Gustos puestos a un lado, existen pocos músicos como Gepe. A quien escribe, puede que buena parte de sus canciones no le generen mayor afinidad. Pero la singularidad, el talento y la clara visión artística que trasmite su propuesta en vivo son atributos indiscutibles. En ese sentido, el concierto que dio en el bar Bazar así lo comprueba. Sentado tras la batería y con dos bailarinas al frente interpretando danzas folklóricas, el artista chileno puso a bailar a todo el local miraflorino, y confirmó lo que ya se venía diciendo: Gepe encarna a uno de los mayores valores del nuevo pop latinoamericano.
Su repertorio, la noche de ayer, estuvo lleno de temas de su disco más celebrado, “GP” (2014), y de su última producción, “Estilo libre”, lanzada en agosto de este año. Así, con canciones enfocadas en las bases rítmicas y recorriendo géneros como el merengue, la bachata, la cumbia y el folklore andino, Gepe hizo escuchar temas como “Fiesta maestra”, “Libre”, “Bacán tu casa”, “Punto final” y “Marinero capitán”. Llegado el momento de “Fruta y té”, el cantautor pasó a coger su guitarra de cinco cuerdas, un instrumento que confiesa haber aprendido a tocar de manera autodidacta, sin si quiera utilizar la afinación clásica.
Gepe tocó por primera vez en Lima. (Foto: 3 Puntos/ Difusión)
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Al día de hoy, la carrera de Gepe ha llegado a su grado más alto de reconocimiento. Sus giras han pasado por países como Argentina, Colombia, México, Estados Unidos y España, y en Chile ha logrado la consagración tras presentarse el año pasado en el Festival Viña del Mar. A quienes recién lo conocen, puede que este nuevo estatus no los sorprenda. Sus canciones, a primera vista, parecen especialmente diseñadas para conquistar multitudes. Pero cabe recordar que su ascenso, además de haber tardado años, encuentra su origen en la escena under del circuito chileno.
Gepe es una de las principales figuras del pop chileno. (Foto: 3 Puntos/ Difusión)
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Si retrocediéramos algún tiempo, encontraríamos a Daniel Riveros (nombre real de Gepe) en la banda folklórica experimental Taller Dejao, compuesta únicamente por Javier Cruz en el bajo y él en la batería y la voz. Por esa misma época, a comienzos de la década del 2000, lo veríamos compartir escenario con Javiera Mena, otra de las principales voces de la música independiente chilena, con quien colaboró durante varios años como percusionista y cantante. El despegue ocurriría recién con la consolidación de su carrera como solista, luego del lanzamiento de los discos “Gepinto” (2005) y “Hungría” (2007). Más adelante, bajo la producción de Cristián Heyne (el hombre detrás de Supernova y Stereo 3), editaría las placas “Audiovisión” (2010) y “GP”, afirmando su éxito en toda la región sudamericana.
Gepe con la peruana La Lá. (Foto: 3 Puntos/ Difusión)
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Entre las canciones que se tocaron ayer, mención especial merece “Celosía”, una composición que destaca por encontrar mayor sintonía con ese pop más electrónico que vienen haciendo sus pares chilenos, como Dënver o la propia Javiera Mena. Luego de ello, tras llamar al escenario a la cantautora peruana La lá (Giovanna Núñez), interpretaría “Invierno”, de su nuevo disco, un tema con el que vuelve a acercarse a la Nueva Canción Chilena, cualidad que, tiempo atrás, lo hizo ser llamado “el nuevo Víctor Jara”. Las colaboraciones, para Gepe, representan un interés recurrente. Y en “Estilos libres”, estás también incluyen a Wendy Sulca, celebridade de YouTube que participa en la grabación del tema “Hambre”. Sin embargo, cuando llega el momento, la cantante peruana no aparece. El público corea su nombre, algunos hasta llegan a verla en una de las mesas del local, pero el encuentro en escena de ambos músicos desafortunadamente no se realiza.
En cualquier caso, ambas colaboraciones no son gratuitas. El cantante, en distintas oportunidades, ha declarado sentirse muy atraído por la música peruana, y, recientemente, por el grupo peruano de folklore amazónico Hijos de Lamas. Asimismo, sus lazos con nuestro país vienen de años atrás. Primero, con Taller Dejao, participaría en el compilado “Niño dopado mirando el cielo”, del sello peruano Buh Records. Y, posteriormente, ya como Gepe, grabaría los videoclips de “Campos magnéticos” y “Bomba Chaya” con la productora nacional Pasaje 18.
Poco antes del final, el concierto alcanza su momento más memorable en las canciones “TKM” y “Namas”, que Gepe interpreta en solitario, tocando simultáneamente la guitarra y la batería. Su puesta en escena, claramente, sabe adaptarse a distintos formatos; los riesgos que toma, ese extraño paralelo entre ambición y sencillez, obtienen del público efusivas muestras de sorpresa y admiración.
Finalmente, “Un gran vacío” y “Bomba Chaya” acaban con el concierto. Gepe deja el escenario y sus seguidores se acercan hasta el camerino con la esperanza de conseguir el autógrafo y la foto correspondiente. Hay muchas cosas por reconocerle. Es verdad, hoy más que nunca resulta difícil acordarse de aquel Gepe de hace unos años, más tirado hacia lo acústico, hacia un pop más íntimo, de dormitorio. Pero es evidente que esta nueva faceta constituye lo que a él más le gusta. Y esa determinación a cualquiera lo hace sentir gratitud. En sus propias palabras, lo único que hace Gepe es entregarnos “canciones donde haya verdad”.