Jesús Martín Barbero no se cansa de contar una divertida anécdota que cambió para siempre su modo de entender la cultura. El teórico de las comunicaciones español organizó un día un taller en una universidad latinoamericana y nadie fue a escucharlo. Sorprendido, preguntó cuál era la razón, y descubrió que todos los miembros de su público potencial se habían ido a ver telenovelas. Desde entonces, se dedicó a estudiarlas. Por algo atraen, pensó. “Y creo que pasa lo mismo con la música”, nos dice el sociólogo peruano Santiago Alfaro, uno de los autores de “Música popular y sociedad en el Perú contemporáneo”, un volumen recientemente editado por el Instituto de Etnomusicología de la PUCP.
“Aún no se percibe en la mú- sica un vehículo a través del cual se constituye la sociedad. La realidad es que aprendemos a ser hombres o mujeres escuchando baladas y que se forman nociones de identidad nacional o regional a partir de canciones. Esos temas son como ladrillos con los que construimos muros o puentes alrededor de nosotros para crear lazos grupales, para ser lo que somos”.
UN COMPENDIO DE LA DIVERSIDADEl libro reúne 15 estudios de diversos autores sobre géneros musicales que, a nivel local, nunca antes habían sido analizados desde el mundo acadé- mico, o de géneros que sí han tenido una larga tradición de investigación, como la música criolla o la andina, pero que son vistos desde ángulos diferentes. El propio Alfaro ha contribuido con un texto que ofrece una lectura original sobre cómo la mú- sica andina se transformó radicalmente al migrar del campo a ciudades como Lima e incorporarse a la modernidad y a la economía capitalista. “De lo mágico a lo popular”, diría Arguedas.
El hip hop es otro de los gé- neros protagonistas del compendio, y es descrito por Kyle E. Jones como “una fiebre global que siempre se localiza”. Lo mismo sucede con el metal, cuya influencia se deja sentir no solo en identidades de tribus urbanas sino de género. El artículo de Sarah Yrivarren dedicado al tema analiza entrañablemente lo que significa ser una metalera.
Lo interesante, para Alfaro, es “la capacidad que tienen todas estas investigaciones para dar cuenta del impacto de la música popular en la sociedad: crea mercados con características que no se replican en otras partes del mundo, marca épocas vinculadas, por ejemplo, a discursos políticos como el del indigenismo, o influye en la conformación de identidades juveniles o étnicas”. El libro reúne todas estas entradas, como una suerte de panal que nos provee de una mirada poliédrica sobre los sonidos que nos rodean.
ÍCONOS DE LA PERUANIDAD“Hemos aprovechado la ocasión para solicitar un tratamiento especial para grandes íconos culturales como Chabuca Granda, Yma Súmac y Felipe Pinglo”, nos dice Raúl R. Romero, el editor de la publicación. “Increíblemente, no existía nada escrito sobre ellos desde la academia. Estos personajes son citados casi todos los días por los medios de comunicación pero, al no haber una carrera de etnomusicología bien establecida en nuestro país, habían sido dejados de lado. Creo que este libro también pone las cosas en su lugar en ese sentido”.
En suma, el volumen es mucho más que un notable aporte al desarrollo de la etnomusicología en nuestro país: es una herramienta nueva para entendernos mejor como peruanos y constituye, por esa razón, una lectura imprescindible.