GUILLERMO TUPPER(El Mercurio de Santiago de Chile/ GDA)
En 1970, John Pasche cursaba el tercer año de su maestría en la Royal College of Art de Londres cuando recibió una llamada que cambiaría su vida. Mick Jagger, el vocalista de la banda de rock más grande del mundo, buscaba nuevos talentos para diseñar el póster oficial de la próxima gira europea de los Rolling Stones. Y Pasche fue recomendado por sus profesores como uno de los alumnos más aventajados.
“Ese encargo de Mick fue mi primer acercamiento a trabajar en la industria musical”, recuerda desde su casa en Surrey, Inglaterra. “Había estado en uno de los primeros conciertos de los Stones en los 60, por lo que era medio fan de ellos. Además, iba regularmente a shows de grupos como Pink Floyd y The Spencer Davis Group”. Pasche rompió con la típica iconografía rockera y sorprendió con un afiche que incorporaba distintos medios de transporte con reminiscencias al movimiento art déco de los años 30. El resultado fue tan satisfactorio que, al poco tiempo, Jagger lo llamó nuevamente para discutir un nuevo logotipo para la banda. “Mick me mostró la imagen de Kali, una diosa hindú, y eso inmediatamente me trajo la idea de usar los labios y la lengua de alguna manera”, recuerda. “Yo quería un símbolo de la antiautoridad, algo que pudiese representar a los chicos malos del rock and roll”. SÍMBOLO DE PIEDRADos semanas después, Pasche dio con el boceto de “Tongue and Lips” (“Lengua y labios”), una boca sugerente y provocativa que sacaba la lengua en señal de protesta. Jagger quedó encantado con la idea y, tras recibir la aprobación del resto de la banda, la imagen fue enviada por fax a Estados Unidos. Su estreno fue en el inserto del disco “Sticky Fingers” (1971) y muchos se la adjudicaron erróneamente a Andy Warhol, quien había diseñado la controvertida portada del álbum. De ahí en adelante, la lengua apareció en cada trabajo y gira de los Stones y se convirtió en uno de los íconos gráficos más reconocibles del rock. El mismo que, cuatro décadas después, se mantiene como un favorito entre los jóvenes y factura millones de dólares en merchandising.
“Es genial que el logo haya conservado su popularidad a lo largo de los años”, dice Pasche, cultor de un riguroso bajo perfil. “Creo que se convirtió en un símbolo de rebeldía para varias generaciones y, por alguna extraña razón, hoy funciona tan bien como en los 70. En gran medida, eso se debe a que la banda no perdió vigencia y sigue haciendo buena música”.