RALPH ZAPATA
En la laguna de Piuray, en Chinchero, todos se preparan para una aventura diferente. Explorar la laguna remando sobre una tabla más grande que la de surf.
Hace cuatro meses Álvaro Bedoya, uno de los tres socios de Rupa Wasi Travel, ofreció a los turistas que llegan al Urubamba su primer tour de stand up paddle. El deporte al que denominan sup se originó en Hawái, pero ya conquistó medio mundo. A diferencia del surf, no necesita olas.
Luego de un viaje de 45 minutos desde Cusco y a 3.700 m.s.n.m. los turistas se preparan para el remo. Bedoya infla el pecho cuando dice que el sup cusqueño es uno de los más altos del mundo.
La jornada comienza apenas llegamos a la casa de Juan Cusihuamán, un poblador de Chinchero que alquila parte de su vivienda a Bedoya. La casa es de adobe y techo de tejas, y se ubica frente a la laguna. Bedoya dice que lo más importante, en este deporte, es el equilibrio. Por eso nos insta a practicar en tierra sobre una pequeña tabla, que se balancea sobre un tronco pequeño. Hay que evitar caerse.
Luego de enfundarnos en un ‘wetsuit’, Bedoya nos dice cómo agarrar el remo, y cómo avanzar parados sobre la tabla.
Nos metemos al agua con la tabla bajo el brazo, y el remo en la otra mano. Cruzamos una sábana de algas, y después cada uno sube a su tabla. Renato y Víctor, dos jóvenes nadadores, se arrodillan sobre la tabla. Lo hacen despacio, luego se paran y comienzan a remar. Uno de ellos cae. Más atrás, a Evans, un ruso, le tiemblan las piernas cuando intenta ponerse de pie. Yo estoy arrodillado remando para alcanzarlos, pero se alejan.
Me echo, con dificultad, sobre la tabla. Respiro. Disfruto del paisaje. Del cielo despejado, del nevado Chicón al frente. Un ambiente perfecto para liberarse. Siento el aire que abofetea mi cara. No quiero irme sin pararme sobre la tabla y remar.
Cojo el remo, mis piernas tiemblan. Pierdo el balance. Me arrodillo, de nuevo. No puedo. Intento por segunda vez. Lo logro, pero siento que caeré al agua. Me arrodillo otra vez. Me paro y remo, despacio, pensando en tierra firme. Después de cinco minutos, siento que los brazos me pesan y las piernas están tiesas. Todos aplauden.