Cuando Camilo Echeverry Correa decidió convertirse en ─simplemente─ Camilo, muchas puertas ya se le habían cerrado. Seguía viviendo en Colombia y arrastraba el recuerdo de haber sido una estrella juvenil a sus 15 años. Pasaba sus días componiendo canciones para artistas internacionales como Juanes, Becky G, Leslie Grace y Prince Royce. Y aunque esto resultara meritorio, Camilo anhelaba recuperar aquel reconocimiento musical como un artista completo. Sin embargo, por más que lo intentaba, la oportunidad no llegaba.
Por aquel entonces, su relación con Evaluna Montaner lo hacía permanecer cortas temporadas en Miami, donde ella residía con su familia. El vínculo aún era prematuro, cuando Ricardo Montaner y sus hijos Mau y Ricky se interesaron por sus canciones y lo animaron a emprender la nueva etapa de su carrera junto a ellos. Pero había que comenzar de cero. "Cuando llegué, no tenía dónde quedarme. No tenía ni un centavo”, recuerda. Fue en ese contexto en el que Mau Montaner le ofreció un pequeño lugar en su cuarto. Allí, en un colchoncito bajo la cama de Mau, Camilo vivió dos años y medio. Mientras tanto, trabaja con los Montaner su regreso a la música. La oportunidad había llegado.
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La complicidad que tienes con Evaluna y la familia Montaner es tu gran respaldo, ¿hasta qué punto las opiniones de ellos influyen en tu trabajo?
Yo soy una persona muy hermética con a quién dejo entrar en el proceso creativo y a quién preguntarle de mis cosas. Tengo mucho cuidado a quién le abro mi mente y mi corazón, pero cuando lo hago, lo hago completamente. La familia Montaner ha sido en mi carrera un apoyo que no puedo ni siquiera describir. La primera persona a la que yo le mostré “Tutu”, después de Evaluna, fue a (Ricardo) Montaner. “Montaner, creo que tengo una canción muy grande, muy interesante. Quiero que la escuche", le dije. Para mí, la opinión de Montaner es sagrada, sagrada, sagrada. Es como una especie de maestro al que yo le debo gran parte de mi vida. A mí Montaner me dice que a una canción le cambie el coro, yo le cambio el coro.
Es, definitivamente, una gran influencia.
Es que no escuchar la voz de Montaner, sería no escuchar la voz de la experiencia. Sería una tontería. Por el amor que le tengo a mi proyecto, Montaner, Mau y Ricky, mi novia, Marlene (la mamá de Evaluna) son las primeras personas a las que le pregunto su opinión de absolutamente todo. La clave del éxito en el arte es estar rodeado de gente que enriquezca tu propuesta desde el amor y la opinión constructiva.
Durante tus primeros años en Miami, ellos te ofrecieron un techo y empezaste a crear tu propuesta musical junto a la de Mau y Ricky. Imagino que cada proyecto tiene un poco del otro.
100%. Yo me siento muy orgulloso de que el sonido de Mau y Ricky lo encontramos juntos y que el sonido de Camilo lo encontramos juntos. Es un logro muy bonito. Somos artistas hermanos y somos carreras hermanas. Todo lo que ellos logran yo lo siento como mío.
¿Te sientes en deuda con los Montaner?
No sé si en deuda, creo que es un tema más de gratitud. Es como una deuda de gratitud. Es importante, uno como artista, nunca olvidarse de cuáles fueron esas personas que ayudaron a que estés donde estés en este momento. A ellos y a todas las personas que sembraron en un momento en que nadie quería sembrar, yo siempre les tengo gratitud. Por ellos y con ellos avanzo. La gratitud es un asunto que nunca se debe olvidar.
Pronto regresas al Perú, pero con una madurez profesional distinta, ¿cómo ha cambiado Camilo en estos años y qué veremos de ti?
La esencia es la misma, pero la identidad ha mutado muchísimo. Cuando fui al Perú la primera vez, fui honesto con quien era, como en este momento lo soy con quien soy ahora mismo. Si hay algo que yo siempre le demuestro a la gente que me sigue es la honestidad. Nunca voy a estar fingiendo ser una cosa que no soy. Yo me acuerdo mucho la primera vez que llegué al Perú, al aeropuerto de Lima. Me acuerdo del momento en el que salí por la puerta de seguridad y la cantidad de gente que había. Eso me cambió la vida. Fue uno de los viajes más maravillosos que tuve y estoy ansioso por volver, porque desde hace muchos años no voy. Estoy ansioso por mostrar este nuevo momento de mi vida.
Uno de tus acercamientos con el Perú lo tienes en tu vida personal por tu amistad con Nicole Zignago, ¿cómo es tu relación con ella?
Nicole es una de mis mejores amigas. La amo y también es la mejor amiga de mi novia. Creo que es una de las personas más talentosas que conozco en mi vida como compositora, como cantante, como artista, como ser humano. Yo soy fanático de ella y confío mucho en su proyecto. Conozco lo que está haciendo en este momento en secreto y las cosas que está armando. Sé que van a ser cosas gigantes.
¿Preparan alguna colaboración?
A mí me encantaría, pero como está tan ocupada, no me para bola (risas). No, mentira.
¿Nicole Zignago tendrá alguna participación en tu boda con Evaluna?
En realidad, Evaluna y ella han estado avanzando en una cantidad de cosas de la preparación de la boda. Las primeras personas que Evaluna piensa que estén ahí en la boda va a ser Nicole, por supuesto.
Después de muchos años, ¿qué expectativas para el show en Lima?
Estoy muy emocionado de ir con mi guitarra y compartir con el público del Perú. Van a estar ahí también artistas que admiro mucho, que me parecen increíbles. Lo que más me causa ilusión de esta visita es hacerlo de la manera más desnuda posible que es con mi guitarra y mi voz. Yo no cambio ese formato por nada del mundo. Sé que hay una cantidad de canciones que nos debemos cantar juntos desde hace muchos años y ya vamos a saldar esa deuda.
DATO
Camilo se presentará en el Plaza Arena el jueves 31 de octubre junto a SECH, Darell, Alexis y Fido, Sixto Rein, Trapical Minds y Leslie Shaw, como parte del Halloween de Moda. Las entradas están disponibles en Teleticket de Wong y Metro.