiene componentes muy autobiográficos, el personaje cuenta su vida en primera persona. Es humilde, lo cuenta todo, vive en Santa Anita, es un personaje al que la educación le cuesta, algo que no le cuesta a casi ningún chico de su universidad, él tiene que conseguir una beca. En el Perú se leyó como una novela de una nueva especie de sujeto social que es muy significativo de lo que está pasando en el Perú.
¿Cómo va y de qué trata tu segunda novela?Tengo un hijo que nació hace cinco semanas, no he tenido tiempo. Ya tengo clara la historia, me falta sentarme a escribirla con la disciplina que eso implica. Justo mi novela es sobre un padre y un hijo. Creo que también va a ser muy largo y sé que no la publicaré el año que viene. Está inspirado en eventos de la vida de mi padre, un personaje que asoma en “Contarlo todo”, un tío que lo ayuda, el tío Emilio, en la primera versión era el padre pero luego me di cuenta de que la novela era de un huérfano y convertí al padre en tío. He investigado en la historia de mi familia, es una novela familiar, ya escribí la novela de la ciudad. Es una novela de distancias y reencuentros entre padres e hijos.
EL PREMIOEl Tigre Juan nació entre 1977 y 1978 a instancias de personalidades del mundo cultural de Oviedo, capital de Asturias, en homenaje al nombre de la novela de Ramón Pérez de Ayala y de uno de los bares clásicos del Oviedo antiguo, que contaba también con esta denominación y que patrocinó la primera edición del premio.
En sus treinta y cinco ediciones el galardón ha recaído en autores como José Luis Borau, Manuel Moyano, Pablo Tusset, José Luis Mediavilla, Carmen Gómez-Ojea, Ignacio Gracia, Julio Ibarra, Martín Casariego, Enriqueta Antolín y Antonio Orejudo y el, además del chileno Luis Sepúlveda por su novela “El viejo que leía novelas de amor”, obra de la que se han vendido más de 18 millones de ejemplares.