Escuchar la música de Renata Flores (Ayacucho, 2001), es sumergirse en un mundo poderoso, no solo por el sonido —una armoniosa fusión de ritmos andinos con trap, rap, soul o pop— o por sus letras en quechua, sino por su interpretación. Renata es pequeña y menuda, de voz suave y sonrisa grácil; pero cuando agarra el micrófono, sube al escenario y se comunica con su público, Renata es gigante, es invencible, es dueña del mundo. “La música me da una fuerza distinta”, dice, consciente de esta transformación.
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Renata tiene dos hermanos menores, Fabricio (12) y Avril (9), y si en algo se parecen los tres es en que su infancia es atravesada por la música. Sus padres, Milder Flores y Patricia Rivera, formaron una banda de música antes de formar una familia. Luego, con dos hijos a cuestas, fundaron una academia de música Formas y Sonidos y más adelante hicieron lo propio con la Asociación Cultural Surca.
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La infancia de la reina del trap en quechua, como ha llamado el New York Times a la protagonista de nuestra historia, transcurrió, pues, entre canciones, instrumentos musicales, clases de música y la música de Uchpa a todo volumen. “Aunque Uchpa la escuchaba desde que estaba en mi barriga”, cuenta Patricia Rivera, quien acompaña siempre a su hija, pues también es su manager. “¿Y nunca discuten?”, pregunto. Se miran, sonríen. “Casi no. O sea, a veces, pero normalmente no”, dice Patricia. “Es más, nos llevamos tan bien que a veces pensamos lo mismo, una empieza a hablar y la otra completa la frase, ¿no, mamá?”. La madre – manager, asiente con ternura.
Revitalizar un idioma
Cantar y componer en quechua le nace a Renata del corazón, pues no es esta su lengua materna. Ni le enseñaron quechua en el colegio, ni sus padres en casa le incentivaron hablarlo. Fueron sus abuelas, Julia y Ada, quienes hablaban en quechua y de quienes Renata aprendió la dulzura que fluía en el idioma de nuestros ancestros. Empezó a agudizar el oído y le pidió a sus abuelas que le ayuden a aprender. Así tradujo las canciones que la hicieron famosa: “The House of the rising sun”, canción de la banda británica The Animals, y “The way you make me feel” de Michael Jackson.
Ella compone en español y lo traduce al quechua. Estudia el idioma en la Universidad San Cristóbal de Huamanga y cada vez las ideas en quechua nacen con más facilidad en su cabeza. “Puedo decir que aprendí quechua de oído, la sonoridad del idioma ayuda mucho, es muy bonita. En serio no entiendo por qué no nos lo enseñan y por qué no somos más los jóvenes hablando en quechua. Mi madre prácticamente tuvo que olvidar su idioma, para mí redescubrirlo ha sido fascinante”, dice la cantante.
La historia de cómo su madre tuvo que dejar de lado el quechua es como la de cientos de ayacuchanos, que huyeron de su tierra natal en los años 80 y llegaron a la capital buscando un refugio ante la amenaza terrorista que golpeaba tan fuertemente su tierra. En el camino, perdieron también su ancestral idioma. “En ese tiempo la gente dejaba su casa, la vendía a precios muy baratos, y se iba. Vivir aquí era vivir con miedo. Pero no nos acostumbramos a Lima. En cuanto pudimos, volvimos”, cuenta Patricia.
Renata la escucha con atención, pues conoce de esa época solo las historias de su familia. Y señala, “ni en el colegio nos hablan del conflicto armado, parece que tuvieran miedo a profundizar ese tema”. Pero ella no le tiene miedo a saber, sino a no saber. Desde un segundo piso en un hotel de Huamanga, Renata mira la calma de la noche de la plaza de Armas ayacuchana y confiesa que vence su timidez porque es la única forma en la que puede aprender. Aprender del pasado de su tierra, aprender quechua, aprender la historia de las mujeres que marcaron al Perú. Y ella aprende todos los días.
