Pekín/Hong Kong (DPA) Bajo el gran retrato de Mao Tse-tung en la Puerta de la Paz Celestial marchan en filas de a tres. En lugar de uniforme, los integrantes de las tropas militares hoy sólo visten camisas blancas sobre los pantalones ¿Por qué? Es el 25 aniversario de la sangrienta represión del movimiento democrático, ocurrida el 4 de junio de 1989 en Pekín. Cuando llegan a la plaza Tiananmen, los soldados se mezclan como “falsos turistas” con los miles de excursionistas que visitan el lugar.
Los soldados vestidos de civil tienen como misión sofocar cualquier manifestación o acción pública en recuerdo de las víctimas de la masacre. En los alrededores de la plaza también están desplegadas fuerzas especiales, con soldados dispuestos de a tres y armados con metralletas ante vehículos blindados.
Turistas, tensas medidas de seguridad y una calma sepulcral: esa es la atmósfera que se respira en la plaza de la Puerta de la Paz Celestial, que hace 25 años se convirtió en el escenario del movimiento estudiantil. Una atmósfera que indigna y deprime.
“El 4 de junio sigue enterrado bajo los congelados suelos invernales”, afirma a dpa el activista Hu Jia, a través de una videoconferencia desde su arresto domiciliario, que sufre desde febrero. “La primavera todavía no ha llegado”, lamenta.
El Partido Comunista tuvo éxito con obligada pérdida de memoria colectiva, dice Hu. “La historia del 4 de junio de 1989 fue borrada de los libros de texto y la vida de quienes nacieron en los años 80 y 90”. Del “levantamiento contrarrevolucionario” se pasó a hablar de “disturbios políticos”, después de un “incidente” y finalmente de un “tema espinoso” que es mejor olvidar si no se quiere tener problemas.
Una escalofriante mayoría de jóvenes chinos ni siquiera ha visto la foto de “Tank Man” -“el hombre del tanque”- que se convirtió en un icono. Se trata del hombre que detuvo en solitario a toda una columna de tanques en la Avenida de la Paz Eterna, convirtiéndose así en un símbolo de la resistencia.
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Muchos ignoran también quién fue Zhao Ziyan, el primer ministro reformista que simpatizaba con los estudiantes y siempre estuvo a favor de un futuro mejor y más libre para China. Tras su caída, Zhao permaneció bajo arresto domiciliario hasta su muerte, en 2005, borrado de la memoria de miles de millones de personas.
¿DÓNDE ESTÁ LA MEMORIA HISTÓRICA? EN HONG KONGLa situación es muy distinta en Hong Kong. En esta región administrativa especial de China, ex colonia británica, se organizó una manifestación de decenas de miles de personas con motivo del aniversario. Además, desde hace unos dos meses hay un Museo Tiananmen que “lucha contra el olvido”, como explicó su organizador, Ng Chung-tat.
“Escuché hablar por primera vez del 4 de junio de 1989 cuando estuve como estudiante de intercambio en Australia”, reconoce un joven chino de 22 años. Por eso, ahora ha acudido al museo, sin poder creer que se le ocultara durante tanto tiempo ese oscuro capítulo de la historia. “La mayor parte de mis amigos jamás escucharon hablar de ello”, asegura.
El museo lo visitan unas 100 personas al día, pero se espera que con motivo del aniversario hoy acudan más de 500, unos dos tercios de ellas procedentes de China.
Un hombre chino de 71 años se muestra enojado ante una fotografía de Liu Xiaobo, el encarcelado premio Nobel de la Paz. “No escuché nada de que Liu Xiaobo hubiera recibido el Premio Nobel. ¿Cómo puede ser que nunca lo supiéramos?”, se pregunta. En China mejoraron muchas cosas, admite el hombre, pero todavía hace falta democracia y libertad de opinión.
Con su hija, de 40 años, no había hablado “hasta hoy” nada concreto sobre el 4 de junio de 1989. “Es un tema muy espinoso”, reconoce el anciano con lágrimas en los ojos. “Sí, esto es libertad”, afirma. “En China no podemos hablar sobre este tema como estamos haciendo ahora”.
En la entrada del museo hay una recreación de la “diosa de la democracia”. Un informático chino de 23 años hace una foto de recuerdo con el símbolo de la protesta estudiantil de 1989. ¿No es algo demasiado delicado? “Sí, pero para mí la estatua significa libertad”, asegura. Aun así, no se atreve a subir la fotografía a la web china de microblogs Weibo, que está sometida a censura.