Para algunos, el Decreto de Urgencia 058-2020 –que da al Ministerio de Cultura S/50 millones para menguar la crisis que vive su sector a raíz del coronavirus– es una luz al final del túnel. Pero no para Willi Pinto, director del grupo Maguey y coordinador del Movimiento de Grupos de Teatro Independiente, que agrupa a colectivos como Yuyachkani, Arena y Esteras y Teatro Expresión. Él es escéptico sobre la capacidad del Mincul para distribuir bien el presupuesto. En entrevista con El Comercio, Pinto explica sus razones, y aprovecha para reflexionar sobre las falencias históricas de dicha cartera.
Sientes que, en esta pandemia, ¿el Ministerio de Cultura los ha abandonado?
Totalmente. Es un ministerio mudo, ausente, carente de iniciativa y de propuestas. La voz general de los artistas es que no nos sentimos representados por la cartera y, particularmente, tampoco por quien la lidera.
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Se acaba de publicar un decreto de urgencia para el sector cultural. Destinarán 50 millones para menguar la crisis. ¿Ves una luz al final del camino?
No precisamente. Veremos la luz cuando el ministerio instale mesas de trabajo con los artistas de los diversos sectores y de todo el país, en las que nuestra voz y propuestas sean parte de la generación de estrategias y acciones del Estado. Mientras eso no suceda, todas las medidas se van a chocar con una realidad que las va a mostrar ineficientes y poco operativas. No se trata solo de fondos, que siempre van a faltar, sino de cómo se gestionan, con qué criterios. Hay que ver si estos se usarán en base a la opinión de los burócratas que nos miran de manera vertical, o en base al diálogo y con la opinión de quienes, por propia experiencia de vida, sabemos qué se necesita y cuáles son las mejores alternativas para utilizar productivamente y con justicia los recursos. Cuando eso suceda, diremos que las cosas están cambiando; mientras tanto, la sensación seguirá siendo de escepticismo.
Ahora, el gran reto del Mincul será elaborar un gran padrón de artistas, tarea que según la Contraloría no hicieron bien en un primer momento. ¿Por qué crees que fallaron?
La elaboración de esa encuesta fue una salida política. Hubo presión mediática y ciudadana por la crisis y lo primero que se les ocurrió fue una salida burocrática, sin considerar la realidad y diversidad, y sin incluir en el diseño de la propuesta a los propios implicados. Nosotros, como sector independiente de las artes escénicas, y a sabiendas que lo que hacían era insuficiente, hemos hecho nuestro propio mapeo. Hemos generado encuestas, herramientas y, en estas semanas, trabajaremos para alcanzarle la información al ministerio. El diálogo es muy importante, porque si no, van a volver a sacar una encuesta que no corresponde a la realidad. Yo no sé por qué, así como el presidente cambió a la ministra de Salud por otra persona más idónea para la situación, no hace lo mismo en Cultura, cuando es el grito general de los artistas en los medios de comunicación.
Y casos como el de Richard Swing, polémico personaje de la farándula que ha cobrado miles de soles al Mincul durante esta crisis, terminarían por colmar la paciencia…
Eso es indignante. Creo que todo lo que se ha tratado de ocultar o maquillar ha salido como pus. A mí, como a mucha gente, nos ha parecido un acto corrupto.
Pensando en el padrón, ¿qué va a pasar con las personas que no pueden demostrar ante el Estado que se dedican a las artes? Es decir, aquellos que, por diversas circustancias, no indicaron en sus recibos por honorarios que eran parte del sector.
Esa es una pregunta muy compleja. Creo que el sector cultural se está articulando para expresar su voz y que esta sea fuerte. En estas circunstancias, las fallas garrafales que se han tenido o las que podrían venir, se van a encontrar con un sector sumamente decidido y organizado, que va a poner sobre la mesa todo lo que sea necesario incorporar. Aun así, no tengo una respuesta para eso. Lo que sí te puedo decir es que nuestra fuerza se va a expresar. Lo hemos venido haciendo a través de canales como el Congreso, el mismo ministerio, los medios de comunicación, de la ciudadanía en general, pero también lo haremos en las calles. Los artistas del mundo tenemos experiencia en abordar los espacios públicos resguardando los criterios lógicos y teniendo en cuenta la salud de los demás y la propia, pero al mismo, convirtiendo esos espacios en plataformas de visibilización y comunicación. Es muy probable esa sea nuestra siguiente acción. Estamos a las puertas de ello.
-REVISIÓN HISTÓRICA-
En otra ocasión dijiste que el Ministerio de Cultura jamás fue un protagonista en la vida de quienes se dedican a las artes. ¿Por qué crees que la cartera siempre se manejó de esa manera?
