Se asomó como un fantasma al escenario, totalmente de blanco e iluminada, y el recibimiento de la gente fue brutal. Habría que medir los decibelios de esos gritos –casi todos de sus muy jóvenes seguidoras–, que deben de estar entre los más altos y agudos que haya provocado cualquier show en Lima en los últimos meses.
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Mitsuki Laycock Miyawaki, o simplemente Mitski, es una cantante de 32 años, hija de padre estadounidense y madre japonesa. Aunque ya lleva una carrera importante desde el 2012, con seis discos de estudio en su haber, en los últimos años ha generado un sorprendente arrastre entre un público adolescente que, de alguna peculiar manera, ha conseguido conectar con sus composiciones.
La depresión, la ansiedad, el desamor y la soledad son algunos de los grandes temas de Mitski, aunque a menudo matizados por la ironía y el humor negro. La visceralidad de sus letras se conjuga, además, con una voz poderosa y una presencia escénica envidiable. Como la que mostró la noche del martes y el miércoles en Lima, en dos conciertos que hicieron rápidamente ‘sold out’.
Una performance cautivante, de la que es difícil despegar los ojos. Mitski recurre al enigmático butoh japonés para materializar con su cuerpo aquellos sentimientos que contienen sus canciones. Y entonces se convierte en una danzante altamente histriónica: mezcla de bailarina de ballet, mimo, muñeca de porcelana, karateca, ángel poseída por un demonio interno.
Dagas en el corazón
Tras su entrada espectral, Mitski empieza su ‘setlist’ con “Love Me More” y “Working for the Knife”, temas del álbum “Laurel Hell”, que publicó este año. Un poco más adelante irrumpe “I Bet On Losing Dogs”, canción sombría y de gran belleza alegórica sobre la derrota y esa pulsión tanática siempre presente en su obra. “Me & My Husband” fue otra de la más cantadas por el público que ya estaba contagiado de la dramática atmósfera en el Arena Perú.
“Nobody”, por supuesto, estuvo entre las mejor recibidas. Al igual que “Should’ve Been Me”, “Your Best American Girl”, la muy ‘synth’ “The Only Heartbreaker”, y la estremecedora “Once More to See You”, balada sobre el amor imposible, el dolor y la locura que demuestra el talento de Laycock como escritora: “If you would let me give you pinky promise kisses, then I wouldn’t have to scream your name atop of every roof in the city of my heart”.
Sus canciones son cortas como dagas que penetran lo justo para herir de muerte. Tocadas en vivo, en algunos casos son incluso disonantes o anticlimáticas en sus cierres, pero perfectamente ejecutadas por la banda que la acompaña. Excelentes músicos que, sin embargo, saben que los reflectores deben estar sobre la desbordante y magnética estrella. Una Mitski tan en trance que toma el micrófono como un cuchillo que le rebana el cuello, o como un juguete sexual que se coloca entre las piernas.
Ya cerca del final suena “Happy”, paródica canción sobre la falsa felicidad y las ilusiones, en la que Mitski esboza fingidas sonrisas al público para darle mayor relieve y sentido a su composición. Tras “Two Slow Dancers” y una breve salida del escenario, regresa para cerrar con “A Pearl”, frente a una masa de escuchas conmovidos. “Gracias por venir. Los amo mucho. Adiós”, dice la cantante que apenas pronuncia palabras durante su hora y media de concierto. Tampoco necesita más: la música y su cuerpo son los que hablan por ella. Lujos que se puede dar una artista impecable y de enorme proyección. Atentos con ella.
1. Love Me More
2. Working for the Knife
3. I Will
4. I Bet on Losing Dogs
5. I Don't Smoke
6. Washing Machine Heart
7. First Love / Late Spring
8. Geyser
9. Me and My Husband
10.Drunk Walk Home
11.Nobody
12.Should've Been Me
13.Townie
14.Your Best American Girl
15.Heat Lightning
16.The Only Heartbreaker
17.Stay Soft
18.Francis Forever
19.Once More to See You
20.Goodbye, My Danish Sweetheart
21.Happy
22.Two Slow Dancers
23.A Pearl