Los humanos evolucionaremos, seremos testigos de nuevas y quizás más turbulentas crisis y por más que cambiemos el mundo en el que vivimos, los clásicos nos sobrevivirán, tal como sucede con “Antígona”, la tragedia de Sófocles que vio la luz en el año 443 a.C. La obra regresa al escenario, aunque en esta ocasión se trate de uno virtual dada la coyuntura y se use la versión escrita por el poeta peruano José Watanabe. La puesta en escena, dirigida por Daniel Goya, busca adaptarse a estos tiempos, pero conserva la emoción y sorpresa del texto original. El Comercio conversó con Gonzalo Molina y Nidia Bermejo sobre su participación en esta obra.
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La obra ha sido vinculada con muchos eventos históricos y en el caso de Gonzalo Molina siempre le recordaba los últimos años del siglo XX. “Siempre pensaba en los años de lucha contra el terrorismo o el mismo gobierno de Alberto Fujimori por las semejanzas en el contexto político y social que guarda con la historia. Pero el vínculo más cercano es sin duda con la crisis vivida a finales del 2020 tras la vacancia de Martín Vizcarra. Me gustaría que Manuel Merino vea la obra, de hecho, se la dedico a toda la bancada de Acción Popular”, señaló el actor. Bermejo agregó que “el teatro sirve como espejo y un clásico como este sirve lo pongas donde lo pongas”.
¿Cómo lograr que un clásico se adapte a la pantalla de la computadora? Sin duda un reto difícil, pero Molina y Bermejo coinciden que el éxito recae en la manera cómo el director ha sabido adaptar la historia a nuestros tiempos. “La primera vez que vi una obra virtual sentí realmente que habíamos llegado al fin del mundo”, indica Bermejo, pero con el paso de los meses se ha ido experimentando con nuevos métodos para mantener la atención del espectador. “Sí, es cierto que lo que se ha estado presentando es algo cercano al performance, sobre todo porque sucedía dentro de un recuadro. Ahora se emplea una mezcla de recursos que tienen el mismo objetivo de siempre: conectar”, agregó.