Nueve reinas
El nuevo disco de Renata Flores se llama Isqun, o Nueve, en castellano. Se llama así porque este es el número de historias que lo componen, y cinco de ellas se refieren a mujeres que la han inspirado. Mujeres que cumplieron un papel importante en nuestra historia y que no tienen un lugar en los libros de historia. Renata no entiende por qué.
Para el lanzamiento está preparando dos videoclips. Uno de ellos para la canción con la que le rinde homenaje a Chañan Cori Coca, una valiente guerrera inca que luchó con Pachacútec para defender el imperio de la invasión chanka. “Es mi favorita. Es una mujer fuerte, decidida, independiente. De verdad me cuesta entender por qué las mujeres tenemos que luchar siempre contra la discriminación. Encontrar información sobre la historia de Chañan Cori Coca y de otras mujeres ha sido muy difícil, es como si las hubieran borrado del mapa. Y esto no pasa solo con las mujeres del pasado, sino también hoy. Estamos en una lucha contra la discriminación y la violencia y esta lucha es más fuerte para las mujeres indígenas, quechuahablantes”, dice con una convicción única.
Para tener 19 años Renata se ha puesto al hombro más de una misión: no solo quiere llevar el quechua a más jóvenes —dice que además de sus abuelas solo tiene un amigo de su edad con el que puede hablar en quechua—, sino que también pone su voz en acciones que suponen la reivindicación femenina. A inicios de este año, antes del confinamiento, unió su voz a la de otras 20 artistas en el tema “Tenemos razón” —compuesto por la cantautora Laura Arroyo—, un himno que llama la atención sobre el machismo y sus violentas consecuencias. Su nuevo disco, íntegramente dedicado a las mujeres, no hace sino sellar su compromiso con la causa.
La fama de nuestra heroína es internacional. Salió directo de Ayacucho para el mundo gracias a las redes sociales. “Primero la reconocieron en el mundo, luego la empezaron a llamar de Lima”, dice su madre. Y de Lima la siguen llamando, bajo el argumento que es una mejor plaza para hacer música, pero ni Renata ni Patricia están dispuestas a dejar Ayacucho. “Huamanga tiene una movida cultural muy fuerte y bonita. Yo no me imagino viviendo lejos de este cielo ayacuchano”, dice la joven estrella.
Y así, de Huamanga para el mundo, Renata Flores ha sido convocada este año para una charla en el Hay Festival Digital Arequipa. La cita es hoy, sábado 31 de octubre, a las 18:00. Pueden unirse a la conversación a través de la web del Hay Festival (hayfestival.com). También ofrecerá un concierto mañana, domingo 1 de noviembre, a las 19:30, a través de la misma página.
Los gustos de Renata Flores son eclécticos. Así como se declara fan incondicional del soul y del blues, también sabe disfrutar del pop y, especialmente, del K-POP. ¿Podríamos esperar una fusión con K-POP? “Puede ser, ¿por qué no? Se puede hacer fusión con todos los géneros, solo hay que trabajarlo para que sea armonioso. El cielo es el límite”, dice.
Así como ha sido bien recibida por la comunidad internacional, y reconocida finalmente en nuestro país y en su Ayacucho natal, también ha recibido críticas de algunos sectores conservadores por cantar en quechua sin ser esta su lengua materna y, sobre todo, por fusionar ritmos andinos o cantar en quechua en ritmos foráneos. “La cultura se construye todos los días, no estoy ni insultando ni faltándole el respeto a nuestros antepasados. Estoy dándole un nuevo sentido. Es como yo entiendo mis raíces en el tiempo en que vivo. He tenido mucha aceptación y algunas críticas en ese sentido, pero yo pienso seguir adelante”, explica.
En su poco tiempo libre Renata trata de dedicarse a sus amigos, a ver series de Netflix —en especial los doramas, llamados también k-dramas o dramas coreanos— y componer. Siempre tiene ideas nuevas para nuevas canciones. Y para nuevas luchas.
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