Un niño y una niña pueden definir buena parte de la literatura peruana del siglo XX: el protagonista de “Un mundo para Julius”, de Alfredo Bryce Echenique, y la de “Ximena de dos caminos”, de Laura Riesco. Pero en comparación con el primero, cuya trascendencia resuena hasta hoy como una de las cumbres narrativas de nuestras letras, el caso de Riesco es diferente: una autora brillante, pero no lo suficientemente leída aún; un libro que califica como uno de esos grandes tesoros a la espera de justicia.
La reedición de “Ximena de dos caminos” en un sello importante como Lumen apunta a enmendar ese error. Es la historia de una pequeña de 5 años que, por el trabajo de su padre –empresario de una compañía minera–, debe pasar su infancia en un barrio residencial de La Oroya, a mediados del siglo XX. Reflejo de las propias vivencias de su autora, quien nació en dicha ciudad en 1940, y creció en un entorno escindido entre los privilegios de una familia acomodada y la dura realidad de la población andina.
La escritora Doris Moromisato señala que, “por su estrategia discursiva y el acercamiento íntimo a sus personajes, ‘Ximena de dos caminos’ es una novela revolucionaria porque relata el mundo andino sin el tono épico y grandilocuente que caracteriza a la literatura masculina”. Diana Miloslavich, activista feminista e investigadora en literatura, agrega que se trata de una obra clave para entender un choque cultural que, en gran medida, sigue vigente hasta hoy. En esa línea, destaca cómo el libro –paradójicamente– parece haber recibido más atención de la antropología y otros estudios sociales, que de la literatura misma.
Ciertamente, uno de los grandes valores de “Ximena de dos caminos” es el fino delineamiento de la mirada infantil como registro de un escenario complejo. Allí, la inocencia y la transparencia de Ximena se topan con un sinfín de contradicciones culturales. Pero lejos de convertir ese cruce en una exacerbación de las diferencias, Riesco lo traduce en un sutil proceso de descubrimiento (y autodescubrimiento). Y para esos fines, el lenguaje es esencial. La cuidadosa selección de palabras, el poder denoscriptivo de los paisajes, el diálogo entre las tradiciones en las alturas y el universo que se abre en la enciclopedia con la que Ximena aprende a leer con fervor.
A LA SOMBRA
La limitada exposición de “Ximena de dos caminos” responde también al discreto perfil de Laura Riesco. “Ella pertenece a la misteriosa casta de autores como Martín Adán o Franz Kafka, aquellos que narraron con honestidad y genialidad muy lejos de la egolatría y la fama –opina Doris Moromisato, quien mantuvo una cercana amistad con la novelista–. Era la antiescritora. Cuando conversaba con ella, solo quería saber de Lima, de sus amigas, de nuestros asuntos vitales”.
Porque Riesco se mudó para radicar en Estados Unidos a los 18 años, y desde entonces solo realizó visitas esporádicas al Perú. Hizo una vida norteamericana con su esposo, Robert Luszczynsky, y sus tres hijas, Halina, Aída y Ana María. Fue profesora de semiótica y teoría literaria, y a la par escribía con el ritmo y la paciencia que le surgía desde el interior. “Era una época en que las mujeres no se asumían como escritoras. Ella misma decía que era simplemente ‘una mujer que escribía’, a pesar de que ya era una gran autora”, señala Miloslavich, también amiga suya.
Después de una primera novela de corte experimental, “El truco de los ojos” (1978), Riesco avanzaría de forma muy reservada el material que daría forma a “Ximena de dos caminos”. Miloslavich asegura que primero lo presentó en forma de cuentos, pero que fue el escritor Edgardo Rivera Martínez quien le sugirió que estructurara los textos como una novela. Y es así como fue publicada por la editorial Peisa en 1994. El recibimiento del libro fue un elogio unánime.
OBRA POR DESCUBRIR
“Yo sigo pensando que, después de ‘Aves sin nido’ de Clorinda Matto, la otra gran novela escrita por una mujer peruana es ‘Ximena de dos caminos’”, sostiene Diana Miloslavich para resaltar la pertinencia de que el libro de Laura Riesco llegue a partir de ahora a más lectores. Y aunque su obra pueda parecer breve, Miloslavich aún espera que llegue a editarse la novela que la autora estuvo trabajando hasta antes de su muerte, en el 2008.
“Sé que hay planes de publicar ese libro, una novela sobre su abuela que vino desde Croacia –dice Miloslavich–. Era una historia de migración sobre la que me contó mucho, porque ambas compartíamos la ascendencia croata: ella por su abuela materna y yo por mi padre”.
Según un artículo del periodista Jaime Cabrera para la revista “Buensalvaje”, la obra lleva como título tentativo “La tentación de Miroslava Cupranovich”, y las hijas de Riesco evaluaban la mejor alternativa para su edición y publicación. Mientras esperamos buenas nuevas de aquel proyecto, “Ximena de dos caminos” permanece como una obra tan valiosa como ineludible. Es un deber leerla.
El dato
- “Ximena de dos caminos” se presentará en la edición virtual de la Feria del Libro de Lima el viernes 4 de setiembre, a las 4 p.m. Participarán Victoria Guerrero, Nataly Villena y Dante Trujillo. La actividad podrá verse a través de las redes sociales de la FIL.
TE PUEDE INTERESAR
- Pauchi Sasaki presenta “K’uku”, el video hecho con escaneos 3D en plena cuarentena
- Betty Boop se inspiró en una afroamericana y antes fue un perro: aquí sus 90 años de historia
- H.P. Lovecraft fue racista: terror y segregación en la nueva serie de J.J. Abrams y Jordan Peele
- María Emma Mannarelli: “Las mujeres hemos logrado escribir desde los márgenes y, desde allí, estar en el centro”
- Martín Adán y “La casa de cartón”: el genio de un eterno quinceañero