MARILIA PASTOR
El hambre de Francesco Canetto (Manuel Gold) es insaciable; lamentablemente no tiene dinero para comprar los banquetes que desea. La solución se le presentará cuando el gánster Gino Ladilli (Fiorella de Ferrari) le dé un trabajo. Pero, el criminal Luigi Locateli (César Ritter) también lo toma como su empleado. ¿El distraído joven podrá servir a dos jefes al mismo tiempo sin que su apetito lo entretenga?
La directora Vanessa Vizcarra lleva, desde mañana, al teatro Pirandello la comedia “Un hombre con dos jefes”. “Es una celebración a la diversión y al juego”, dice la directora sobre el montaje lleno de enredos, conspiraciones y romances. Ella se basó en la adaptación inglesa de Richard Bean que combina el juego físico, propio del original italiano de Carlo Goldoni del s. XVIII, con los juegos verbales ingleses. Todo salpicado de un toque peruano gracias al particular humor del elenco que incluye a Magdyel Ugaz y Pietro Sibille. Con su propuesta, Vizcarra se trasladó de la Inglaterra a la Italia de los años 60 con sus chicas feministas y chicos con peinado estilo Beatle. “Sentimos que era un guiño bonito al original y, por otro lado, hay idiosincrasias de la cultura italiana que son más cercanas a nosotros que la inglesa”, añade la directora cuya obra convierte al teatro en una fiesta con música en vivo. MUNDO CRIMINALManuel Gold, a diferencia del torpe Francesco, es el perfecto mil oficios. En el 2011, él llegó a balancear hasta siete trabajos al mismo tiempo combinando el teatro con la televisión y la radio. “Casi me da ‘surmenage’ y a partir de ahí dije: ‘¡Basta ya! No me meto en tantas cosas’. Pero es mentira”, recuerda el actor. Él considera que todos nos podemos identificar con su personaje por su situación. “Todos hemos tenido cachuelos porque a veces estamos en la nada y tenemos que trabajar en ocho sitios a la vez para llevar algo a la casa. Es justo lo que le pasa a este tipo”, apunta. Del otro lado, se encuentran sus jefes: Fiorella de Ferrari y César Ritter. Ella salió a las calles para observar los gestos que usan los hombres al comunicarse para crear al gánster Gino. Los movimientos de las manos, la postura de los hombros y su estatura le sirvieron para construir al imponente criminal que esconde un secreto.
“Es un hombre particular porque quiere demostrar cuánto poder tiene y la corporalidad podía ser una herramienta para trabajar ese aspecto. En mi personaje menos es más”, comenta Fiorella. Mientras que César, que de grabar “Al fondo hay sitio” vuela al teatro al igual que Magdyel, resalta el juego con el público el cual puede llegar a transmitir la sensibilidad de estos particulares criminales.