Es uno de los actores más versátiles de la escena nacional. Desde el cine, la televisión o el teatro, Emilram Cossio demuestra que puede desempeñar una multiplicidad de papeles ya sea dramáticos o explorando también en el humor, aunque siempre dejando una huella indeleble en cada personaje.
Sin embargo, hoy no buscamos al “Nene” de “Misterio” ni a “Rodolfo León” de “Valiente amor”. Esta vez quisimos hablar sobre Eddie, el noble amigo de Gus, protagonista de “Full Monty”, la avezada obra de Juan Carlos Fisher que se presenta en el teatro Luigi Pirandello.
Emilram ha aportado detalles muy personales para crear a un sujeto que desde una seria crisis de autoestima logra desprenderse de lo malo y mostrarse así mismo como alguien capaz de todo. La historia de “Full Monty” es simple: un hombre necesita dinero para mantener a su hijo y convence a unos amigos de ser strippers. El problema es que ninguno cumple el prototipo.
Aquí nuestra charla con Emilram Cossio.
-¿Cómo definirías a Eddie, tu personaje en “Full Monty”?
Del grupo de los seis amigos, Eddie es el que presenta problema de obesidad, de autoestima y, además, depresión. Cree que no es bello por naturaleza y eso también le genera problemas con su pareja. No tiene sexo con ella hace varios meses, aunque esta lo ama mucho. Pero Eddie cree que el sobrepeso le baja la libido (sexual). Además está desempleado. Estos temas le generan casi siempre un mal estado de ánimo.
-Pese a no ser muy guapo, tiene a su lado una chica muy bella a su lado y que lo quiere mucho…
Sí, pero a veces uno está tan deprimido que no ves lo que tienes al lado. Su pareja lo busca para estar pero a él no le provoca, está encerrado su mundo.
-¿Pasaste casting o Juan Carlos te buscó de frente para el papel?
Me consultó por medio de otro director. Me preguntó si estaba interesado en subir de peso para tomar un personaje. Y, bueno, yo he tenido un problema serio con el sobrepeso en el pasado. En un momento quise bajar kilos pero no pude. Hasta que mi pareja me dijo ‘tienes que bajar por esta serie’ y logré perder 10 kilos. Pero al bajar debimos cambiar la forma de alimentación en casa: salieron los aceites, la azúcar, etc. Y lo logré. Me mantuve bien hasta que me ofrecieron este personaje en “Full Monty”, pero tenía que subir (de nuevo) de peso. Lo vi complicado, me costó, lo pensé mucho pero acepté.
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Un vistazo a “Full Monty”. (Video: El Comercio)
-¿Es la primera vez que un papel te exige un cambio físico tan drástico?
Sí, y me ha costado. Antes tuve cambios pero en otras cosas, como en el cabello, que me lo debieron ondular un buen tiempo. Terminé la temporada de “Full Monty” el año pasado y una productora me vio así, subido de peso, y me preguntó si me interesaba hacer una novela con este peso, ¡y si podía más mejor! Es que era para un papel de un hombre mayor, con esposa y tres hijos grandes. Y sobre todo porque uno de sus tres hijos es el protagonista de la novela. Y como sabía que iba a haber reposición de “Full Monty” en el Pirandello, pues acepté la novela.
-Supongo que te alegraste porque podías comer de todo durante un largo tiempo…
Por ese lado, sí, me desbando. Pero mi mujer me dice ‘tranquilo, se te puede activar una diabetes’, así que me preocupo también de cuidar eso.
-¿Hay algo de la personalidad de Eddie que compartas?
Sí, Eddie es muy fiel con sus amigos. Yo soy muy ‘hermano’ y eso se dio (en la obra) con Gus [papel protagónico que interpreta Renzo Schuller]. Son dos grandes amigos que siempre paran juntos. Eddie es su soporte ante el problema con su hijo y los inconvenientes económicos. Eddie tiene mucha más relación con Gus que con los demás personajes.
-¿Cómo definirías la diferencia entre teatro y televisión para un actor?
El teatro hace que el actor se sienta vivo. Un actor que solo haga televisión o cine corre el riesgo de llegar a un momento en el que no siente el contacto y la reacción del público ante su trabajo. Aquí puede pasar cualquier cosa noche tras noche. Y eso te permite estar vivo, sentir una adrenalina distinta antes de cada función.
-Ustedes dicen que uno debe ser siempre profesional, pero asumo que hacer reír a la gente noche tras noche por tres o cuatro meses deben ser complicado, porque siempre uno tiene problemas personales o situaciones que surgen de un momento a otro…
Me ha pasado pero te concentras tanto y estás tan metido en el personaje, has trabajado tres meses, has construido tanto el personaje, y creo cada cosa tiene su momento. O sea, el actor trabaja detrás de las palabras que pronuncia: ¿qué pasa? ¿Por qué dice tal cosa? Entonces te metes tanto en esto que levantan el telón y tú piensas como el personaje, te conviertes porque tienes objetivos que cumplir y una acción dramática que mantener. Luego de llegar al objetivo, de que concluye la obra, te comienzan los dolores o ya te pones a pensar en tus problemas. Puedes tener un día terrible, pero dicen ‘3,2,1’ y Emilram ya no está más.
-¿Te preocupa si la sala se llena?
Sí, soy algo enfermito de los números, debo reconocerlo. Pero nunca veo detrás del telón, que para algunos es una especie de cábala.
-Más allá de la amistad entre Gus y Eddie, ¿cuál crees que es el gran mensaje que deja “Full Monty”?
Lo que me llevo de la obra es el aceptarse a sí mismo. Más allá de la historia de Gus y su hijo, el final, ese despojarse de la ropa significa aceptarse tal cual. Así como soy me acepto. Y ese puede ser el punto de partida de varias cosas.
-Al inicio de la obra muchas chicas gritan por Yaco Eskenazi, pero al final lo hacen por todos los actores…
Conoces a cada personaje, te encariñas y hasta puedes identificarte con algunos. Mira, yo que tuve problemas de sobrepeso, me hubiera identificado con Eddie y me hubiera parado a aplaudirlo porque hay que tener concha para quitarse la ropa en un baile. ¡Hay que tener huevos para eso!
-Finalmente, ¿cómo ha sido tu experiencia de trabajar con Juan Carlos en una obra como “Full Monty”?
Con él había trabajado antes en “El último juicio de Judas Iscariote”. Él confía mucho en el actor. Si te elige para determinado personaje es porque está seguro de que lo harás bien. Te da la libertad y confianza necesaria para llegar al personaje. A vece sentía que no me decía nada y le preguntaba: ¿estoy haciéndolo bien? Él me decía ‘confía en ti, si no te digo nada es por algo’. Eso es distinto, por ejemplo Chela de Ferrari, Roberto Ángeles, te dan siempre notas y notas. No quiero decir que Juan Carlos sea relajado, es que simplemente te otorga la confianza para que te percates de que si en una función fallaste en algo, a la siguiente lo vas a mejorar.
MÁS INFORMACIÓNObra: “Full Monty”Lugar: Teatro Pirandello (Av. Petit Thouars cuadra 10, Cercado de Lima). Temporada: del 28 de abril al 4 de julio. Días: de Juves a Lunes Entradas: Teleticket.