Para muchas actrices de teatro peruano, la imagen de una referente marca la pauta de su carrera, incluso antes de conocer un escenario. Para algunas, aparecen apellidos como Dammert o Lazo; para otras, Frayssinet o Alcóver. La admiración inicial, luego de encaminarse en una vida artística, se convierte en un desafío generacional que impulsa a las nuevas promesas de las tablas a reinterpretar la tradición teatral.
Mostrando este vínculo y la confrontación entre dos visiones de la labor actoral, la nueva puesta en escena, basada en la obra del español Josep Benet i Jornet, nos presenta la historia de una joven actriz (Norma Venegas) que busca interpretar a Encarna Ribera, una estrella de teatro del pasado. Para ayudarla con su interpretación, acude a tres exalumnas de la diva, quienes le ofrecen una visión diferente de su maestra, presentando así tres versiones discordantes del teatro y los matices de la figura legendaria y su influencia en el arte dramático.
“La obra gira alrededor de lo que se vive en el teatro. Es un reflejo de muchas actitudes frente al hecho teatral, con tres mujeres que pertenecen a una generación diferente de actrices”, nos cuenta Alberto Ísola en entrevista con El Comercio. “Además, es un documento muy humano sobre el sentido de este oficio, su importancia y cómo este nos transforma para bien o para mal”, agrega.
La obra también se involucra con en el gran mundo del teatro, desde los deseos de quienes dan vida a este arte, hasta el cambio que sufrió a lo largo del tiempo. Aunque un reflejo de la realidad surge en esta propuesta que está disponible en el Teatro de Lucía.
“Vemos a grandes actrices que aparecen en Netflix, pero tenemos que mirarnos más a nosotros. En las nuevas generaciones hay un desconocimiento que a mí me aterra, pero con el tiempo el interés aumentará por quienes son nuestros grandes referentes”, enfatiza Ísola.
Contra el olvido, la solución que encuentra el director y también docente es involucrar a diferentes generaciones en las tablas para incentivar un aprendizaje más profundo. “Una formación en una escuela, taller o universidad es importante, pero pocas cosas te enseñan más que el contacto con personas que ya hicieron teatro antes que uno”, comenta Alberto Ísola, quien comenzó aprendiendo de directores, actores y dramaturgos que formaron parte del teatro peruano del siglo XX.
Herencia artística
Para cada historia hay un protagonista, y para cada época, un artista que las interpreta. Así el teatro se perpetúa en el tiempo, mientras que los rostros que nos entretienen, divierten y engañan de una manera bella, cambian y asumen nombres propios, tal y como los que se encuentran protagonizando la obra “Actrices”.
Para esta puesta en escena, las encargadas de dar vida a las veteranas artistas en la obra son Sandra Bernasconi, Natalia Torres Vilar y Ximena Arroyo, quienes provienen de una formación artística tanto dentro como fuera de casa. En el caso de cada una, sus maestras fueron respectivamente sus propias madres: las recordadas Lucía Irurita, Lola Vilar y Sonia Seminario.
“Mi madre y Alberto siempre conversaban con mucha ilusión de hacer algo juntos. Lamentablemente, no llegó a realizarse porque el tiempo para ella se acortó. Yo sí pude hacerlo hace un tiempo, y en ese momento sentí que estaba cumpliendo un sueño de ambas, viviéndolo por ella. Ahora que me dirige Alberto, el sueño ya está casi completo, para ambas”, menciona Natalia Torres Vilar.
De igual forma, para Sandra Bernasconi realizar esta obra y poder disfrutar con su madre, quien la observa desde las butacas, es un evento diferente que forma parte de su herencia cultural. “Es parte del legado que una lleva como actriz, esta obra no es algo que siempre se pueda realizar, lo que hace que se vuelva especial poder estar en el escenario y que ellas [las madres] puedan vernos actuar juntas”, menciona Bernasconi.
Con el pasar del tiempo, cada generación ostenta el título de referentes, y su trabajo influye en las nuevas figuras que aparecen en el teatro. Estas nuevas generaciones completan el ciclo cuestionando y rompiendo con los moldes preestablecidos para ofrecer nuevos estilos, formatos y visiones sobre lo que es el teatro y lo que significa ser actriz.
“El amor al arte y al trabajo de quienes nos precedieron hacen que esto continúe, cuando se me presenta estar con actores más jóvenes pienso que la constancia, la disciplina y el amor a esta profesión son los pilares que mantienen la esperanza por el futuro del teatro”, concluye Ximena Arroyo.
Temporada: Del 2 de agosto al 9 de septiembre
Lugar: Teatro de Lucía (Calle Bellavista 512, Miraflores)
Hora: 8:00 p.m.
Entradas disponibles en Joinnus.
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