El pasado martes, cientos de migrantes de la caravana proveniente de Centroamérica tocaron por primera vez la valla que separa a México de Estados Unidos.
Decenas de ellos, desafiaron a los miembros de la Patrulla Fronteriza y treparon la barricada, cumpliendo así con el principal objetivo de la marcha que comenzó el 13 de octubre en la ciudad de San Pedro Sula en Honduras: luchar por la oportunidad de una mejor vida en suelo estadounidense.
“Ya estamos un paso más adelante de que nuestra familia tenga un nuevo futuro”, dijo Germán, un migrante hondureño, entrevistado por la agencia de prensa AFP en el lugar. A este primer grupo –que llegó a sumar 7.000 integrantes según la ONU–, le siguen a la distancia otras dos caravanas, con más de mil integrantes cada una, conformadas en su mayoría por jóvenes, familias, e incluso mujeres con sus hijos en brazos.
Ya son más de 3.200 los migrantes instalados en las playas de Tijuana, ciudad fronteriza mexicana, donde han enfrentado el rechazo y ataques de xenofobia por parte de los habitantes y las autoridades.
► ¿Qué les espera en la frontera?Según expertos, aunque hay varias opciones para los centroamericanos, estas no son muy esperanzadoras.
En primer lugar, según Alejandro de la Peña, subcoordinador de acompañamiento sicosocial de Sin Fronteras IAP, hay miembros de la caravana que al no poder cruzar a Estados Unidos y ver la posibilidad de solicitar asilo en México, decidan quedarse. “Es muy probable que cuando lleguen a la frontera norte se queden ahí, pues el paso hacia el otro lado es más lento y difícil. (...) Ya hay antecedentes de grupos de haitianos y otros migrantes que terminaron por asentarse en la frontera en Tijuana y crearon comunidades allí”, cuenta De la Peña.
Si bien es cierto que la mayoría de migrantes aspiran a obtener asilo en los países del norte, son muy pocos los que tienen el privilegio de lograrlo. El profesor hondureño Andrés Ham, de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, lo explica así: “Cualquier persona que entre a Estados Unidos por un puerto oficial puede solicitar asilo. Las autoridades migratorias deben atenderlos con el debido proceso”, dice, y agrega que no obstante los cupos de estas solicitudes son escasos, y están sometidos a un proceso legal que puede alargarse o enredarse. “Lo más probable es que su solicitud sea rechazada y se enfrenten a la deportación”, concluye el académico.
A esto, hay que sumarle las desmesuradas amenazas del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha llamado “criminales” e “invasores” a los caminantes.
A inicios de noviembre -–cuando la caravana iba a mitad de camino–, el mandatario ordenó el envío de 5.239 militares a la frontera para impedir la entrada de indocumentados.
Trump también dijo que si los migrantes tiraban piedras a las autoridades –como lo hicieron cuando cruzaron por la fuerza la frontera entre Guatemala y México– debían considerarse como personas armadas. De esta manera, soldados y policías pueden responder disparando sus rifles. “La ley en Estados Unidos es bastante clara en estos términos. Si los soldados o policías se sienten amenazados por externos, tienen la facultad de abrir fuego. En este caso, el miedo es que usen ese mismo razonamiento con los migrantes”, dice el profesor Ham.
Sin embargo, los analistas creen que es improbable que la caravana, que ha empezado a fragmentarse, intente forzar su paso hacia territorio estadounidense. “La única forma segura de no entrar a Estados Unidos es intentar un ataque contra un oficial de la patrulla fronteriza”, le dijo a la AFP Richard Miles, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.
Cada año, cientos de migrantes mueren en el intento de cruzar hacia Estados Unidos, y otros miles necesitan ser rescatados. Según la Patrulla Fronteriza de Arizona, en 2017, último año del que se conocen cifras, 923 operaciones de rescate fueron lanzadas. En ellas se registraron 294 muertes.Desde entonces, aproximadamente, 33.123 familias han sido detenidas y separadas en frontera, y 57.000 personas fueron deportadas desde México y Estados Unidos.Pese a esto, los expertos aseguran que los ciudadanos de países centroamericanos seguirán organizando caravanas para huir de los altos índices de violencia, pobreza y corrupción en sus países.
“La colectividad funciona como un órgano de protección ante los peligros tanto de la detención migratoria como de la delincuencia organizada que los amenaza”, explicó De la Peña. Por su parte, Ham afirmó que “la gente seguirá organizándose para salir de sus países mientras haya razones para irse”.
Fuente: El Tiempo de Colombia, GDA