La ficción y la realidad están más cerca una a la otra de lo que parece, y un libro las une para comprender la política internacional. Hablar en esos términos de las series “Juego de tronos” o “The Walking Dead”, la pandemia del Covid-19 o el organismo rector del fútbol, la FIFA, nos lleva a entender la naturaleza organizaciones y el por qué se comportan como lo hacen. Eso es “Pandemias, dragones y muertos vivientes” (Planeta, 2021); colección de ensayos escritos por Farid Kahhat y Gabriela Camacho a la venta desde el 8 de enero. Conversamos con ambos autores para conocer sus perspectivas sobre lo que vemos al sacar la cabeza por la ventana de la casa… o simplemente al poner Netflix.
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La realidad y la ficción son dos términos que, en circunstancias usuales, son opuestos. Este libro habla de ambos. ¿Cómo fue equilibrar ficción y realidad para escribirlo?
Gabriela Camacho: Quizá haya que partir de que la ficción nunca es totalmente ficción. La ficción, en general, recurre mucho a la realidad porque, finalmente, es difícil para cualquiera escribir sobre algo totalmente imaginado. Y creo que uno de los ejercicios que terminamos haciendo (en el libro), que es de alguna manera, reflexionar de ciencia política en estas realidades ficticias tiene que ver también con eso. Porque funcionan. En la introducción decimos que lo que espera la ciencia política que suceda en el mundo también se traslada a lo que se espera que suceda incluso en mundos imaginados. Entonces, también hay otras cosas que evidentemente no suceden. No siento como términos opuestos la realidad versus la ficción, sino que al final se alimentan un poco entre ambas.
Farid Kahhat: Sobre el libro y su relación con la realidad, me remitiría a la introducción que escribí con Gabriela. Yo escribo la primera parte, sobre estudios contrafácticos, ella sobre experimentos mentales, y ambas son cosas relevantes para entender la relación entre la ficción y realidad. Los estudios contrafácticos, que son perfectamente aceptados en las ciencias sociales, lo que hacen es decirte en el caso del Brexit, por ejemplo, qué hubiera pasado si no hubiera acontecido. Obviamente, ese escenario no existe ni existirá, porque el Brexit ya se produjo, pero puedes establecer con base en la historia patrones de conducta que te llevarían a proyectar escenarios verosímiles. Un poco lo que sostenemos es que se puede hacer lo mismo con la ficción. Si partes de una lógica explicativa, que establece una determinada relación entre variables, deberías poder establecer esta relación entre variables incluso en escenarios ficticios, pero influidos por la realidad.
Camacho: Justamente en esa idea de extrapolar la realidad, Neil Gaiman dice que la buena ciencia ficción siempre es relevante. No importa si el momento del futuro en el que tenía que darse ya llegó y no pasó la predicción; pero es por eso que leer “1984” (George Orwell) o “Un mundo feliz” de (Aldous Huxley) sigue siendo igual de relevante que cuando salieron. Hay una cuestión ahí de extrapolar la realidad o de cosas que creemos y se mezclan; no es esa contradicción, quizás.