“Por primera vez en mucho tiempo, un presidente de Brasil que no es antiestadounidense visita Washington. Esto es el comienzo de una asociación por la libertad y la prosperidad, como los brasileños siempre han querido”.
Así anunció en Twitter Jair Bolsonaro que había llegado a Estados Unidos el domingo por la noche.
►Jair Bolsonaro es recibido este martes por Donald Trump en la Casa Blanca
►Bolsonaro realiza una visita no anunciada a la CIA en Washington
Jair Bolsonaro: “La democracia existe cuando las Fuerzas Armadas así lo quieren”
El viaje constituye la primera visita bilateral que como jefe de Estado que realiza Bolsonaro.
El mandatario brasileño fue invitado por su homólogo estadounidense, Donald Trump, al día siguiente de su toma de posesión, el pasado 1 de enero.
Catalogado por algunos analistas como el “Trump del trópico”, Bolsonaro no evitó y, más bien, acentuó durante su campaña electoral sus similitudes y coincidencias con el líder estadounidense.
“Hagamos a Brasil grande. Vamos a estar orgullosos de nuestra patria una vez más”, llegó a decir durante los meses previos a su elección en un claro guiño al lema de Trump: “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”.
Ambos mandatarios tienen un discurso nacionalista, abogan en lo económico por reducir el sector estatal y cuentan en sus bases con votantes que exhiben valores conservadores, como el rechazo al aborto.
“Al escoger Estados Unidos como el destino de su primer viaje presidencial, Bolsonaro intenta materializar su afinidad con Trump y reforzar su alineamiento ideológico con ese país, en contraposición a lo que ocurría con los gobiernos anteriores”, escribió en un análisis Ricardo Senra, corresponsal de BBC Brasil en Washington.
-
Más allá de su retórica, la posible alianza entre Bolsonaro y Trump se ve fortalecida por algunos asuntos en los que sus visiones e intereses confluyen.
BBC Mundo te cuenta cuáles son los tres temas que les aproximan en estos momentos y cuál puede ser un punto de fricción.
1. Crisis en Venezuela
Junto a Colombia, Brasil es uno de los más afectados por la crisis política y económica que vive Venezuela, país con el que comparte una frontera de más de 2.000 kilómetros.
En los últimos años, miles de venezolanos han cruzado hacia Brasil.
En Boa Vista, la capital del estado de Roraima, la presión migratoria ha generado severos problemas en la prestación de servicios públicos y ha causado un incremento de las tensiones sociales.
Ante esa situación en Venezuela, Washington y Brasilia comparten una misma postura. No solo fueron los primeros países en reconocer al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como “presidente encargado” de la República, sino que ambos han presionado abiertamente al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para que abandone el poder.
La Casa Blanca reveló que “la restauración de la democracia en Venezuela” y los “esfuerzos para entregar ayuda humanitaria” en ese país son asuntos presentes en la agenda bilateral entre Trump y Bolsonaro.
En febrero pasado, la oposición venezolana intentó ingresar al país camiones con ayuda humanitaria, procedente en gran parte de Estados Unidos.
La carga fue rechazada por el gobierno de Maduro que lo consideró como una injerencia indebida en los asuntos internos del país.
2. Alianza en seguridad y defensa
Estados Unidos ve a Brasil como un aliado fuerte fuera de la OTAN.
Trump ha criticado esa alianza militar y, de hecho, ha amenazado veladamente con retirarse de la misma en un intento de presionar a los países socios para que incrementen sus respectivas contribuciones.
La posibilidad de negociar nuevos pactos de cooperación en seguridad y defensa entre Brasil y Estados Unidos es algo que está en la agenda de ambos gobiernos, aunque se trata de convenios que no entran en vigor de forma inmediata sino que requieren aprobación legislativa.
En el 2010, por ejemplo, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Barack Obama firmaron unos acuerdos para proteger información militar sensible, con énfasis en tecnología, sistema y equipos, adquisición de material e intercambio de información y experiencias; pero estos solo entraron en vigor poco antes de una cumbre entre Obama y Dilma Rousseff -la sucesora de Lula- en el 2015.
3. Acuerdo espacial
El posible uso comercial por parte de Estaos Unidos de la base de lanzamientos espaciales Alcántara, en el estado brasileño de Maranhão, es otro de los temas que acerca en estos momentos a ambos gobiernos.
A inicios de la década de 2000, las autoridades de ambos países comenzaron a explorar esa posibilidad pero las conversaciones fueron abandonadas en el 2003 y, posteriormente, retomadas en el 2013.
Recientemente, Washington y Brasilia han estado trabajando en una acuerdo de salvaguarda tecnológica que permitiría a Estados Unidos lanzar satélites y cohetes desde esa base con la condición de que el territorio de la misma permanezca bajo jurisdicción brasileña.
En una declaración hecha en directo a través de redes sociales, Bolsonaro defendió recientemente esa posibilidad y señaló que Brasil está “perdiendo dinero” por no explotar comercialmente esas instalaciones.
La fricción: la sombra de China
Estados Unidos y China negocian la salida a una guerra comercial que se ha intensificado con la decisión de Trump de imponer aranceles a las importaciones de productos chinos, en especial acero y aluminio.
El comportamiento del mandatario estadounidense, quien alega la necesidad de proteger empleos en su país, ha sido criticado por Beijing como “expansionismo comercial”.
Este choque coloca a Brasil en una situación compleja pues, como dijo Bolsonaro poco antes de viajar a Washington, en términos de volúmenes de comercio, China es el “gran socio” de Brasil, ocupando Estados Unidos un segundo lugar.
El mandatario brasileño reconoció la importancia de Beijing en un mensaje transmitido a través de redes sociales, en el cual además anunció sus planes de viajar al país asiático en la segunda mitad del año.
Por si fuera poco, se prevé que en marzo de 2020 se realice la subasta de las bandas de frecuencia para el establecimiento de los servicios de internet 5G en Brasil, un proceso en el que China quiere participar.
Washington y Beijing están enfrentados por el 5G. Estados Unidos afirma que sospecha que las empresas chinas -como Huawei- dejan huecos en el sistema para permitir el espionaje y, por ello, intenta persuadir a otros países como Brasil para que rechacen el uso de tecnología china para sus sistemas de internet de quinta generación.
Según reseñó este lunes la agencia Reuters, un alto funcionario estadounidense alertó a sus contrapartes brasileños sobre sus preocupaciones en torno a la posibilidad de que los equipos de Huawei en las redes de 5G puedan ser utilizados para espiar a los gobiernos occidentales. Algo que Beijing niega.
Un funcionario de Brasil, hablando en condición de anonimato, le dijo también a Reuters que su país no quiere quedar en medio de la disputa entre Estados Unidos y China por Huawei pero que, al menos por ahora, no se prevé que vayan a establecer barreras para esa compañía en su país.
Al mismo tiempo, sin embargo, cabe destacar que el domingo durante la cena de recepción en honor a Bolsonaro en la residencia del embajador de Brasil en Washington, el ministro de Economía de ese país, Paulo Guedes, habló sobre la dependencia de China y detalló cómo el gobierno piensa diversificar sus relaciones comerciales.
Así parece que el gobierno de Bolsonaro tendrá que hacer algunos juegos de equilibrio entre Washington y Beijing.