Comprarse un auto sin autorización del gobierno en Cuba es posible desde hoy. Pero este sueño está al alcance de pocos bolsillos.
El 19 de diciembre se abolió la restricción que exigía tener permiso gubernamental para adquirir un vehículo y desde la entrada en vigor de la medida, cualquier cubano tiene el derecho de comprar un coche. Siempre y cuando disponga del dinero para hacerlo.Los autos de segunda mano y nuevos solo los vende el gobierno y tienen un impuesto del 100%.Los autos de segunda mano y nuevos solo los vende el gobierno y tienen un impuesto del 100%.
Y los precios en Cuba distan de los de otros países: un Peugeot 508 en una de las salas de ventas de La Habana figura a US$262.000. Es decir, ocho veces más de lo que cuesta en el Reino Unido.
Y el sobreprecio no solo corre para autos nuevos. Un Peugeot 206 con cinco años de uso, por ejemplo, puede costar fácilmente unos US$85.000.
En la mayoría de los países latinoamericanos, por la misma cantidad sería posible comprar al menos una casa.
Más allá del evidente sobreprecio en comparación con el mercado internacional, Cuba es un país donde la gran mayoría de la población todavía gana un salario fijado por el Estado de unos US$20 al mes.
Mercado negro
Desde la Revolución que catapultó a Fidel Castro al poder en 1959, los cubanos debían conseguir un permiso del gobierno para comprar vehículos nuevos, un privilegio otorgado principalmente a los altos funcionarios, los mejores atletas y los artistas.
“El privilegio fue concedido a unos pocos elegidos y, a menudo, negociado en el mercado negro por grandes sumas de dinero en efectivo”, comenta Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en La Habana.
Con la llegada del hermano de Fidel, Raúl Castro, al poder, el gobierno comenzó a realizar una serie de reformas para eliminar restricciones impopulares.
En el 2011, se autorizó la compraventa de automóviles usados entre cubanos, pero esa primera apertura no eliminó el requisito de la firma del vicepresidente, prohibía comprar autos nuevos y limitaba el número de vehículos de un extranjero residente a dos durante toda su estancia en el país.
La disposición que entra en vigor elimina esas restricciones. Sin embargo, muchos creen que solo una minoría de los cubanos podrá beneficiarse con la medida.
Monopolio
El Estado mantiene el monopolio de las ventas de automóviles nuevos y los precios fijados son elevados.
El gobierno argumenta que una porción importante de los beneficios de las ventas irán a renovar el decrépito sistema de transporte público de la isla e insiste en que esa es la prioridad.
Pero, señala Rainsford, esos ingresos se verán muy limitados a no ser que bajen los precios de los automóviles.
“El día antes de que se iniciaran las ventas, vi una turba de gente acercarse a una tienda para enterarse de los costos”, relata la corresponsal. “Quedaron bizcos con los precios, no lo podían creer. Muchos dijeron que era una locura”, asegura.