Porque históricamente las instituciones y, en general, la sociedad se ha regido por un paradigma, el de ver a la cultura como una expresión secundaria del tejido de la sociedad, alejada de la gente común y corriente. Además, hay una serie de estereotipos sobre el rol de los artistas, estereotipos ligados a la venta comercial de productos, etc. Lamentablemente, desde las cabezas de las instituciones llamadas a plantear otras miradas, más amplias, profundas e inclusivas, que muestren otros referentes, nunca ha habido interés por transformar esas ideas. El Ministerio de Cultura tiene diez años y su papel ha sido bastante débil. Para empezar, ha habido cerca de doce ministros y ministras en ese periodo, y valdría una operación matemática simple para saber cuánto tiempo ha tenido cada uno para desarrollar un plan. Dicho eso, no existe una política consistente. Ha habido planes, hay programas que se desarrollan, pero el Mincul jamás se preocupó por que se reconozca que la cultura es vital para el desarrollo integral del país. Siempre se ha tratado de iniciativas circunstanciales, estímulos que cubren a una porción minoritaria, actos simbólicos como entregar reconocimientos a personalidades meritorias, concursos, acciones insuficientes, parciales, que no son parte de un plan para que se vea que este sector es tan importante como el resto. Entonces, si se parte de eso, todo lo que viene, por mucho esfuerzo que haya significado, va a ser inorgánico e insuficiente. Eso, así como en el sector de la salud, educación y otros, ha hecho aflorar el estado crónico en el que nos hemos desenvuelto en estos años.
¿Por qué se percibe al Mincul como una cartera débil?
Por un lado, es falta de decisión política. Y por otro, responde a que el arte y la cultura, en general, son generadores de pensamiento crítico, de memoria, son propuestas para la transformación simbólica de la realidad de nuestro país. Es natural que las artes generen miradas disidentes, cuestionadoras, y, por eso, históricamente no se las ha estimulado, porque lo que se busca es que no haya una transformación cualitativa de los estamentos en los que la ciudadanía se expresa cotidianamente. Las artes son como la gota que labra la piedra, un trabajo de hormiga que dialoga día a día con la ciudadanía, creando posibilidades de ensayar nuevas formas de analizar la historia, de imaginar nuevas organizaciones de convivencia con miradas inclusivas y democráticas. En ese sentido, el arte y la cultura son cuestionadoras por excelencia, lo que puede poner en riesgo el aparataje de un sistema hegemónico, en el que hay muchos intereses para mantenerlo. Y esto no es algo que se piense solo en el Perú, sino en otras partes del mundo. En la lógica de las grandes industrias, las personas son sujetos de consumo que hay que estandarizar para que todo funcione de manera automática; en tanto, el arte y la cultura genera identidad, individualidades.
Teniendo en cuenta que se trata de un problema histórico, ¿en qué medida también la ministra actual es responsable?
Desde el punto de vista institucional, el Mincul y sus diez años deberían tener herramientas básicas, incluso desde su concepción más industrial, como un mapeo de quienes son los creadores. Pero eso no existe. Se ha intentado hacer en varias oportunidades, luego se archiva, y cada vez que cambian de ministro se vuelve a hacer. Es un círculo vicioso. Y sobre la ministra actual, sí creo que ha carecido rotundamente de capacidad de respuesta. Al margen de lo que hemos conversado, de que se trata de algo que viene desde hace mucho tiempo, no hemos tenido ninguna voz que nos represente. De hecho, cuando habló en el congreso, lo hizo indirectamente: nunca dijo que hablaba por nosotros, sino por el Estado. Ella jamás se reconoció como parte de nuestro sector, porque no lo es; ella es una especialista en un área muy particular en la que seguramente debe ser muy competente, pero que para el rol que le han asignado, es absolutamente incompetente. Ella no ha tenido capacidad de comunicación, no ha planteado públicamente una voz de reconocimiento y preocupación por el sector cultural, de forma que en ninguna de las etapas del plan de reactivación figura la palabra cultura. Su exposición en el Congreso fue lánguida, con estadísticas pasadas y sin recoger los planteamientos que los diferentes sectores le habíamos alcanzado con semanas de anticipación. Permaneció muda, y en las conferencias casi no expresó su preocupación por los artistas que están en situación crítica. Una calamidad que es vox populi en el sector artístico. La responsabilidad de los ministros anteriores no la eximen de su responsabilidad personal.
DATO
El Movimiento de Grupos de Teatro Independiente reúne las opiniones de: Vichama Teatro, Teatro Expresión, Grupo Cultural Yuyachkani, Grupo Maguey Teatro, Angeldemonio, Grupo Arena y Esteras, La Gran Marcha de los Muñecones, Hamuy Teatro, Barricada Teatro, Huerequeque Teatro Vivo, Ikaro Teatro, Perú Fusión Teatro, Waytay Teatro Centro Cultural, Alma Andina Teatro, Asociación Cultural Qente, Teatro Laboratorio, Juglar Teatro, Haciendo Pueblo Teatro, otros colectivos y actores independientes.