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Buenos Aires (EFE)
Música y memoria se fundieron anoche en Buenos Aires en el sonido del piano de Ignacio Guido Montoya Carlotto, el nieto recuperado de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, en el que fue el mayor centro de detención clandestina durante la última dictadura argentina.
Las notas musicales hicieron recordar a los asistentes a las cerca de 5.000 personas que permanecieron secuestradas en la antigua Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), de donde sólo alrededor de 200 lograron salir con vida.
También a todas aquellas personas que como Laura Carlotto y Jorge Montoya, madre y padre de Ignacio, fueron asesinadas por las fuerzas del cruento régimen militar en 1977.
En primera fila, haciéndole compañía estuvieron sus recién descubiertas abuelas, Estela y Hortensia Ardura Montoya, que se fundieron en un emotivo abrazo y dialogaron animadamente antes del inicio del recital.
Las dos abuelas estuvieron acompañadas de un nutrido y recién descubierto grupo de familiares de Ignacio.
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Desde que el pasado agosto recuperara su verdadera identidad, el nieto de De Carlotto se ha convertido en un símbolo de la lucha por la recuperación de la memoria en el país, un emblema que ahora lleva también a través de su música, que siempre le impulsó “a cambiar el mundo”.
“Tocar en este lugar es resignificarlo todos los días y tocar acá es una buena forma de hacerlo. Estos cinco meses fueron muy intensos. Recuperé mi identidad y eso no es poco”, aseguró Montoya Carlotto en una rueda de prensa previa al concierto.
“Si estamos acá, en este espacio, es por la lucha de muchas personas y organismos. La construcción por la Memoria, la Verdad y la Justicia es algo que nos distingue como país en América Latina”, añadió el músico.
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No era la primera vez que el “nieto 114” recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo actuaba en el viejo centro clandestino, pero sí la primera ocasión en la que lo hacía con su verdadera identidad, de la que se siente orgulloso y que le ha deparado meses “muy intensos”.
Esa intensidad se plasma en sus canciones, de aires folclóricos, algunas propias y otras versionadas, que interpreta junto a Inés Madío (voz), Valentín Reiners (guitarra), Ingrid Feniger (clarinete), Luz Romero (flauta), Juan Simón “Colo” Maddío (batería) y Nicolás Hailand (contrabajo).
Con ellos Ignacio formó la orquesta “Errante”, ahora reconvertida en la “Ignacio Montoya Carlotto Grupo”.
“El arte puede marcar un camino para cambiar las cosas, la realidad. Creo que puede ser tan útil como la política”, aseguró Montoya Carlotto, para quien “la identidad es un trabajo colectivo en el que están involucrados varios actores sociales”.
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El nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo se refirió a cómo la restitución de su identidad afectó su proceso creativo como músico y compositor.
“Horacio Quiroga dijo que no hay que escribir bajo el imperio de la emoción, sino dejarla morir y evocarla cada tanto para crear. Digamos que estoy en medio de ese proceso”, explicó.
“El rol de la música para mí es la identidad que encontré antes de saber quién era. Me ha condicionado, me ha conmovido y me ha direccionado en cada una de las decisiones que he tomado. La música me lleva a hacer otra cosa. Me impulsa, me obliga, me alienta, me hace crecer. Es una especie de quimera para mi”, añadió.
Por eso, en cada una de sus canciones, Ignacio quiere transmitir “lo realmente importante” para él después de “todas las cosas que me han pasado en el último año”.