Los presidentes de Lufthansa y de su filial Germanwings visitaron este miércoles la zona de los Alpes franceses en la que se estrelló el A320, después de que saliera a la luz un supuesto video sobre el caos vivido a bordo en los últimos momentos.
La justicia francesa negó saber de la existencia de este video grabado al parecer con un teléfono móvil e instó a toda persona que posea una grabación ligada a la catástrofe que la entregue a los investigadores.
“En la hipótesis de que una persona tenga tal vídeo, debe entregarla sin tardanza a los investigadores”, agregó el fiscal a cargo de la investigación, Brice Robin, en un comunicado transmitido a la AFP.
Robin desmintió que “en el estado actual de las investigaciones, figuren en el legajo uno o varios vídeos” del avión de Germanwings que se estrelló el 24 de marzo.
El semanario francés Paris Match y el diario alemán Bild afirmaron el martes que tuvieron acceso a un vídeo filmado con un teléfono celular de los últimos momentos previos al siniestro, revelando que los pasajeros eran plenamente conscientes de que el avión iba a estrellarse y gritaron “¡Dios mío! en varios idiomas.
Un alto oficial de la gendarmería francesa, Jean-Marc Ménichini, indicó en declaraciones a CNN que los teléfonos encontrados en el lugar “todavía no han sido explotados”.
Los presidentes de Lufthansa y de Germanwings, Carsten Spohr y Thomas Winkelmann, llegaron el miércoles por la mañana a la zona de la catástrofe, donde rindieron homenaje a las víctimas ante la estela levantada cerca del pueblo de Le Vernet.
Spohr agradeció a los equipos de socorristas y prometió a las familias de las víctimas una ayuda continua.
Una semana después de la catástrofe, el teniente coronel Ménichini indicó el martes que “no hay más cuerpos en la zona” del accidente, y que la evacuación de los restos ha terminado. El trabajo de los equipos será ahora “recuperar efectos personales” de los pasajeros, precisó. La segunda caja negra del avión sigue sin ser encontrada.
- Identificación rápida -
Las autoridades francesas prometieron una identificación rápida de las víctimas a través de los análisis de ADN.
En Alemania, Lufthansa reveló el martes que el copiloto del avión de Germanwings, sospechoso de estrellar el avión con un saldo de 150 muertos, había informado a la aerolínea en 2009 de que había sufrido una depresión severa.
La compañía declaró que había entregado a la fiscalía documentos obtenidos “por medio de nuevas investigaciones internas”, “en interés de una elucidación rápida y sin falla” de las circunstancias del drama.
El presidente de Lufthansa afirmó la semana pasada que no tenía “el menor indicio” sobre las motivaciones del copiloto, Andreas Lubitz. Spohr explicó entonces que este había interrumpido “varios meses” su formación hace seis años por motivos que, según el responsable, no tenía derecho a revelar.
Más de 450 parientes de las víctimas viajaron al lugar de la catástrofe, pero entre ellos no estaban los de Andreas Lubitz, según las autoridades francesas.
Para hacer frente a las posibles demandas de indemnización por daños y perjuicios, Allianz, el consorcio que asegura a la compañía aérea alemana, hizo una provisión de 300 millones de dólares, indicó un portavoz de Lufthansa.
- La investigación de la BEA -
Aunque se demuestre que Lubitz provocó voluntariamente la catástrofe, no cambiarán los derechos a indemnización de los familiares de las víctimas.
El lunes, la fiscalía de Düsseldorf reveló que Lubitz había seguido en el pasado un tratamiento médico por tendencias suicidas. Citado por el diario Bild, un investigador barajó como “móvil principal” el “miedo” del copiloto a perder su licencia de vuelo “a raíz de sus problemas de salud”.
La Oficina de Investigaciones y Análisis de la aviación civil francesa (BEA) indicó, por su parte que está estudiando “las fallas sistémicas que pudieron llevar” al drama. “La investigación de seguridad se interesa en particular a la lógica del sistema de cierre de las puertas de las cabinas de pilotaje y a los procedimientos de acceso y de salida” de la misma, “así como a los criterios susceptibles de detectar perfiles psicológicos particulares”.
El A320 volaba de Barcelona a Düsseldorf y la mayoría de sus ocupantes eran alemanes y españoles. Un servicio ecuménico fúnebre se celebrará la tarde del miércoles en la iglesia católica de Haltern (oeste de Alemania), de donde eran los 16 alumnos alemanes fallecidos en la catástrofe.